Aunque la historia portuguesa surja en Guimaraes, la parte que la relaciona con los Españoles está presente en esta región. Son muchos los monumentos que conmemoran las batallas que nos fueron ganadas y la mayoría de ellos están en un radio de muy pocos kilómetros, justo en el centro y como punto de partida Alcobaça.
Está situada entre Lisboa (100 Kms) y Leire, y a muy pocos del monasterio de Batalha (conmemorativo de la victoria de la Aljubarrota), al lado de Nazaré (típico pueblo de pescadores) y relativamente cerca de la autovía que conecta el Norte con el Sur.
Pero Alcobaça es conocida a escala mundial por su imponente Monasterio Cisterciense construido en el siglo XII, también declarado Patrimonio de la Humanidad. Fue fundado por Afonso Henriques y perteneció a la orden cisterciense, en la actualidad siguen las reglas de San Bernardo, y resulta sobrecogedor por su tamaño y austeridad. Está considerado como la obra maestra del Gótico Cisterciense.
La Iglesia es la más grande de Portugal y en ella se encuentran los sepulcros de Dña. Inés y D. Pedro (ya sabéis la reina que reino después de muerta).
La fachada es impresionante y tiene mezclas de estilo, parte es gótica y los torreones son barrocos, su altura es de 43 metros.
Se puede visitar y como curiosidad, por la cocina (inmensa) corre un río en el que dicen los monjes, se podía pescar… también resulta curiosa la Sala de los Reyes, donde están presentes todos los monarcas portugueses en estatuas de barro.
Rodeando al monasterio nos encontramos con el segundo negocio de la ciudad, su cerámica, cientos de tiendas ofreciendo sus productos, desde aguamaniles, a cestas trenzadas con filigranas casi imposible, … piezas que se han ido modernizando pero que conservan los colores y técnicas que se empleaban en el pasado, totalmente artesanal (soy una enamorada, y he hecho algún que otro viajes solo para comprar alguna pieza) pues aunque Portugal es conocida por sus toallas, lo verdaderamente interesante son sus muebles al norte de Leire, sus alfombras en Arraiolos y su cerámica en Alcobaça y Coimbra.
El resto de la ciudad es poco interesante, a muy pocos kilómetros, se encuentra el pueblecito de Aljubarrota (más que pueblo, dos calles) y allí mismo un Turismo de Habitaçao “La Casa de la Padeira” donde alojarse por muy poco dinero, en una antigua panadería rehabilitada, pero conservando los muebles y los útiles de siglos pasados.
La ciudad se puede ver en una mañana o máximo un día completo, pero por su situación la hacen muy cómoda como punto estratégico para moverse por la zona, dónde hay mucho que visitar.
Contenido de la Guía
Un poco de historia
Alcobaça debe su nombre a la ocupación árabe y a la unión de los ríos Alcôa y Baça. Su monasterio fue edificado entre 1178 y 1254 como muestra de agradecimiento del primer rey de Portugal, D. Afonso Henriques, por haber vencido a los moros en 1153, en la batalla de Santarem.
Los reyes portugueses concedieron grandes privilegios a la orden del Cister y un importante territorio formado por treces cotos o tierras con administración y leyes propias.
Leyenda romántica
Sus protagonistas son el rey Pedro de Portugal y su amante Inés de Castro. Doña Inés de Castro era una noble dama española que formaba parte del cortejo real de Juana la Beltraneja, prometida del príncipe Pedro, cuando el príncipe conoce a la dama española, surge el flechazo, pero como en todas las leyendas, llega el malo de la película, el padre de Pedro, Afonso IV, que manda asesinar a Inés de Castro.
El desolado príncipe al conocer la muerte de su amada obliga a que sea coronada y que todos los nobles portugueses (precisamente los que la habían ajusticiado), besen su mano uno a uno. Los cadáveres de los amantes están enterrados en el templo al lado del crucero.
Qué ver en Alcobaça
El monasterio
Su fachada tiene 220 m. de distancia y sus torreones alcanzan los 43 m. de altura. De la fachada primitiva sólo ha quedado el portal gótico con capiteles de motivos vegetalistas, el rosetón y las dos ventanas laterales.
La iglesia es considerada la mayor de Portugal, tiene planta en forma de cruz con tres naves de doce tramos cubiertos por bóvedas ojivales. En él se hallan los túmulos de D. Inés de Castro y D. Pedro.
También podemos ver:
- Sala de los Túmulos: Obra del siglo XVIII dónde se encuentran los túmulos de los reyes D. Afonso II, D. Afonso III, sus mujeres D. Urraca y D. Beatriz y de algunos infantes.
- Capilla de S. Bernardo: Conjunto escultórico barroco en terracota, ilustrativo de la muerte de S. Bernardo, fundador de la orden del Cister.
- Deambulatorio: Rodea toda la cabecera de la iglesia, por detrás del altar mayor y da acceso a la sacristía y a la capilla de Reliquias.
- Sacristía: Fue reconstruida entre 1756-60 en estilo barroco-joanino, después del terremoto de 1755 que destruyó la sacristía primitiva de estilo manuelino de la que sólo queda el portal.
- Capilla de las Reliquias: Notables tallas doradas.
- Claustro de D. Dinis: Construido en el reinado de este rey en 1308 tiene su segundo piso arcos rebajados con decoración manuelina y da acceso a las principales dependencias conventuales.
- Sala do Capitulo: Está en el piso inferior del claustro, tiene el techo abovedado y diversas esculturas seiscentistas.
- Cocina: Impresionante y monumental, data del siglo XVIII. Por aquí pasaba en la antigüedad un afluente del rio Alcôa, en su enorme chimenea se podían asar al mismo tiempo hasta siete bueyes.
- Refeitorio: Sala en estilo gótico abovedada.
- Dormitorio: Compartimento amplio cubierto por una bóveda apoyada en gruesos pilares octogonales. Situada en el primer piso.
- Sala de los Reyes: Tiene un conjunto notable de estatuas alusivas a la coronación de D. Afonso Henriques y de cada uno de los reyes de Portugal hasta D. Jose I, así como un panel de azulejos setecientistas que nos ilustran sobre la vida del monasterio.
- Capilla de N. Sra. del desterro: Esta en la parte exterior del Monasterio junto al ala sur, destaca un portal barroco con el interior de azulejos, la talla del altar mayor y los frescos de la bóveda.
Castelo de Alcobaza
Ruinas de castillo medieval de origen árabe donde se puede contemplar una preciosa vista de toda la ciudad y el monasterio.
Arcos del Cister
Delante del monasterio se sitúan estos arcos integrados en hermosos edificios setecientistas, dan paso a las terrazas y los jardines de las plazas de Alfonso Henriques y de la República.
Iglesia Da Conceiçao
Este fue el primer lugar donde se establecieron los monjes antes de la creación del monasterio.
Literal de Alcobaça
Todo el litoral al norte de Alcobaça tiene un admirable conjunto de playas. Unas son pequeñas, recogidas entre acantilados como Vale Furado, Vale Feligueira o Vale Pardo.
Hay otras como Agua de Madeiros, Pedra do Ouro, Polvoeira y Paredes de Vitoria que son mayores, están rodeadas por dunas y por el pinar de Leira, plantado en el siglo XI por orden del rey Dinis.
Al sur, la sierra dos Mangues comienza por la playa dos Salgados y termina en el Miradouro do Facho, donde podréis hacer una preciosa foto de toda la Baia de S. Martinho, lástima que un cartel publicitario quiera ser el protagonista.
Alrededores
Podéis visitar el Monasteiro da Batalha edificado tres años después de la batalla de Aljubarrota. Estilo gótico las obras comienzan en 1402 y terminan en 1438. En la capilla del Fundador reposan los restos de Joao I, su esposa Filipa de Lancaster, sus hijos y juntos a ellos Enrique el Navegante. También destacan las Capelas Imperfeitas, el claustro real, el refrectorio y la fuente del lavatorio.
Alrededor del monasterio se sitúan múltiples tiendas con preciosas piezas de cerámica a diferentes precios hay una gran variedad y no sabes por cuál decidirte.
Al estar cerca uno de otro se pueden ver los dos monasterios el mismo día, pero si no eres apasionado del arte la visita te puede resultar un poco densa. Por eso hay que incluir en el itinerario, la parte del litoral para «despejarnos» un poco.
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