Vesubio
Te contamos nuestra experiencia subiendo al Vesubio, el volcán que vigila Nápoles y que merece la pena visitar. ¿Cuál es su historia y actividad volcánica?
De camino a nuestra visita a Pompeya, tuvimos que pasar por Nápoles. En principio sólo la vimos el tiempo que se tarda en ir a la estación de tren y esperar, pero quedamos tan encantados de la ciudad, que decidimos quedarnos unos días para conocerla mejor.
La primera sensación que me dió, era como estar en una ciudad dónde se respira la verdadera esecia de Italia, o por lo menos, en la que salta a la vista los numerosos tópicos que asociamos a los italianos: su forma de hablar, gesticular, etc….
Desde Roma se puede llegar en 2 horas en tren, y aun precio bastante asequible.
Sin duda, su centro histórico es lo más destacado, de hecho está reconocido como Patrimonio de la Humanidad, y es que el paso de distintas civilizaciones han dejado huella en algún rincón de la ciudad.
Por contra, también es una de las ciudades de Italia que vi un poco más peligrosa, de hecho es donde está presente una de las bandas de crimen organizado más conocidas internacionalmente, la mafia.
Lo que más abunda en Nápoles son los castillos y los museos. De los más conocidos está el Castillo del Huevo, que guarda una leyenda asociada al mismo, y que por el hecho de estar en un islote en el mar, le da un aspecto un tanto particular. Se puede visitar en su interior, y en el mismo contemplar los distintos usos que se le han dado, aunque quizá es el de fortaleza del que quedan más vestigios.
Otro de los que destacaría es el Palacio Real de Nápoles, que actualmente es la Biblioteca Nacional. De un estilo neoclásico y quizá no tan ostentoso como otros de la época. Me recordó más al estilo del real de Dinamarca en Copenhague o el de Bélgica en Bruselas.
Uno curioso, aunque más cuando se conoce su historia que por la simple estética es El Castillo Maschio Angioino o Torreón de los Anjou, ya que se construyó en 3 años, todo un record para la época.
Otros sitios que considero importante incluir en el recorrido son: la galeria de Umberto I, que recuerda mucho a la de Milán; la Via San Gregorio Armeno y la Via Toledo, ambas destacadas por las compras que se pueden hacer, si bien con un ambiente pintorersco.
Por supuesto una planificada es la visita al Vesubio y Pompeya, que están a tan sólo 20 minutos en tren del centro de la ciudad.
Además del recorrido histórico, otro de los puntos fuertes es la gastronomía. donde además de la pizza napolitana (la más sencilla pero no por eso la menos buena), está el aliño de la pasta con una salsa elaborada a base de tomate, carne de ternera rellena de queso, perejil, ajo, piñones y uvas, típica napolitana., y de postre el Babá, que es como una especie de flan con licor y gelatina, de sabor melocorón, simplemente delicioso.
Una ciudad debajo de la ciudad. Muchas veces vamos de viaje con el tiempo justo y con tantas cosas que ver se duda mucho. Pues esta es una de esas cosas que no te puedes perder ¡ Es impresionante !
Nos tenemos que dirigir a la Piazza San Gaetano 68, que es donde se encuentra Nápoles subterránea.
Está al lado de San Lorenzo Maggiore y no muy lejos del Duomo.
Se hace una visita guiada en dos partes.
Lo primero que nos preguntaron al entrar (previo pago) es, en qué idioma queríamos la visita. En ese momento no se podía dar en castellano, así que nos tuvimos que conformar con italiano.
Lo siento por los ingleses, pero había mayoría de españoles.
La guía muy maja y se le entendía muy bien. Ya nada mas empezar a bajar las escaleras sientes la emoción de descender a 36 metros por debajo de la ciudad. Si los adultos nos emocionamos, no os podéis imaginar la cara de los niños. Para ellos es una aventura.
Pasamos entre canales y cisternas, objetos de la segunda guerra mundial, e incluso un jardín experimenteal, que más que un jardín aquello parece el cultivo de la tía María.
Pero lo que nos gustó es poder pasar por una galería de 50 centímetros de ancho, totalmente a oscuras y con vela en mano. ¡ Que emoción !
Pero antes de entrar la guía dijo:
El que tenga claustrofobia que no entre, el que tenga claustrofobia que no entre, el que tenga claustrofobia que no entre…..
¡ Total ! que si no tienes claustrofobia, te entra.
Y se le olvidó añadir:
Meter culo y barriga que está un poco estrecho.
Al llegar al final nos encontramos con una cisterna y un ánfora de terracota colgada de una cuerda, que utilizaban para extraer el agua y subirlo a la superficie.
¡ Ahhhhhhhhhh, que se me olvidaba ! Atentos a la guía graciosilla que saca la cabeza por la ventana para ver como va el grupo y te da un susto de muerte.
Del teatro greco-romano no se ve mucho, por no decir prácticamente nada. Creo que debe estar cerrado a las visitas porque había una bajada, pero solo vimos la parte de arriba.
Pero lo curioso del teatro es que está debajo de una casa, en la cual vivía gente y justo debajo de la cama se encuentra la escalera que baja al teatro.
Otra anécdota es que Nerón interpretaba aquí sus obras de teatro, o por decirlo de otra forma, daba el coñazo a su aburrido y obligado público.
No he querido dar más datos históricos de la ciudad subterránea, porque hay un documental que es buenísimo y merece la pena ver. Es de Canal de Historia (History Channel) y se llama » Ciudades bajo tierra, Nápoles «.
La visita suele durar una hora y media.
El Palacio Real es inconfundible. Primero por su fachada rojiza y segundo por sus estatuas que nos recuerdan las dinastías que reinaron en Nápoles.
También por encontrarse en la Piazza Plebiscito y enfrente de la iglesia San Francesco di Paola.
Nos podemos conformar con estas vistas (que no es poco) pero yo recomiendo entrar en el Palacio. La visita no lleva mucho tiempo y merece la pena.
Precio de la entrada: adultos 4 euros y niños gratis.
Sin duda destaca más por fuera que por dentro, pero desde lo alto tiene buenas vistas de la ciudad.
No cobran por entrar, así que no se pierde nada por echar un vistazo.
Sobre Pompeya hay muy buenas críticas, así que voy a centrarme en los precios de las billetes de tren, entradas y demás.
Para coger el tren tenemos que ir a la estación central, en la » Piazza Garibaldi «. Otra cosa de Nápoles que no tiene muy buena fama. Reconozco que a partir de las doce de la noche no me gustaría estar por allí, pero nosotros no hemos tenido ninguna clase de problema al llegar a la estación.
Hay dos trenes diferentes para ir a Pompeya. Uno te deja en el pueblo (Pompei) y otro te deja directamente en una de las entradas a las excavaciones. Desde el pueblo hay unos dos kilometros mas o menos, así que si se quiere ir directamente a las ruinas, hay que coger la linea » Circumvesuviana » y bajarse en la parada » Villa dei Misteri «.
El billete vale 2’30 ida y 2’30 vuelta.
En esto de los billetes nos liamos un poco. Hay de ida y vuelta, otros que se utilizan para varias cosas, como puede ser metro-autobús-funicular…
Precio de la entrada excavaciones: 11,00 euros adultos y niños gratis.
Pompeya hay que vivirla y sentirla. Por mucho que pueda decir, siempre me quedaría corta.
Otro documental que recomiendo es » Pompeya El Último Día »
No es cierto que no paren en los semáforos, por lo menos ahora lo hacen cuando pulsas el botón. Otra cosa es que te encuentres en el paso de cebra y esperes a que paren.
¡ JA ! Tienes más probabilidades de que te toque el gordo de la primitiva.
¡ Te tienes que lanzar ! Y no hace falta que tengas la moto encima, ni que venga el coche a ocho kilometros, el termino medio.
Y tranquilos, que hay un respeto entre conductores y peatones digno de ver.
Los napolitanos pueden tener unas costumbres que a nosotros nos parecen extrañas o diferentes, pero no por eso son mejores ni peores. Si vas a Nápoles tienes que aceptar esos contrastes y ver la ciudad desde el punto de vista de los que allí viven. Al fin y al cabo somos simples turistas, tenemos que ir con una mentalidad abierta.
Los napolitanos tienen sus problemas, los viven día a día, pero los superan por su carácter alegre y su fantástica forma de ser.
La ciudad te puede gustar más o menos, pero como se suele decir, nunca pasa desapercibida y mucho menos te deja indiferente.
Sin duda una ciudad que nos encantó y que os invito a visitar porque merece mucho la pena.
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