Noto
Descubre Noto en Sicilia, un lugar muy hermoso en el que podrás disfrutar de calles y lugares únicos como palacetes, iglesias, monasterios y mucho más!
Hace un par de años realicé un viaje de intercambio a la isla italiana de Sicilia y, os vengo a relatar que tal fue, las cosas que ví, las impresiones y más detallitos por el estilo.
Describir en tan sólo unas páginas un destino tan rico y complejo como esta isla mediterránea es algo imposible, además que no he visitado la isla entera (¡ojalá!) y hay muchas cosas que no pude ver. Me limitaré, pues, a enumerar aquello que creo que realmente justifica el viaje y que a mí y a Margarita nos impactó especialmente.
Nuestra estancia en Sicilia tuvo lugar hace casi tres años con motivo de nuestra luna de miel. Gozamos de una climatología otoñal excelente y nos lo tomamos con bastante calma, sin forzarnos a verlo todo. Ahí va, pues, un pequeño resumen de lo mucho y bueno que ofrece este acogedor rincón del Mediterráneo…
La capital de la isla y nuestro punto de arribo. La primera impresión es de caos. El tráfico es terrorífico. Tanto es así que acabamos chocando con un viejecito, sin que nuestro Fiat Punto de alquiler sufriera desperfectos. Menos de una hora después de aterrizar ya estaba en plena calle gesticulando como un italiano de toda la vida…
Palermo no es una ciudad acogedora. La parte moderna es tan caótica como cualquier ciudad italiana, pero sin el glamour de las del norte del país, y la parte antígua, totalmente decrépita. Ello no obvia que aquí se amontonan muchos siglos de historia. La catedral o el Palacio de los Normandos son lugares que no pueden faltar en nuestra agenda. Pero lo mejor es callejear por el centro histórico y entrar en todas las iglesias posibles, ya que las hay de todas las épocas, eso sí, en un estado de conservación bastante precario la mayoría de las veces.
A la célebre mafia no se la ve por parte alguna. Ya nos habían advertido que nunca jamás y por ningún concepto se meten con los turistas, la única fuente estable de ingresos de la isla, pero es que además ahora se han reciclado y se dedican a las finanzas, a lavar dinero y a rapiñar las subvenciones comunitarias. Tan sólo un domingo en el que entramos en una iglesia bastante céntrica nos encontramos con unos parroquianos bastante extraños y entre los cuales Vito Corleone no hubiera desentonado…
Nuestro hotel se hallaba en el barrio de La Kalsa, un antíguo sector de palacios y residencias abandonados, en el que se alzaba originalmente una fortaleza árabe, uno de los lugares con más encanto de toda la ciudad si lo que a uno le gusta son las ruinas y el sabor de la decadencia. En esas callejas uno tiene la sensación de que puede toparse en cualquier momento con alguno de los protagonistas de El Gatopardo…
A pocos kilómetros de Palermo y dominando toda su bahía se encuentra Monreale. Los barceloneses lo entenderán muy bien si se les dice que Monreale es a Palermo lo que Vallvidrera a Barcelona. La diferencia (que no es pequeña) la marca su impresionante catedral, uno de los puntos culminantes del viaje.
De estilo normando, esta imponente iglesia del siglo XII, se alza hjunto aun antíguo monasterio benedictino. El interior es fastuoso, cubierto totalmente de mosaicos y el que conviven elementos normandos, bizantinos y árabes. La mezcla es sobrecogedora, así como lo es el claustro, un remanso de paz en el que destacan los capiteles de las doscientas y pico columnas de mármol que lo sostienen, con motivos muy variados y enorme calidad artística. Imprescindible.
Esta pequeña ciudad de cincuenta mil habitantes en la costa sur de la isla no tendría nada de particular si no fuera porque en sus afueras se encuentra uno de los conjuntos monumentales más famosos de toda Italia: el llamado Valle de los Templos. Como bien dice su nombre (aunque más que una valle es una sucesión de colinas), en unos pocos centenares de metros se agrupan varios templos griegos, algunos de ellos muy bien conservados. Nosotros los visitamos al atardecer y era algo que ponía los pelos de punta. Y pensar que por aquí se paseaba Empédocles…
La localidad de Agrigento, construida sobre un promontorio, puede parecer a primera vista la típica localidad sin interés alguno. Desde luego, la ciudad baja es un caos urbanístico de edificaciones modernas.
Si se consigue superar esta imponente barrera arquitectónica (a nosotros nos llevó más de una hora, después de varios intentos fallidos de encontrar la forma, LA ÚNICA FORMA, de acceder a la parte amtígua), el turista descubre una agradable ciudad provinciana que es algo así como la Sicilia arquetípica.
Situada en las afueras de Piazza Armerina, en la única zona húmeda de toda la isla (por fín, ¡un bosque!), se encuentra esta antigua villa romana de un valor incalculable. Preservada por un cubrimiento de tierras que la sepultó en el lodo, no queda sino su planta ¡pero qué planta!
Los mosaicos que cubren las cuarenta salas y cerca de 3.500 metros cuadrados de esta ‘pequeña’ finca de veraneo del emperador Maximiliano son algunos de los más brillantes y mejor conservados de cuantos existan. No es de extrañar que el lugar haya sido declarado recientemente patromonio de la Humanidad…
El punto álgido del viaje y uno de los pocos lugares en que he llegado a sentir escalofríos de emoción (los otros dos están en Berlín: el célebre busto de Nefertiti y el Museo de Pérgamo). Desde el exterior, la ciudad no hace presagiar ninguna sensación mágica. Es una localidad industrial, moderna y tan caótica como la cercana Catania, capital económica de la isla. Sin embargo, a medida que uno se acerca al mar, las cosas cambian.
El punto neurálgico está en la isla de Ortigia (lo de isla es un decir, ya que está a poco más de tres o cuatro metros de la costa…), un auténtico concentrado de dos milenios largos de historia. En apenas un kilómetro cuadrado, se dan cita restos arquitectónicos y arqueológicos de todas las épocas posibles, sin que ni un solo edificio moderno venga a enturbiar la experiencia. Magnífico. Irrepetible.
En ‘tierra firme’ también pueden encontrarse varios monumentos célebres: el teatro griego, uno de los mayores y mejor conservados, con una hermosa vista sobre la bahía, y la Oreja de Dionisos, una cavidad artificial que tiene una sonoridad extraordinaria y que era una de las mayores atracciones de la ciudad durante la antigüedad grecorromana. No os cuento más; me guardo más detalles para otra opinión, que esta ciudad maravillosa la merece.
Se me quedan en el tintero otras muchas cosas extraodinaria que, o bien no visité, o sobre las que ya he hablado en otras partes: Cefalú, Selinunte, Segesta, Ragusa, Taormina, el Etna,… En cualquier caso, espero que este breve recorrido os anime a visitar esta isla tan cercana a nuestras cosas y que, en los tiempos que corren, tampoco es un destino turístico excesivamente oneroso.
Estuvimos cerca de un trimestre con los preparativos del viaje así que aquí os voy a dejar mi recorrido para que lo toméis como base y lo modifiquéis a vuestro antojo.
Eran las cuatro de la mañana, hora en la que salía el avión desde Valencia, con la compañía Alitalia y con el frío característico del mes de febrero; para muchos de los que íbamos, era la primera vez que subíamos en un avión y estábamos muy nerviosos; no voy a explicar la sensación que se siente cuando te subes a un avión o cuando esta despegando, pues es muy difícil explicarlo con palabras, solo diré que el paisaje que puede observarse en avión de noche, cuando estas despegando, todas esas lucecitas que se quedan a tus pies, es una preciosidad!
Dos horas más tarde llegamos al aeropuerto de Milán, dónde haríamos el trasbordo hacia nuestro definitivo destino: Sicilia. Nada más bajar del avión, Milán, bueno su aeropuerto, nos recibió cubierto de un manto de nieve, tan blanca… para los que no estamos acostumbrados a verla ya os podréis imaginar las emociones que tuvimos, ¿no?
En el aeropuerto de Milán estuvimos esperando unas cuantas horitas ya que entre que los aviones llegaban con retraso y que el personal del aeropuerto solo hablaba en italiano (nada de inglés u otros idiomas «potentes»), aunque estuvimos visitando sus tiendas, y la verdad que para ser tiendas de aeropuerto, sus precios no están mal, pero no podíamos empezar a gastar dinero ahí, aún nos quedaban por delante 9 días de estancia en la isla.
Por fin cogimos el avión hacia nuestro destino, con la misma compañía; como ya había amanecido hace tiempo ahora podíamos observar el paisaje que se quedaba a nuestros pies, el mar mediterráneo, que grande y tan hermoso se veía! intentamos descifrar las formas que veíamos, los barquitos, etc…
Llegamos!!! aeropuerto de Palermo, sorprendido por una intensa lluvia (y nosotros sin paraguas!), habían pasado otras 2 horas, en total 4 horas de trayecto. Allí nos recibieron todas las chicas con su profesora, solo nos habíamos visto en foto así que eso era más bien «quién es quien»; desde el aeropuerto nos fuimos en autobús todos juntos hasta la ciudad de Castelvetrano donde se hallaba el instituto donde ellas estudiaban. Allí nos esperaban los padres de nuestras respectivas chicas para llevarnos a la casa donde cada uno iba a vivir durante esos 9 días, la despedida de nuestros compañeros y profesor… A mi me tocó ir hasta el pueblo llamado Campobello di Mazara, dónde solo coincidiría con 3 compañeras, cada una en una casa y familia distinta.
Después de instalarme y de pegarme una buena ducha llegó la hora de comer, 4 platos en la comida!! O.O cuando los españoles tenemos la costumbre de comer 2 o incluso uno solo! y otra cosa que me pareció curiosa es que allí usan tomate para casi todo, hasta los canelones estaban rellenos de tomate en vez de carne!
A todo esto, se me había olvidado contarlo, una de las madres nos dio a todas una figura en forma de cabra de mazapán, era bien grande, dijeron que era lo que se solía regalar allí en las bienvenidas…
Por la tarde estuve descansando, ya que el día anterior estuve todo el día despierta ya que el avión salía por la madrugada y los nervios pues no dejaron. A la noche nos arreglamos y mi compañera (la chica con la que hacía el intercambio) Rossana y yo nos fuimos hacía un restaurante fuera del pueblo donde habíamos quedado con el resto de nuestros compañeros y a cenar una verdadera pizza italiana!
Despertarnos, desayunar (menos mal que el desayuno es igual que el nuestro!), comprar los billetes de autobús para Castelvetrano curiosidad: un billete de autobús aunque no especificaras si era de ida y vuelta te servía como tal desde cualquier punto o autobús que cogieses, como si fuese para ir a otro pueblo distinto al que quisieras pero solo dentro de la provincia de Palermo, válido para un día.
Llegamos al instituto y nos recibió una fiesta de bienvenida por todo lo alto, pancartas con nuestros nombres, nos hicieron un par de obras de teatro y canciones típicas sicilianas (en las que no entendíamos ni pio^^’) y para finalizar postres y dulces típicos sicilianos, de los cuales me es imposible recordar sus nombres pero…¡qué buenos que estaban por favor! Después de aquello fuimos a visitar Castelvetrano, empezando con una audiencia que teníamos con el alcalde (nos sentíamos famosos); el ayuntamiento era maravilloso, todo, como si te encontraras en una especie de mini palacio de la edad media, del renacimiento, hasta la distribución de la sala de juntas recordaba a las antiguas historias de reyes; concretamente el ayuntamiento era un palacio aragonés de la época de la dominación España en Sicilia (mira tu que cosas!) El alcalde, muy amable e intentó hablar en español (cosa que se agradece bastante) nos obsequió con unos librillos sobre la ciudad, por supuesto escrito en italiano.
Tras despedirnos del alcalde, seguimos nuestra visita por la cuidad, el Teatro Selinus de ambiente renacentistas, los diversos museos que habían en la ciudad, que eran más bien de antropología y restos griegos/romanos y la iglesia del Purgatorio donde había un sótano donde aún permanecían las formas de las tumbas que allí hubieron…
Por la tarde cogimos el tren, en la misma ciudad de Castelvetrano, y nos dirigimos hacia Mazara del Vallo, pueblo que está, curiosamente, hermanado con el mío (el real de España me refiero); el primer lugar con mar que vimos desde que llegamos a la isla! Mazara es un pueblo con mezcla fundamental de dos culturas: la española, bueno más bien la aragonesa, y la árabe; por lo que nos pasamos toda la tarde visitando iglesias y mezquitas, aunque por fuera, pues nos dio la causalidad de que estaban cerradas… pero eso nos dio la oportunidad de fijarnos en otros cosas además de la arquitectura como un parque donde había una fuente que contenía los peces más grandes que nunca había visto en movimiento.
En este día nos fuimos a ver la capital Palermo cuya primera parada fue nada más ni nada menos que las catacumbas dei capuccini, por el amor de Dios que miedo!! no me extraña que estén situadas casi al final de la cuidad porque vamos… en ella habían cientos no, miles de momias, la mayoría de ellas vestidas con el traje del entierro, de pie, sujetas a las paredes, si hasta habían ataúdes colgando del techo! ya os podéis imaginar lo rápido que realicé «la visita», ¿no?
Luego fuimos a visitar la catedral pero por fuera ya que había tanta cola que era imposible entrar en su interior, así que aprovechamos y nos recorrimos las distintas calles de la cuidad, no puede negar que se trata de la capital de provincia, cuantas tiendas y de marca! al final de una buena pateada paramos en el museo de arte, cuya fachada parece un templo griego y a ambos lados hay figuras de leones, lo que recuerda al palacio de congresos de Madrid.
En terminar de comer, esta vez a bases de bocadillos, o algunos de mcdonalds (que está por todas partes) sí que pudimos entrar al interior de la catedral, no sin tener que esperar unos minutos aún. ¿Mi impresión? sí, es bonita pero me gusta más por fuera…
Pero antes de terminar nuestra visita por Palermo, no podía faltar la visita al jardín botánico, en el que pudimos apreciar, una especie de torres de estilo bizantino (esto lo dijo mi profesor, pues yo hubiese dicho simplemente, estilo árabe).
Después de aquello nos subimos a nuestro particular autobús (el que nos habían puesto para las excursiones) y nos dirigimos hacia Monreale. Una vez aquí lo primero que hicimos fue ver la catedral, simplemente pre-cio-sa; es la que más me gustó de todas, en cuanto a estilo cristiano se refiere. Por cierto, la catedral de Monreale, también era un antigua convento, al que se puede acceder por sus pasillos, directamente desde la catedral.
Una vez fuera, en una cafetería tomé mi primer capuccino italiano!! sin duda no se parece en nada a los de aquí, pero que bueno!!! y ya vuelta a casa.
Hoy tocaba visitar la ciudad de Selinunte, donde se encuentran la mayoría de las ruinas griegas de la isla, incluido el templo griego más grande que jamás se construyó (incluso más grande que el Partenón de Atenas); también lo que me sorprendió, fue encontrarme caminos antiguos, como los que salen en las película ambientadas en esta época.
Pero la cuidad de Selinunte se quedaba relativamente pequeña a nuestra visita, aunque también hay que decir que nos pilló un mal día, pues el cielo se encontraba negrísimo, amenazando con lluvia; así que bajamos a la ciudad siguiente, Agrigento, que también es famosa por sus ruinas; allí pudimos admirar un anfiteatro, y el valle de los templos, que según nos comentaron, era una especie de matadero (creo recordar que mencionó que también era de personas…). Fue aquí donde nos empezó a llover y a soplar un fuerte viento; estábamos casi a la orilla del mar, y nos dio por recobrar en los pensamientos imágenes de películas y a gritar «TROYA!» (bueno esto es solo una anécdota de las locuras que se nos ocurrían por entonces xD).
Solo estuvimos por la mañana, regresando hacia la hora de comer a Castelventrano.
Por la tarde ya no tuvimos excursiones, pues al día siguiente nos esperaba un día muy largo y cansado, así que tuvimos la tarde libre; aunque se suponía que debíamos descansar, aquello no fue solamente una excusa, pues por la noche tuvimos fiesta de sicilian@s y españoles (y sin contar con los profesores claro, lo típico entre adolescentes, pero ya os lo podéis imaginar).
Y en mi opinión el más pesado de todos; a primerísima hora ya estábamos subidos a nuestro autobús para aguantar las 5 horas de viaje que nos esperaban para llegar a Piazza Armerina, un lugar dónde se encontraban unos maravillosos mosaicos de una antigua villa romana; y ya que estábamos allí aprovechamos el viaje para ir a visitar la ciudad de Enna (que no es lo mismo que Etna, pues nos quedamos con ganas de ver el volcán); En Enna subimos a un castillo en ruinas, donde arriba de todo hacía muchísimo frío (y las escaleras, ejem, que miedo pasamos); aunque desde allí arriba se podía contemplar una maravillosa vista de gran parte de la isla.
De aquí poco hay que contar, estuvimos todo el rato en el autobús excepto en algunas paradas que hicimos para visitar cosas por el camino, pero no poseo datos técnicos para poder relataron de que se trata. Si queréis escuchar una anécdota graciosa, estuvimos cantando en el viaje de vuelta, la canción del rey león, que risa cuando se juntaron las dos versiones (las sicilianas cantándola en italiano y nosotros en español:D).
Estos dos días los pongo juntos ya que son los días de descanso y de estar con nuestra familia adoptiva; yo tenía compromisos «familiares», pues tenía que asistir a la fiesta de graduación (que allí lo llaman «Laurea»), de la prima de «mi chica». La verdad me sentí muy bien, muy arropada, y con todos los familiares allí presentes intentando animarme, incluso me sacaron a bailar! aunque si en un día normal ya te ponen muchísima comida, imaginaos en un evento de tal envergadura! (y yo que siempre he sido de comer poquito pues…). También al día siguiente fui a visitar la casa de la playa de «mi familia», y de salir a dar un paseo también con el novio de Rosanna (mi compañera de intercambio), no sé si os lo he mencionado ya, pero su novio me hablaba en inglés, sí, es curioso, en Sicilia me hice multilingüe xD, os explico, el novio de Rosy me hablaba en inglés, la madre de ella en francés, y el padre en siciliano (que es el dialecto del italiano peeeero que casualmente era más parecido al valenciano! así que como no, me era muy fácil comunicarme con él, a pesar de que me imponía por su aspecto, pues perfectamente podría pasar por un miembro de la mafia).
Así que ya veis, pude practicar un poquito de todo. Pero siguiendo por donde me había quedado… por la tarde la dediqué a comprar los detalles que me quedaban para llevar a mi familia, a recorrerme otra vez el pueblo donde vivía (Campobello di Mazara), y, como casi siempre, me llovió; aunque he de decir que aún por aquella época las cosas no estaban muy caras, pude adquirir unas verdaderas gangas. Además la familia me invitó a tomar panini s, que era una tentempié bastante extraña, parece que su nombre sea pan, pero en realidad es una patata, no sé como explicarlo exactamente pero estaba muy bueno.
Luego, por la noche, y con una intensa lluvia y frío (recordemos que estamos a primeros de marzo!) no se nos ocurrió mejor cosa que hacer que ir a tomarnos un helado! y como me quedaban ya pocos días (se acercaba la despedida) no pude negarme a probar un auténtico helado italiano, con la fama que tienen! (la cual puedo verificar fielmente), aunque me pedí uno clásico, de vainilla, no quería experimentar demasiado.
Nuestra última excursión por esos lares! Hoy tocaba visitar Erice, desde dónde se podía apreciar la isla de las mujeres (creo que eran las islas EGADI pero no me hagáis mucho caso tampoco), las cuales no pudimos llegar a visitar ya que como siempre se encontraba el mal tiempo para impedirnos llevar a cabo casi todo lo planeado; denominada así porque en la antigüedad, las mujeres desterradas eran trasladadas a esta mini-islita, junto con otras mujeres como asesinas, etc…
En fin llegamos a Erice y como era 8 de Marzo, el día de la mujer, a las chicas nos regalaron flores de mimosa y bombones; pues en Sicilia, este día les resulta muy importante y por doquier te pueden encontrar detalles con este motivo. Pero bueno, que me estoy yendo por los carros de Úbeda (era así?) sigamos con lo dicho; Erice era un pueblo precioso, estilo antiguo, muy rústico, se encontraba en la falda de la montaña, y paseando por sus calles, ¿a qué no adivináis que nos pasó? NOS NEVÓ, pero que bonita la nieve!! nosotros que veníamos desde Alicante, una tierra cálida, en plena costa y que no nieva, pues era algo maravilloso que nos nevará, pero claro llegó un momento en que nos tocó volver al autobús, y no pudimos arrancar hasta que dejó de nevar.
Ya no hicimos mucho más en todo el día, pues tocaba regresar a preparar la maleta, nuestras aventuras llegaban a su fin; Para mi sorpresa, «mis padres» me recibieron con unas cuantas cosas para que me llevara de vuelta a España, como unas galletas de chocolate y con estrellitas que me encantaron cuando desayuné por primera vez, y me compraron 2 paquetes T_T y muchas cosas más (con deciros que por poco casi se queda mi maleta en el aeropuerto por exceso de peso xD).
Más pronto que nunca llegamos al instituto, donde empezaron las despedidas, lágrimas y últimas fotos; Las sicilianas no nos acompañarían más, y ahora nos quedaba esperar su visita en España allá por el mes de septiembre.
A las 11:30 cogimos nuestro vuelo con destino a Milán, dónde de nuevo nos tocó esperar para el trasbordo, pero esta vez estábamos más calmados y nos dedicamos a comprar en su aeropuerto.
Y a las 13:55 cogimos nuestro vuelo con destino Valencia, y de ahí ya en coche, a casita.
Como habéis podido comprobar, mi viaje tuvo una duración de 9 días en total, y aun así no me dio tiempo a ver la mitad de la isla, por lo que por la próxima vez, tendré que estarme por lo menos un mes allí para verla por completo.
La gente es muy amable y educada, y no sé si lo habré comentado ya pero una de las cosas que más me sorprendió fue que los conductores no se alteran ni gritan en absoluto a pesa de que se salten las señales y etc… (no como en España que a la mínima empezamos a insultar), allí se respira una tranquilidad…
También por supuesto recomendada son los dulces típicos, ¡qué delicia!
En conclusión, este un viaje recomendado para gente joven, con ganas de tener un contacto más directo con el país que visitan, y un presupuesto ajustado que no es obstáculo para conocer y disfrutar de la vida.
Descubre Noto en Sicilia, un lugar muy hermoso en el que podrás disfrutar de calles y lugares únicos como palacetes, iglesias, monasterios y mucho más!
¿Qué ver en Ortigia? Descubre esta isla cerca de Sicilia que te va a conquistar por su entorno y su historia como fortaleza. ¿Qué puedes hacer allí?
Descubre Agrigento en Sicilia y regresa a las raíces sicilianas con sus templos y legado cultural. ¿Qué puedes hacer y ver en Agrigento? Descúbrelo!
Descubre la Villa Romana del Casale, un lugar Patrimonio de la humanidad en Sicilia que destaca por sus impresionantes mosaicos. ¿Merece la pena visitarla?
¿Quieres disfrutar de un día de playa en Sicilia? Descubre la Reserva Natural Zingaro, un lugar lleno de sol, calas preciosas y una fauna única. ¿Cómo es?
Descubre las Catacumbas de los Capuchinos en Palermo, un espectáculo único que no deja indiferente a nadie. ¿Te atreves a visitarlas? Esto debes saber
Visitamos la Isla de Lampedusa para conocer sus playas, calas y aguas cristalinas. ¿Cómo llegar hasta ella y qué se puede hacer allí? Te lo contamos!