Crómlech de los Almendros
Visitamos el Cromlech de los Almendros en Évora (Portugal). ¿Cómo es, qué significado tiene y porqué es el más importante de la península?
La villa de Évora se encuentra en la comarca del Alentejo, a mitad de camino entre Lisboa y Extremadura, es por ello que denota un cierto aire extremeño.
Gracias a su situación geográfica fue punto de encuentro de romanos, árabes y españoles y puede presumir de ser una de las ciudades más antigua de toda la península ibérica.
Conserva como pocas el encanto de su centro histórico, sus restos romanos (el templo de Diana) y una gran mezcla de estilos, entre los que destacaría las construcciones eclesiásticas característica de toda la zona del Alentejo, verdaderamente espectaculares e inexpugnables.
Toda la ciudad es maravillosa, lo recomendable es patear sus calles porque en cualquier punto encuentras ARTE. A muy poquitos pasos la catedral, el palacio Vimioso, la torre con cinco esquinas…. Sería imposible enumerar todo lo que merece la pena ver, porque es la ciudad completa.
Está amurallada villa de estrechas y blancas callejuelas fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1986, al considerarla el mejor exponente de la época de oro portuguesa.
De su época romana destacan tanto el templo de Diana que se encuentra en el centro del casco histórico y que data de principios del siglo III después de Cristo, como el acueducto, que sufrió una importante reforma en 1522.
Su muralla ha sufrido diversas transformaciones a lo largo de la historia; tenemos por un lado la «cerca velha» de la que solo se conservan algunos torreones y puertas, mantenida durante los siglos I a XII; dado que quedó prácticamente derruida, en el siglo XIV se levantó la «cerca nova» de la que se conserva la parte noroccidental y ya en el siglo XVII se construyó la «cerca novissima».
Intramuros, caminando por sus callejas entre comercios que venden la artesanía típica de allí, llegamos hasta su catedral románico-gótica que alberga un hermoso claustro y de la que destacan también tanto el coro de madera tallada como el museo religioso plagado de reliquias.
La antigua universidad, de corte renacentista, también es merecedora de una visita.
El Convento dos Loios es hoy Pousada, el equivalente portugués a nuestros Paradores Nacionales, y que al igual que en estos, se puede acceder hasta donde nos dejen.
Una de las cosas más curiosa que se puede ver en la villa de Évora es la escalofriante Capela dos Ossos, y digo escalofriante porque sus paredes y bóveda están recubiertas de cráneos y huesos de monjes (más de 500); nadie se resiste a pagar el euro que te cobran a la entrada para poder sacar fotografías, el morbo es así.
A la entrada una inscripción reza en portugués «Nos ossos que aquí estamos, Pelos vossos esperamos», esto es, «Los huesos que aquí estamos, a los vuestros esperamos»; su lectura mezclada con el entorno, te pone los pelos de punta.
Gastronómicamente es fantástica, cientos de restaurantes se ofrecen a los turistas tan habituales de la zona, no hay que olvidar que se encuentra en la ruta de Lisboa. Para comer ofrece múltiples alternativas; en los alrededores del casco antiguo se puede elegir entre una variedad de mesones donde degustar un vino verde con algún plato típico de la zona. Por los aledaños de la plaza uno de Mayo también hay restaurantes donde reponer fuerzas, y otra opción es sentarse en una de las terrazas instaladas en la misma plaza.
Évora de noche es una maravilla, sus calles tenuemente iluminadas emanan tranquilidad.
Y en cuanto a artesanía, recuerdo especialmente, los muebles de madera de colores alegres, las alfombras y las portadas de casas en miniatura para colgar, copia de los originales que vas encontrando por cualquier rincón.
En definitiva, un viaje que no se puede perder nadie y que ya tengo ganas de repetir, con más tiempo y deteniéndome más en Évora.
Visitamos el Cromlech de los Almendros en Évora (Portugal). ¿Cómo es, qué significado tiene y porqué es el más importante de la península?