El pasado verano decidimos pasar las vacaciones en la zona de Beiras de Portugal y estuvimos varios días en Aveiro por su buena situación para visitar playas y estar unos días en esta pintoresca ciudad.
Aveiro es famosa sobre todo por su ría, y está atravesada por canales que son navegables en los famosos «Moliceiros» que todavía hoy utilizan muchos ciudadanos para faenar en la ría y extraer esa especie de algas que luego se transforman en abono para los campos.
Lo primero que te sorprende al llegar es la baja altura de las casitas, el azulejo portugués tan característico en todo el país y los canales distribuidos por la ciudad.
En Aveiro se mezcla lo moderno con lo típico de toda la vida, esto es, te puedes encontrar en la mitad de la ciudad con un fantástico centro comercial al estilo de los españoles como sumergirte en las calles empedradas y cenar en un típico restaurante pescadito del bueno al horno, imprescindible probar el bacalao, las espetadas de langostinos, pulpo y calamares..Recomiendo para cenar el mercado de pescado, tiene en su parte alta un restaurante bastante renovado desde donde cenas viendo los puestos del mercado que por la mañana se llenan de compradores y no es nada caro.
De noche tiene un ambiente especial, los bares en la zona del casco antiguo abren las puertas por completo y la calle se encuentra medio iluminada entre las tenues farolas y los destellos del interior de los locales. En caso de querer estar más tranquilos alrededor del canal central hay alguna que otra terracita donde descansar al fresquito..
Es imprescindible dar un paseo por la ciudad principalmente por las callejuelas que albergan al barrio de los pescadores y por supuesto conocer el “Mercado de los Peces” creado por el Infante y que es uno de los monumentos de visita obligada, además del Puente de Carcavelos que cruza el canal de San Roque, las casas de Art Nouveau o al otro lado del canal central donde nos encontraremos con la catedral y algunas iglesias, especialmente la de la Misericordia que es una de las muchas iglesias portuguesas cuyo interior está decorado con Azulejos.
También es imprescindible dar un paseo en barco por la ría y visitar Ovar y sus preciosos paneles de azulejos en algunas calles, aunque no puedo dejar de recomendar su gastronomía tan propia de la zona, como: la raya en salsa, las brochetas de mejillones, las anguilas… y un dulce de huevo cuyo nombre no recuerdo.
Contenido de la Guía
Aveiro Monumental
Al Sur del barrio marinero y del canal se halla la ciudad monumental, donde destaca la IGLESIA DE LA MISERICORDIA, con bella fachada barroca con azulejos azules, la IGLESIA DE LAS CARMELITAS, monumento nacional y la CATEDRAL DE SAO DOMINGOS, del siglo XVI, con añadidos barrocos y frente a la que se alza un bello crucero de estilo gótico.
Pero sin duda el mayor tesoro de la ciudad es el CONVENTO DE JESUS, actual MUSEO DE AVEIRO, que acoge una de las mejores muestras de esculturas de Portugal, aunque sus principales atractivos son el claustro renacentista, la capilla mayor (cubirta por completo de oro al más puro estilo barroco) y el sepulcro de Santa Juana (una hermosísima obra en mármol que acoge los restos de la hija del Rey Afonso V, la cual tomó hábitos y posteriormente murió en el convento en 1490).
Estación de Tren de Aveiro, no os la podeis perder, magnifica fachada de azulejo, no os podéis venir sin una foto de este sitio.
Mi ruta por Aveiro
Entramos en la ciudad por su zona principal (Rossio) donde pudimos verificar que la ría atraviesa la ciudad creando un paisaje único que interrelaciona el agua con el medio urbano. Allí cerca temos una de las innovaciones de los últimos tiempos, mas que no está mal en términos arquitectónicos, pues no desvirtúo la óptima vista sobre la ría, el Forum Aveiro.
En los barrios de la ribera encontramos la simbiosis del agua y de lo urbano, con pequeñas casas revestidas de azulejos, que dejan reflectar el agua. Calles estrechas nos conducen a inmensas pastelerías que tienen sus escaparates llenos de los típicos «ovos moles». En las avenidas más nuevas, el comercio traduce la sensación de riqueza y dinamismo comercial de una ciudad que también sucumbió al vicio del consumismo.
En el mercado de pescado, podemos ver la interesante estructura de la arquitectura del hierro, recuperada el año pasado, donde existe actualmente en funcionamiento un restaurante y a su largos, varios son los restaurantes donde podemos comer. Allí cerca de la plaza Humberto Delgado, podíamos ver a las palomas en la plaza pasearse pedicheando cualquier cosa para comer y debajo de los arcos varias mujeres, estaban vendiendo cajas de ovos moles y otros dulces.
Aún en la zona del Rossio, podemos tener acceso al puesto de información turística, donde amablemente nos dieron información y mapas de la localidad. Y también allí tenemos acceso al barco turístico que hace una travesía por la ría por el precio de 7€ por personas. No puedo describir el paseo porque no lo hicimos, mas pienso que si hubiese sido verano no me lo habría perdido.
Allí cerca se encuentran atracados diversos barcos decorados alegóricamente, haciendo alusión a diferentes cosas como por ejemplo la mítica Amalia Rodríguez, a diferentes dichos populares, etc. Son la carta de visita de la ciudad y sin ellos el colorido de la ciudad no sería el mismo.
Subimos en dirección a la avenida de Santa Joana, pasando junto a la Catedral y al Cruceiro de S. Domingos, donde se celebra la misa dominical y fuimos en dirección al Museu de Aveiro, donde, por ser domingo por la mañana, no tuvimos que pagar el precio habitual de entrada.
El Museu de Aveiro, es uno de los más notables museos nacionales de arte sacra y se encuentra instalado en el antiguo Convento de Jesús y a él se encuentra ligada la figura de la Infanta Santa Joana, que es la patrona de la ciudad. Aunque el edificio ha sufrido algunas alteraciones, mantiene aún muchos vestigios de su vida conventual.
Ya dentro tenemos acceso al atrio, a la capilla de Jesús, decorada con un retablo dorado, a varias capillas que tenían en su mayoría los altares en proceso de restauración, podemos admirar el túmulo de D. Gabriel de Lencastre, 7º Duque de Aveiro y el túmulo barroco de la Princesa Santa Joana. Aún podemos admirar el claustro con un chafariz decorado a azulejos de la primera mitad del s XVI y junto a él la Tribuna da Leitora Manuelina, donde se leían los salmos y pasajes bíblicos.
Sus paredes están revestidas de azulejos lisboetas. El museo contiene una exposición permanente que alberga diversas pinturas, esculturas, azulejos, mobiliario, etc de diversas épocas desde el s. XV hasta el s. XIX, muchas de estas piezas son alusivas a la vida de Santa Joana.
Después de salir del museo, el hambre ya se hacía sentir así que descendimos nuevamente al Rossio en busca de un restaurante y fuimos a dar al Restaurante Ferro, que es simultáneamente una pensión donde se puede dormir. Comimos bien, sin grandes formalidades, pues es apenas un restaurante de tercera, mas la comida era sabrosa y el trato muy agradable y conseguimos hacer una comida por cerca de 9€ (con entrantes, primer plato, zumos y postre).
Enseguida fuimos a caminar un poco por la ciudad, avistamos varios parques de «Bugas» (bicicletas) que están disponibles para cualquier persona por una módica cuantía. De esta manera pudimos conocer mejor la ciudad en un transporte alternativo, accesible a cualquier visitante y sin producir polución.
Pienso que la ciudad de Aveiro se encuentra agradablemente construida, oscilando entre las nuevas construcciones, mas que respetan una urbanística concreta, donde las partes ajardinadas conviven de la mejor manera con las zonas comerciales y residenciales. La zona industrial se sitúa fuera de la ciudad y así de pasada digo que para mi gusto es precisamente fuera de las ciudades donde se deben concentrar estas zonas, además de eso fuera de la ciudad está también el Retail Park y diversos hipermercados como el Feira Nova o el Carrefour.
También en una zona exterior, encontramos el parque de exposiciones y en una zona todavía más descampada, está localizado el nuevo estado Beira-Mar que fue construido especialmente para el Euro 2004. Ciertamente te parte el corazón ver aquel estadio de colores alegres donde están enterrados millones y millones de euros, allí expuesto de forma abandonada, sin cualquier infraestructura aprovechable a su alrededor, no hay nada allí, nada de nada, no hicieron nada para que aquel espacio fuese debidamente aprovechado, no hay estructuras deportivas, no hay un área comercial, no hay nada, es una pena…. existe un panel anunciando un restaurante que supuestamente está abierto todos los días, mas la verdad es que anduvimos alrededor de todo el estadio y no había ni un coche estacionado que pudiese ser de los empleados del restaurante y ni siquiera vimos la entrada de dicho restaurante.
Los alrededores de Aveiro
- La antigua fábrica de porcelana de Vista Alegre, donde se puede visitar la capilla de Nuestra Señora de la Peña de Francia sin pagar y es una verdadera obra de arte por el azulejo que adorna las paredes. Se puede llegar con el coche hasta el centro de lo que fue el poblado de los trabajadores y desde allí se accede tanto a la capilla, como a la tienda y la fábrica.
- La playa de Barra (Ilhavo). tiene un faro de 62 metros de altura construido en 1893 que es uno de los más altos del mundo.
- Costa Nova. Se caracteriza por presentar un paseo marítimo lleno de casitas pintadas a rayas de distintos colores, conocidas como «palheiros», son tantas y tan peculiares que no encuentras cuando parar de sacarte fotos con ellas al fondo..
- San Jacinto. Se trata de una reserva natural, nosotros no pudimos acceder porque al haber sido un verano de alto riesgo de incendios estaba cerrado al público, así que habrá que volver en otra ocasión..
Pueblos del Sur
- Ilhavo, pueblo al sur de Aveiro donde se encuentra la famosísima fábrica de porcelana de Vista Alegre, la mejor cerámica de todo Portugal a precios de fábrica, además es como un pueblo en pequeño muy pintoresco porque allí vivían todos los trabajadores de la fábrica, tenían su propia escuela, oficina de correos, Banco, tiendas, granja, iglesia, etc.
- Costa Nova un pueblo costero antiguo lugar de vacaciones donde predominan las casitas pintadas con franjas en colores azul, verdes, rojas, con pequeñas ventanitas adornadas con primorosos visillos de encaje de bolillos o ganchillo. Otra foto obligatoria recuerdo del viaje, es un sitio muy especial, no os arrepentiréis de visitarlo.
Pueblos del norte
- Al norte de Aveiro, el paisaje se hace agua, pues la ría adquiere su máxima extensión. Los terrenos sufren la oscilación continua de las mareas y el intercambio entre las aguas saladas y dulces. De camino a la barra Norte, hay que ir hasta Murtosa para llegar hasta el pequeño Porto do Bico, donde podemos hacer una parada para estirar las piernas en un precioso mirador con césped y mesas. Cruzando un puente que salva la ría llegamos a Torreira, con su puertecito pesquero y una pequeña colección de bateiras y moliceiros, auténticamente de postal.
- El extremo más meridional de la franja litoral Norte está ocupado por la aldea de San Jacinto, también comunicada con Aveiro por una línea regular de barcas. Limita con el mar y con la Reserva Natural das Dunas de Sao Jacinto, que hay que atravesar para llegar a la población. Este complejo dunar es uno de los más extensos y mejor conservados de Europa, comprende 66 hectáreas, en las que se alternan pinares, charcas y dunas. Poco antes del pueblo, al pie de la carretera está el centro de interpretación, desde el que parten excursiones para el avistamiento de aves.
Y porque ya me alargué de más voy a terminar por aquí, me resta a penas decir que debido al mal tiempo (solo cogimos un día y medio de sol sin lluvia) no pude disfrutar más de este distrito que es Aveiro, mas que vale bien la pena conocer sus encantos naturales y culturales….ah! y saborear os ovos moles, que son una tentación ¡!!
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