Como del Erasmus en sí ya hablé en otra opinión, en esta me centraré en Lisboa, mi ciudad de acogida. A lo largo del año he tenido oportunidad de conocerla bastante bien, y ahora espero tener éxito en mi empeño por presentárosla a vosotros.
La mejor manera que se me ocurre para redactar esta opinión es hacer un «plan de visita», una especie de viaje organizado. Si te vas a ir a Lisboa, te lo puedes imprimir 🙂 estoy segura de que te vendrá bien, jeje. Este plan es más o menos el que seguí con los amigos que me vinieron a visitar… un poco más depurado ahora por la experiencia 🙂
Contenido de la Guía
Día 1 (supongamos que es viernes)
Suponiendo que llegaste a Lisboa por la mañana, metiste las cosas en el hotel/hostal, te diste una ducha… hay que ir pensando en comer. En casi cualquier sitio, salvo contadas excepciones de lujo, puedes hacer la comida completa por unos 6€, por 10€ te puedes dar una comilona de (casi)lujo. Mi recomendación: RESTAURANTE RIO COIRA. No sé la dirección exacta pero no tiene pérdida: casi en frente de la Sé (catedral), en la calle por la que pasa el tranvía 28, a mano izquierda según subes. Es un restaurante muy pequeñito, un negocio familiar. La comida está toda muy buena (especial mención al ARROZ DE MARISCO) y abundante y no es nada caro (con la ración de arroz para dos comen 3 sin problema, y costaba 12€ la última vez que fui por allí). Lo que tienes que tener en cuenta, tanto en el Rio Coira como en cualquier otro restaurante lisboeta, es que son un poquitín aguilillas y te van a poner entrantes (pan, mantequilla, patés, a lo mejor pescaditos fritos…) aunque no los pidas, y te los van a intentar cobrar aunque no te los hayas comido. Calculo yo (así a ojo) que esto ocurre un 80% de las veces, más o menos. Si no te has comido los entrantes, mira la nota (exígela siempre) y si pone «Covert: X€», pide que te descuenten esos X€.
Después de comer, ya que estamos tan cerca, podemos acercarnos a la Sé. Obviamente, ver la iglesia, por dentro y por fuera, es gratis. No es nada del otro mundo, la verdad. Es de estilo románico, y por eso no es muy vistosa (aunque tiene el mérito de ser bastante más antigua que la mayoría de catedrales de España, que son góticas), además está en bastante mal estado de conservación, pero si te queda de camino merece la pena, porque es parte del patrimonio de la ciudad. Dentro, en la parte alta, pagando (poco, creo que con carné de estudiante era 1€), puedes visitar lo que ellos llaman «o tesouro da Sé» (tesoro de la catedral). Es como un museo pequeño, en el que lo que más llama la atención son algunas reliquias (como una mano de no no me acuerdo qué santo, por ejemplo). A mí no me volvió loca, pero por 1€ merece la pena no quedarse con la curiosidad. Es un museo más, y eso depende de cuánto te interesen esas cosas.
Seguimos bajando, en dirección a la «Baixa«, el centro antiguo de la ciudad. Es una zona de calles perfectamente paralelas entre sí. Es donde están las plazas más famosas, de visita obligada. La primera de ellas, podría ser la Plaza del Comercio, con un impresionante pórtico y una estatua ecuestre en el centro. A menudo en esta plaza hay exposiciones y siempre hay bastante ambiente de turistas. Si necesitas preguntar la hora, aciertas antes en español que en portugués, jejeje.
Salimos de la Plaza del Comercio, por el centro del pórtico, caminando por la peatonal Rúa Augusta, en la que siempre hay puestecillos de artesanía, que le dan un color especial. También hay muchos hombres, de entre 40 y 50 años, con aspecto bastante normal, que hacen que hacen como que venden gafas de sol, y que ofrecen cantidades industriales de costo (sin, exagerar, trozos del tamaño de mi cartera) sin el menor pudor, ante la indiferente mirada de la policía… yo nunca he comprado, porque no fumo, pero me han dicho que es de una calidad muy mala, y carísimo… (?)
Bueno, después de curiosear un cuadro aquí, unos bolsos allá… seguimos subiendo por la Rua Augusta, y llegamos a la Plaza de dom Pedro IV, más conocida como Praça do Rossio. Pues una plaza como otra cualquiera, como la de Figueira, adyacente por la derecha, segun vamos (por el este). Merece la pena verlas, quedan bien en las fotos y tal, jeje. Y ya que estamos aquí, vamos a BEBER UNA GINJINHA (1ª de las 10 cosas que no debes dejar de hacer en Lisboa). La ginjinha es un licor de guindas, muy dulcito, un poquito más fuerte que el pacharán, pero no mucho más. A mí me encanta, jeje. Pero no debes beber mucho más de dos, porque al ser bastante dulce ni lo notas, pero se sube bastante rápido… Ah, ¿que dónde es eso? sí, perdona…
bueno, hay un par, pero la más famoso es en el Largo de São Domingos, al otro lado de la Praça do Rossio, más o menos enfrente al Teatro Nacional (que, por cierto, es otra cosa a la que sacarle una fotillo, jejeje), pero más a la derecha (este). Es un chiringuito muy pequeño, con espacio sólo para pedir y tomarse el chupito (en vasito de plástico) fuera, pero es parte de la gracia. Si por casualidad estuviese cerrado, que es que no me sé los horarios, prueba en otro que está en la calle que empieza justo enfrente a ése (Rua das Portas de Santo Antão), a mano izquierda, la segunda o tercera casa.
Bueno, después de probar la ginjinha, vamos a la 2ª de las 10 cosas que no te puedes perder: LA IGLESIA DE SÃO DOMINGOS. Está justo ahí, en el Largo de São Domingos, no tiene pérdida (salvo que no identifiques la fachada como de una iglesia). Creo que es la iglesia más impresionante que he visto en mi vida (y creedme que he visto unas cuantas). Y el caso es que la descubrí prácticamente sola, no había oído hablar antes de ella… hasta que mi compañero de casa me llevó 🙂 Es una iglesia muy especial, diferente a todo lo que hayas podido ver antes. Fue de lo único de la zona que quedó en pie tras el terremoto de 1755, y aún hoy se le ven las cicatrices en las columnas casi sin adornos. Llama la atención que tiene sillas en lugar de bancos y, en general, al entrar parece que retrocedas en el tiempo. Y el color… es indescriptible. Además, de esta iglesia no se ven muchas fotos por ahí, así que merece la pena doblemente.
Volvemos dirección a la Baixa por la Rua do Carmo, y llegamos casi sin darnos cuenta al elevador de Santa Justa. Ya que estamos, podemos subir, que no es demasiado caro. Si tienes algún abono de transporte, de hecho, resulta gratis; si no, te tienes que comprar un billete de ida y vuelta (1,40€), que tampoco es mucho. Y es que es un ascensor, pero a efectos de pagar es como si fuese un autobús/tranvía 🙂 estos portugueses, qué raritos… La gracia del elevador de Santa Justa es que lo hizo un discípulo de Eiffel, el de la Torre Eiffel de París. Y claro, te lo venden como si lo hubiese hecho él mismo, jejeje. Bueno, el hecho es que el ascensor te lleva a mitad de altura y luego tú tienes que subir unas escaleritas de caracol muy majas. Desde lo alto la vista la verdad es que merece la pena, todo alrededor: el castillo, la Baixa con sus principales plazas, las Ruinas de la Igrexa do Carmo (impresionantes, las mantienen sin restaurar en recuerdo del terremoto de 1755, que la destruyó), el río…
Bueno, entre la caminata y tal, se nos han echo como las 6 de la tarde y tenemos un poquito de hambre. ¿Qué tal ir a merendar a la archiconocida «Brasileira»? Para llegar seguimos por la Rua do Carmo, y luego subimos por la Rua Garret, hasta el final, el Largo do Chiado, donde está el café Brasileira. Tiene mucha fama, y es pelín caro… pero a mi entender es una parada totalmente prescindible. La gracia que tiene es que tiene una estatua de Fernando Pessoa sentado a una mesita, integrada con la propia terraza del café, así que a la gente le hace gracia sacarse una foto «tomándose el café con Pessoa». Bueno, pues mira, si te hace ilusión, adelante.
Pues bueno, hemos visto ya todo en la zona de Baixa/Chiado!! ¿Y ahora? A lo mejor queréis ir un ratillo a descansar al hotel, ducharse, cambiarse de ropa, etc… para después ir a cenar a un restaurante de fado y a salir por el Bairro Alto. Sí, buena idea 🙂
Restaurantes de fado en el Bairro Alto los hay a cientos, pero casi todos son carísimos. La mayoría lo que ofertan es el «menú turístico» (ya llevando el apellido «turístico» debería hacernos sospechar al momento de su calidad de «oferta», jejeje), por unos 20 eurazos, lo que a mí y mis colegas se nos sale bastante de presupuesto, y lo peor es que ese es el consumo mínimo en noche de fado… pero no nos desesperemos, buscando buscando, se encuentra algún restaurante que no exige consumo mínimo. Yo encontré uno con unos amigos que me vinieron a visitar, y quedamos encantados. Se llama » Já Disse», y está en la Rua do Diário de Notícias, nº 42 – 46 (en el mismito centro del Bairro Alto). El trato excelente, comimos muy bien, los fadistas muy simpáticos (aunque bajo esa simpatía se escondía el interés de vendernos un disco…) y pagamos poquito más de 10€ por cabeza. Chapeau!!
Después de cenar, vamos a dar una vueltecita por el Bairro Alto. Es la zona de marcha más «alternativa» de la ciudad. Hay bares de todo tipo, y me volvería loca si intentase hablar de todos los que conozco y dónde están. En la Rua da Atalaya están la mayoría de los bares gays de la ciudad, incluyendo la famosa discoteca Frágil (en el 128, que si no lo sabes no la encuentras ni de guasa), a la que la verdad es que nunca entré… Por todo el Bairro Alto hay bares de todo tipo… de tí depende elegir el que más te guste.
Una palabra importante para esta noche: IMPERIAL, es una caña, una cerveza de grifo. En la mayoría de sitios será de SuperBock, la cerveza lisboeta por excelencia. En otros será Sagres, su gran competidora, un poco más fuerte y amarga, por lo que yo la prefiero, aunque no soy una gran degustadora de cervezas. La imperial suele rondar el euro, es lo más barato para beber. Es bastante habitual que los bares tengan también IMPERIAL PRETA (caña de cerveza negra). Si os coincide lo recomiendo encarecidamente. Yo nunca había probado la cerveza negra antes de venir a Lisboa y no sé cómo saben otras (lo averiguaré antes o después), pero el sabor como a café tostado de las cervezas negras portuguesas me ha encantado, y ahora soy fan :-D. También hay SuperBock y Sagres pretas de botellín (que se dice «garrafa», leído como gajafa) pero suele ser un poco más caro, en torno a los 2€.
Por un poco más de dinero (4€, más o menos), en muchos bares te puedes tomar una genuina caipiriña, hecha con cachaza (el aguardiente de caña de azúcar brasileño), lima, azúcar camarelo (azúcar de caña clarito y molido que parece glass, y que tiene un sabor muy diferente al azúcar a que la mayoría de españoles estamos acostumbrados) y mucho hielo triturado. El hecho de ser hecha con cachaza y azúcar amarelo le dan un sabor muy especial. Normalmente en España se hace con vodka, y es totalmente diferente (en Lisboa llaman «caipiroska» a la caipiriña echa con vodka). De las que he probado, la mejor caipiriña del Bairro Alto es la de «Páginas Tantas» un bar de Jazz en la Rua Diário de Noticias, que recomiendo para ir a tomarse una de tranquis, sentadito y hablando con los colegas.
En el bairro alto hay infinitos bares, y cada uno tiene su punto… no puedo convertir esta opinión en un monográfico sobre ellos. Experimenta!!
Después de la noche de marcha, que en el Bairro Alto acaba a las 4 más o menos, al hotel a dormir, que mañana será otro día 🙂
Día 2 (sábado)
No es por casualidad que haya distribuido esto de manera que haya un sábado por el medio. Si estás un sábado por la mañana en Lisboa, aqui tienes la 3ª de las 10 cosas que no te puedes perder: EL MERCADO DE LADRA. Me han dicho que si vas muy muy temprano (como a las 5 de la mañana) te puedes comprar tecnología robada (portátiles, cámaras de video…) a precio de risa. No lo he comprobado, y yo no compararía… por rechazo y por miedo, pero no dudo que sea verdad. Una vez vi a un tipo intentando vender una cámara de video digital como a las 12 de la mañana. Me apuesto a que lo había robado allí mismo. Pero bueno, a lo que iba. A media mañana, el mercado de Ladra, es un hervidero de gente en el que te puedes comprar las cosas más variadas. Y si regateas bien, puedes conseguir precios francamente asombrosos :-). De lo que más hay es ropa (prendas usadas 0,50€, y también nueva), libros, artesanía, discos y todo tipo de trastos (hay algunos puestos que parecen el desván de mi casa, jejeje).
El mercado de Ladra está en la zona de Alfama. A la vuelta, 4ª cosa que no te puedes perder de Lisboa: PERDERSE POR ALFAMA . Es un barrio encantador: callejuelas, callejones, escaleritas, subidas, bajadas, ropa tendida, flores en los balcones… típico típico, vaya 🙂 Para mi gusto, las mejores fotos de la ciudad las harás por aquí 😀
Por Alfama también es un sitio para buscar dónde almorzar. No tantos como en el Bairro Alto, pero hay muchos restaurantes. La mayoría son pequeñitos y cutrecillos, pero se come muy bien y muy barato. Y lo mejor es que no están muy orientados al turismo, es la Lisboa de cada día, y al ser una de las zonas más pobres de la ciudad, tienen los mejores precios, sobre todo si os metéis por los callejones más estrechos. Es el momento de probar el famoso BACALHAU (bacalao), en cualquiera de sus infinitas preparaciones. Recomendable especialmente el Bacalhau con Natas, que es un revueltillo con bacalao, patata, nata y algunos otros ingredientes. Muy muy bueno y muy muy típico. También, si es la época del año adecuada (primavera), fantástico el CARAPAU GRELHADO (chicharro a la plancha), que es baratísimo (lo más barato que hay) y está delicioso. O si lo prefieres, sardinas, por poquito más, pero yo me quedo con el chicharro.
Después de comer enfilaremos hacia el Castelo de São Jorge, que está en Alfama también, a toque de ir caminando, si no estáis muy cansados. De camino, se pasa por delante del Miradouro de Santa Lúzia, que es uno de los más famosos de la ciudad, pero para mi entendimiento más por su estratégica situación justo en la parada del eléctrico 28 (el tranvía más típico de la ciudad) para el castillo que por su belleza. No es que esté mal, es que en Lisboa hay mil miradores mejores. Lisboa es la ciudad de los miradores. Contando con la paradita de rigor en este mirador, a las 4 o así podemos estar en el Castelo. Hasta no hace mucho, la entrada era gratuita, ahora cobran, pero no es demasiado, creo que 2€ o algo por el estilo. Merece la pena, sin dudarlo. Posiblemente el Castelo sea el mejor mirador de la ciudad: tiene unas vistas amplísimas todo alrededor. Con una cámara que lo permita, las panorámicas pueden ser de libro. En el castillo además hay bares en los que tomarse una cervecita tranquis, y a veces algún evento de música en vivo. Y si es invierno, que anochece pronto, la 5ª cosa que no te puedes perder (para románticos) es VER ATARDECER EN EL CASTELO DE SÃO JORGE.
Sin forzar, a las 6 o así de la tarde, bien descansaditos, salimos del Castelo. Si es invierno ya será de noche y no merece la pena hacer mucho más en lo que queda del día. La mejor opción, aprovechando que estamos cerca, es ir a tomarse algo al CHAPITÔ (sobre el que ya escribí una opinión), que considero la 6ª cosa a no perderse en Lisboa. Si fuese yo, aunque es un poco caro, en lugar de estresarme para intentar ver más cosas, me lo tomaría con calma, me quedaría allí a charlar y a cenar en la terraza. Las vistas son espectaculares y hay posibilidades de que tengas algún espectáculo imprevisto en vivo. Si hay algún concierto, empezará a las 11. Pero ojo, yo recomiendo, al ser sábado, irse a dormir temprano, porque el domingo por la mañana las entradas a muchos sitios son gratis y merece la pena levantarse temprano para aprovechar.
Día 3 (domingo)
Suponiendo que me habéis hecho caso y que os habéis levantado tempranito, digamos que salís del hotel/hostal a las 9 de la mañana o poco más. Vamos a ir a Belém, la zona más claramente turística de Lisboa.
Para llegar a Belém, en transporte público, lo más fácil es ir en metro hasta Cais de Sodré y luego pillar el eléctrico 15. Por la parada de éste no os preocupéis, que la reconoceréis 🙂
Justo a la salida del 15, está la famosa Fábrica de PASTÉIS DE BELÉM, 7ª cosa que no te puedes perder. Sobre ésta escribí también otra opinión ya. Decir que, en contra de lo que pueda parecer desde afuera, por dentro es enorme, te internas y encuentras sala tras sala, estancias enormes con cientos de mesas y sillas. En serio, lo más grande que he visto en la vida, en lo que a cafeterías se refiere. Es un sitio genial para tomarse el desayuno, con un par de los famosos pastéis 🙂 (palabra útil: GALÃO, es un café con leche grande).
Tras el desayuno, iremos a ver la zona. Lo más cerca es el mosteiro dos Jerónimos, que tiene una fachada espectacular. Es el icono del estilo manuelino, la variación portuguesa del gótico final, con incorporaciones mudéjares y renacentistas. Lamentablemente, yo nunca pillé el mosteiro abierto al público, aunque me consta que a veces lo está.
Después del Mosteiro, atravesamos hasta el monumento a los descubrimientos. A mí no me triunfó mucho, pero merece la pena por los jardines que le rodean y toda la zona en general, desde la que además se ve el archifamoso puente 25 de Abril, una de las fotos más características de Lisboa.
Finalmente, tiramos hasta la torre de Belém (para la que aún hay que caminar un ratillo a lo largo de la orilla del rio), de la que digo lo mismo que del Monumento a los Descubridores. He leído por ahí que alguien opina, refiriéndose a la Torre de Belém, que «aunque Lisboa no tuviera otros encantos, solo la contemplación de su belleza justificaría el viaje». FALSO, no estoy para nada de acuerdo. La torre de Belém es muy bonita, es verdad, pero para mí es una de las cosas más prescindibles en todo este plan que estoy haciendo.
Por cierto, andad ligeros, que creo que cierra todo a las 2!!.
Se ha hecho hora de comer y aún estamos en Belém. Por aquí hay algunos restaurantes, pero yo no me arriesgaría, debe ser lo más caro de la ciudad… si aguantáis, volved al centro. O si no una fabulosa idea, si no hace demasiado frio ni llueve, puede ser llevarse cosas para hacer un picnic. Creo que es lo mejor, porque en cualquier caso, para cuando volvieseis a estar en el centro, sería también un poco tarde, que los portugueses comen a las 12 del mediodía…
Domingo por la tarde… ¿y ahora qué?
Se acaba la visita, y casi todo lo imprescindible ya lo hemos visto. A partir de aquí, toca tomar algunas decisiones.
Una opción es acercarse a la zona de la Expo, cuyo principal atractivo es el puente Vasco de Gama, el más largo de Europa con poco más de 17 kilómetros. Esta zona está bien para pasear un rato y tomarse algo en alguna de las infinitas terrazas que hay. Para ir, recomiendo el metro, ya que se trata de la línea roja, que me encanta, porque es muy nueva bonita. Hay un funicular que debe molar, pero yo nunca lo usé, porque me parece demasiado caro, 3€…
Otra opción es atravesar el río para ir hasta el Cristo de Almada. Lo malo es que en domingo es un poco rollo, porque no circulan los buses 52 y 53, que son los únicos que cruzan el rio. Si tenéis coche, pues guay, si no, podéis atravesar el rio en barco y después pillar un bus que sube hasta el Cristo. A mí me encanta este lugar. Las vistas son espectaculares; en días claros abarca desde Belém al puente Vasco de Gama, en sendos extremos de la ciudad. Además para mí personalmente la imagen de Cristo vivo antes de ser crucificado, con los brazos abiertos como en un abrazo… es… uff… especial… Importante: a las 6 de la tarde cierra el recinto, así que llegad antes!!!
Pero elijas lo que elijas, a la vuelta, la 8ª cosa […] es el CENTRO COMERCIAL DA MOURARIA. Este centro comercial no tiene nada que ver con lo que estás pensando. No tiene escaleras mecánicas, ni aire acondicionado. No hay McDonalds, ni Telepizza ni salas de cine. Aquí lo que hay son tres plantas de tiendas principalmente chinas e indias pensadas para clientes chinos o indios. Si eres de los que les gusta experimentar en la cocina, esta es la tuya. Las especias más raras, curry, leche de coco, sal negra… en definitiva, todas esas cosas que antes sólo habías visto en los documentales de la 2, están, ahora, ante ti. Y en cuanto a ropa lo mismo. Si querías un velo, un sari o una túnica, es la tuya. Y todo increíblemente barato. Ah, para llegar, muy facil, en metro, linea verde, Martim Moniz. Ni tienes que salir a la calle, la parada es una entrada al centro comercial. Sin ser en metro, puedes entrar por la entrada principal, en frente de la plaza de Martim Moniz.
Eso sí, no recomiendo andar por la zona de la mourería con aire de turista y mucho dinero o cosas de valor, aunque sea a plena luz del día. Lisboa no es para nada una ciudad peligrosa en el sentido vital de la palabra (de hecho tengo entendido que es una de la ciudades con menos delitos de sangre del mundo), pero sí lo es para las carteras y teléfonos móviles de la gente. Creo que el 70% más o menos de los erasmus que conocí fueron atracados/robados alguna vez; de los cuales posiblemente el 10% más de una (a mí me «sustrajeron» una chaqueta de piel en un bar, en un minuto de despiste). Y la zona de A Mourería es de las que peor fama tienen, si no contamos Amadora, que ya está en las afueras.
Bueno, si hemos comprado cosas, tenemos que ir a llevarlas al hotel, y aprovechar para descansar un ratillo y tal y cual. Aprovechando que es altamente probable que éste esté en la zona del Marqués de Pombal (la zona con mayor densidad hotelera de la ciudad), podemos ir a ver el Parque Eduardo VII de paso, que está al ladito (bueno, si lo ves desde la ventana del hotel igual no merece la pena, jejeje). Desde lo alto de este parque, sacaremos una de las fotos más típicas de la ciudad, con el Marqués en el centro y al fondo el rio. Muy bonito. Espero que tengas buena luz 🙂 Si no, puedes volver mañana, antes de irte.
Pues nada, ahora a por la 8ª cosa […] BOTELLÓN EN EL MIRADOR DE SANTA CATARINA (más conocido como de Adamastor), aprovechando que aquí no está prohibido 🙂 No es necesario que te pilles una borrachera, jajaja, pero el mirador merece la pena de noche. La vista es del puente 25 de abril con el Cristo, y del puerto. Allí siempre suele haber gente hasta tarde (hasta las dos o así), a menudo gente con guitarra y darbuka, amenizándola. Resulta encantador. Y ya si tienes suerte (o te informas bien) y te coincide un nacimiento o puesta de luna puede ser glorioso :-D. Para llegar, desde la plaza de Camões (metro, lineas azul y verde, Baixa-Chiado), subís por la Rua do Loreto y todo recto todo recto, lo encontráis en seguida.
Bueno, después de esto, un taxi (a menos que aun no sea la 1, que aún habrá metro) y al hotel a descansar, para emprender el viaje de vuelta al día siguiente! Por supuesto que no lo hemos visto todo, pero casi, y lo que haya podido quedar queda para la próxima visita 🙂
Anotaciones importantes
- Los taxis son bastante baratos, pero un poco aguilillas muchas veces, con lo que si te ven cara de no-me-entero-ni-del-nodo darán un rodeo para cobrarte más. Tú pon la cara de yo-lisboa-me-la-conozco-como-la-palma-de-mi-mano más convincente que puedas 🙂
- Para 2 o 3 días, si vas a depender del transporte público, conviene sacarse la tarjeta 7Colinas, que va por días (algo menos de 3€ al día) y te permite andar con total libertad por toda la ciudad, sin límite de viajes en metro, buses, eléctricos y elevadores (incluido el de Santa Justa).
- La gente, en Lisboa, siempre oigo a gente que viene de visita que son muy amables y tal. Yo, a dia de hoy, y pido disculpas a quien se pueda sentir metido en el lote, creo que en general lo que son es muy falsos (desde luego hay muuuucha gente que no, claro, faltaría más). Pero creo que la mayoría son muy «quedabien» y en realidad no te puedes fiar. Por ejemplo, lo que digo de que en todos los restaurantes te intentarán cobrar los entrantes aunque no te los hayas comido. Muy amables y tal, pero NO es un despiste. Me fastidia decir esto, de verdad, pero es lo que yo he aprendido en un año…
- Creo que la mejor temporada para venir es octubre. Ya no hace tanto calor como en verano, pero aún no hay demasiado peligro de que llueva, y los días aun son lo bastante largos como para que dé tiempo de cansarse antes de que anochezca. En junio/julio/agosto la ciudad está más bonita, pero yo creo que no la disfrutas, siempre cansado y sudando… También puede ser guay a principios de primavera, que hay conciertos gratis por toda la ciudad. Unos amigos míos vinieron en diciembre, en el puente de la constitución, y también muy bien, porque ya había decoración navideña, y eso es un punto. Hacía un poco de frio, pero nada exagerado, y no llovió nada. Lo malo, que anochecía como a las 5 de la tarde… pero madrugando un poco aún tienes bastantes horas de luz para ver las cosas. Además, de octubre a mayo tienes la ventaja de que es temporada baja, y te ahorras unas perrillas de hotel (de 5 a 10€ por noche fácil, o más si regateas, cosa que deberías, pues es lo normal aquí).
- Cuidado con las cosas que funcionen con monedas. Parquímetros, máquinas expendedoras y cabinas telefónicas son tan frecuentemente atacados, rotos y robados, que la mayoría no funcionan, se tragan las monedas del inocente turista y no hacen su función. El parquímetro en fin de semana no lo vais a necesitar. Para los días de semana, fijaos en los otros coches: si tienen tickets válidos, adelante, intentadlo; si tienen notas del estilo «el parquímetro no funciona», no dudéis en copiarlo.
Ah, os estaréis preguntando por las 9ª y 10ª cosas que no te puedes perder de Lisboa, no? Eso es para cuando vengáis con más tiempo 🙂 La 9ª ir a ver PUESTA DE SOL DESDE EL PONTO FINAL, al otro lado del rio, en Cacilhas. El punto final es un bar/restaurante que está justo al otro lado del puente. Yo fui una vez y solo tomé una imperial. La puesta de sol, sobre el rio, por detrás del puente 25 de abril, sencillamente espectacular. Para la 10ª, necesitáis un día entero, y mejor de entre semana para evitar el exceso de gente. Es IR A SINTRA, a una media hora en tren, el pueblo de montaña donde está «Palacio da Pena», que parece de un cuento de hadas; el «Castelo dos Mouros», de uno de aventuras; el «Paço da Vila», y muchas otras cosas que ver. Sintra tendría que ir en una opinión aparte.
Bueno, espero que haya quedado bien, porque ya me he cansado de escribir, espero que no haya sido mucho coñazo de leer.
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