Si habéis leído mis opiniones más recientes sabréis que en estos últimos meses he tenido la inmensa suerte de poder ir a Italia en dos ocasiones. La primera fue en septiembre durante mis vacaciones, que pasamos unos días fantásticos en Florencia y desde allí visitamos también el maravilloso pueblo de San Gimignano, del que os debo una opinión, y Pisa, desde donde salía nuestro vuelo.
El primer fin de semana de octubre visitamos Roma, solamente durante dos días pero que puedo aseguraros que nos cundieron mucho, ya que nos tiramos los dos días pateando la ciudad de arriba a abajo y además aprovechamos para descubrir algunos sitios de la Ciudad Eterna de los que habíamos oído hablar pero que sin embargo no conocíamos.
Éste es el caso de la Via del Babuino, de la que yo había leído un montón de veces en multitud de guías y que sin embargo ni la había visitado nunca, ni siquiera sabía donde quedaba. Sabía únicamente que estaba cerca de la Plaza España pero poco más. Así que como la Plaza España fue uno de los primeros sitios que visitamos en la mañana del sábado pues nada más llegar ya me encargué de preguntar por dónde quedaba la Via del Babuino más por curiosidad que por otra cosas.
Curiosamente también esta via es la que une dos de las plazas más imprescindibles de Roma, La Piazza Spagna y La Piazza del Popolo, y curiosamente también, a pesar de conocer bien ambas plazas y haber estado en ellas en diversas ocasiones, nunca había recorrido la Vía del Babuino para ir de una a la otra. Casualidades de la vida, caprichos del azar.
Contenido de la Guía
Vía del Babuino
La via del Babuino, como acabo de mencionar, es la calle que une las dos de las plazas más características de la Ciudad Eterna, la Plaza Spagna y la Plaza del Popolo. En la Plaza España se encuentra la embajada de nuestro país, así como las famosas escalinatas que ascienden a la Iglesia de la Trinitá al Monte, una de las fotos más típicas de cualquier visita a Roma y que si echamos atrás la vista podremos imaginarnos perfectamente a Audrey Hepburn y Gregory Peck descendiendo esas escaleras mientras ella se toma un helado en una de las tomas más representativas de aquella película maravillosa de «Vacaciones en Roma».
Otro de los puntos fundamentales dentro de la Piazza Spagna es la escultura de «La Barcaza» del padre de Gianlorenzo Bernini. Si dejamos a nuestra espalda la escalinata y giramos a la derecha la calle que se dirige hasta la Piazza del Popolo es precisamente la Via del Babuino.La Via del Babuino es una via de más de trescientos metros que se caracteriza por tener un montón de tiendas de anticuarios.
La verdad es que el barrio que se extiende desde Piazza Spagna hasta Piazza del Popolo es de lo más cosmopolita y diverso que yo haya visto; tiendas de ropa de firma conviven con tiendas de anticuarios con muchísimo encanto, cafés para turistas, comercios de barrio, casas renacentistas, iglesias de todas las épocas, romanos de toda la vida, extranjeros afincados en Roma que han hecho de la Ciudad Eterna su verdadera casa, y cientos de turistas husmeando por cada esquina.
Quizá la postal más representativa de la Via del Babuino es sin duda La Fontana del Babuino, que desgraciadamente no es en situ tan bonita como puede parecer en las fotos de las guías de viaje. La llamada Fontana del Babuino, es en realidad una pequeña fuentecilla con una figura de un hombre echado sobre uno de sus costados, en la típica posición de los centuriones romanos. Se encuentra en un pequeño recodo o ensanche de la calle, que no podría denominarse propiamente como una plaza.
En ese recodo, además de la Fuente del Babuino, con la que algunos turistas se sacan fotos y sobre todo el famoso «Café del Babuino», un sitio que no te puedes perder porque realmente es de esas rarezas que a veces se encuentran por el mundo y que merecen unos minutos de tu tiempo para parar a contemplarlas. Por eso, deseo hablar específicamente del Café del Babuino y mi experiencia en él.
El Café del Babuino
En esta ocasión fuimos a Roma más que de turistas de viajeros empedernidos, parándonos en los pequeños detalles, fijándonos recorridos que queríamos hacer y pasando de ciertas cosas imprescindibles en un primer viaje a Roma en el que se va a descubrir la ciudad, pero no en un cuarto viaje en el que ya somos más sibaritas y nos paramos en las pequeñas cosas, aunque no sean importantes.
De este café ya había leído en algunas guías de viaje, como comenté antes. Pero es uno de esos lugares que cuando lo ves te llama la atención en seguida. Con unas cuantas mesas en la calle y justo al lado de La Fontana del Babuino es uno de esos lugares atemporales que parecen que nunca pasan de moda. El módulo central del café es un museo en miniatura donde encontrarás estatuas originales y reproducciones de obras renacentistas y de la época romana. Literalmente para flipar!!!
Así que ahí estaba yo husmeando un poco en este lugar del que sin duda si yo viviera en Roma sería una asidua clienta. Puedes tomarte un café dentro, o en la terrazita de fuera; la terraza tiene menos glamour y más turisteo, para qué engañarnos, pero con el solecito de primeros de octubre era más apetecible. Pero seguro que en una tarde de invierno dentro con un buen libro y un buen café pasarás unas horas fantásticas.Los camareros con su impecable chaqueta blanca y su pajarita, rodeados de obras de arte te ubican en un lugar a medio camino entre un museo y una película de los cincuenta.
Quizá toda esta opinión sea meramente anecdótica, pero la verdad es que últimamente mi vida es plenamente anecdótica y me gusta pararme en tonterías, y cuando voy de viaje también. Así que si vais por Roma y por casualidad estáis cerca de este lugar (seguro que o bien visitaréis la Plaza Spagna o bien la Piazza del Popolo), y tenéis un tiempecillo, pararos unos minutillos en este café, que merece la pena.
Y si os pilla un chaparrón, tan normal en el otoño de Roma, qué mejor lugar que aquí para guarecerse de la lluvia y disfrutar de un café calentito entre obras de arte.
Mi opinión
Creo que el verdadero sentido de la vida está representado por las pequeñas cosas que nos ilusionan, los pequeños momentos en los que somos felices, los pequeños detalles que nos sorprenden… Y en mi última visita a Roma ha habido muchos de esos momentos importantes, y quizá la Via del Babuino fue uno de ellos, y sin duda su Café del Babuino.
Lo que sentía por ese lugar era mera curiosidad de adicta a los viajes y las guías de viajes, y quizá en cierta medida me defraudó un poco al principio porque esperaba algo más recóndito, menos conocido. Creía que sería de otra manera, sí que hay tiendas de antigüedades, pero no tantas como yo había leído en alguna que otra guía de viaje, ni tampoco del estilo que yo había imaginado (aunque eso ya son mis propias imaginaciones).
Pero sin embargo el Café del Babuino fue un todo descubrimiento, encontrarte de frente con esa colección de estatuas, así de sopetón la verdad es que impresiona y además encandila, todo al mismo momento.
Los precios del Café del Babuino además no son caros, porque creo que la verdadera vocación de esta calle y de ese café no es una vocación de turisteo barato, sino que encontrarse entre dos de los puntos más conocidos de Roma y además más visitados es una mera coincidencia no deseada, y su verdadera inspiración es pasar desapercibido a medio camino entre el arte y los sueños, que al final es casi lo mismo.
Imágenes: Livioandronico2013 (Wikipedia) | Croberto68 (Wikipedia) | Jebulon (Wikipedia)
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