El viaje que hice a Italia hace unos días tenía como «excusa» un bautizo en Ferrandina, un pueblo de la Basilicata (el trozo de la bota que queda justo en el puente del pie). A una hora escasa en autobús de ese pueblo está Matera, y en Matera está el lugar del que os voy a hablar, los Sassi.
Los Sassi son realmente el antiguo asentamiento de Matera, como quien dice el «casco antiguo». Pero muy muuuy antiguo… prehistórico, literalmente y sin exageración ninguna. Literalmente «Sassi» significa «Piedras», es decir, que de lo que os voy a hablar viene siendo de «las piedras de Matera».
Contenido de la Guía
Qué son los Sassi di Matera, y un poco de historia
Pues como iba diciendo (perdonad el desorden argumentativo, por favor, que es que estoy con fiebre, jeje), los Sassi de Matera son un antiguo asentamiento troglodita, esto es, de vida en cavernas. Se encuentra en la zona sur de Italia, en la Basilicata, pero ya en la frontera con la región de Apulia, que viene siendo la del tacón de la bota.
Allí la roca es relativamente blanda y los antiguos habitantes de la zona se dedicaron a construir sus viviendas excavando en ella. En muchos casos también, con los trozos de roca extraídos del interior de una caverna, construían parte de la casa en el exterior. El resultado de este curioso modo de construir una ciudad es lo que veis en la foto. No me atrevo a decir que recuerde a Capadocia, porque no he estado, pero las fotos sí creo que resultan semejantes. Calles laberínticas, escaleras que suben, que bajan, puentecitos… haceros una idea…
Pues el caso es que, por raro que parezca, este asentamiento troglodita permaneció en uso ininterrumpidamente hasta los años cincuenta (Sí,, sí, «nuestros» años cincuenta, no el 50dC, sino 1950!) desde, se supone, hace la friolera de (agárrense que hay curvas) 9.000 años. Por supuesto para entonces con ciertos avances con respecto a lo que debía de ser al principio de todo, pero sin cambios «estructurales».
Por mediados del siglo XX, y como dada la naturaleza de la ciudad no era precisamente fácil meter saneamiento y otros servicios, fue desalojada por la fuerza, por motivos de higiene pública, y se reubicó a la gente en la nueva ciudad de Matera. Aunque bueno, mucha gente no quiso dejar su vivienda de toda la vida, os podéis imaginar. El caso es que a partir de ahí la zona entró en claro declive, se empezó el lugar a deteriorar a lo bestia, sobre todo porque las casas abandonadas eran utilizadas por vagabundos, drogadictos y demás… se convirtió en un sitio «chungo» y en clara decadencia. Hasta que a finales de los 80 la administración local se empezó a poner las pilas y le empezó a sacar partido a su singularidad y su encanto para el turismo.
En 1993, los Sassi di Matera fuero declarados Patrimonio de la humanidad por la Unesco. Hoy hay muchos negocios prósperos, pubs y hoteles.
Cómo son los Sassi di Matera
Pues como ya he dicho: casitas pequeñas como amontonadas, caminitos estrechos que suben y bajan, escaleras, puentecitos… recuerda un poco a los cuadros de Escher, jejeje. La verdad es que a mi me encantó.
Bueno, por cierto, se supone que es lo más parecido que hay a lo que sería Jerusalén en tiempos de Jesús, y por eso muchas pelis de ese tema son grabadas allí. Por ejemplo la famosísima la pasión de Cristo, de Mel Gibson, fue grabada allí, y también «El Evangelio según San Mateo» de Pasolini, y alguna más que ahora no me acuerdo. Así que bueno, si las habéis visto, ya sabéis un poco como es.
Mientras nosotros estábamos allí, de hecho, vimos que había gente rodando.
Las iglesias rupestres
Aparte de lo que es el sitio en sí, gran parte del atractivo de los Sassi de Matera radica en las iglesias rupestres. Iglesias de cuando el cristianismo iba en pañales que, a imagen y semejanza de las viviendas», eran excavadas en la roca. Y por dentro tienen las imágenes pintadas. La verdad es que son dignas de ser vistas, al menos algunas, porque luego también es verdad que son todas un poco iguales, jejeje
Hay muchísimas (más de 100), pero están escondidas y tampoco es tan fácil encontrarlas. Y tampoco creo que se pueda entrar en la mayoría, pero no estoy segura. Yo entré en una, más abajo cuento, pero me gustaría haber entrado en más la verdad. Pero en serio, no las encontré porque tampoco iba, en el momento, pensando en ello.
Lo mejor de todo
Lo mejor de todo es que no está para nada masificado de turistas. Algo hay, pero nada que ver con lo que puede ser Pompeya, ni de lejos. De hecho, yo lo encontré bastante «vacío», claro que también supongo que porque fui entre semana (lunes).
Pero vamos, que no creo que haya mucha gente tampoco en fin de semana, y esto lo creo sobre todo porque «se nota» que, por ejemplo, las pinturas rupestres en la iglesia principal están al alcance de la mano y sin protección… si hubiese mucho turista eso no duraría ni dos días. También es que está un poco a desmano de las rutas habituales de turismo en Italia, claro.
La ciudad así un poco turística más cercana es Bari, pero creo que el turismo de Bari es más playero que otra cosa… no sé, estoy desvariando un poco, jejeje.
Y bueno, lo segundo mejor de todo, es que de entrada libre totalmente gratuita. Una vez dentro hay cosas que hay que pagar por ver por dentro, pero nada demasiado caro, creo.
Yo pagué por ver dos cosas:
- Una casa (no me acuerdo del nombre, lo siento), que estaba tal cual se vivía en ella en los años 40 o 50. Con una audioguía en plan por altavoz en el idioma que escogías (castellano para nosotros). Y creo que fueron uno o dos euros, nada del otro mundo. La visita unos 10 minutos, pero podías pasar mas rato si no había mas gente, o si no molestabas a otros visitantes que vinieran (considerando el poco espacio y que les dejases escuchar su explicación). Me moló un montón, la verdad, es impresionante cómo se las apañaba antes la gente, y no hace tanto tiempo 😀
- La Iglesia rupestre de Santa Maria de Idris, que desde fuera se ve como un mamotreto de roca bruta con una cruz encima, que domina desde lo alto toda la zona de los Sassi. Por dentro es pequeñita, excavada en la roca, con las imágenes religiosas pintadas en la pared… algo que nunca has visto antes y que ya por eso merece la pena. Y la entrada fueron creo que tres o cuatro euros.
Y aparte de estas cosas de «entrar a verlas», pues merece la pena por el paisaje en general, que es precioso, con el tremendo surco dejado por el rio con el paso de los siglos y todo eso.
Y el encanto que tiene, al contrario que Pompeya, que como sabréis quizás lo había visto dos días antes, realmente, estar en uso. Bueno, también os aviso, id cuanto antes, porque yo creo que es lo típico que empezará a cobrar popularidad y perderá el encanto.
Ya ahora hay mucha hosteleria y mucha tienda de souvenir que para mi gusto le hace perder el encanto, pero todavía no es exagerado. Pero sinceramente, lo imagino dentro de no mucho un poco agobiante, como algunos sitios en Galicia que ya ni gracia tiene, que te venden las mismas camisetas de «alguien que me quiere mucho hizo el Camino de Santiago y me trajo esta camiseta» en todos lados…
Conclusión
A mí me flipó ver esto. Tanto o más que Pompeya. Bueno, diferente. Porque Pompeya me hacía ilusión visitarlo desde que leí sobre ella en un libro de cuando era muy pequeña. Pero los Sassi di Matera fueron una total sorpresa. De hecho fui porque me dijo mi amiga (la que bautizaba a la niña) que fuésemos, que a ella le encantaba y que merecía la pena.
Y volvería. A lo mejor no por ir yo, pero no me importaría nada volver a ir para enseñárselo a algún amigo. Lo malo que tiene es que queda un poco a desmano…
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