Milán es una ciudad que se visita bien en un par de días, claro que nos dejamos cosas pero lo básico, lo imprescindible, se puede ver en un fin de semana, y si vais a un ritmo más frenético que el nuestro aún os puede dar tiempo a más cosas. De hecho, dado que ya habíamos visto lo que nos interesaba más y como era lunes y los museos estaban cerrados, el último día de nuestra estancia hicimos una escapadita a Como.
Es una ciudad de negocios, el motor de la economía italiana, y fuera de lo que es el centro es más bien fea, industrial, edificios sin ninguna gracia, sin demasiadas zonas verdes, así que no vale la pena aventurarse por los barrios más alejados. La zona turística es el centro y las distancias no son demasiado largas, aún así por lo que sé la red de metro es buena y funciona bien, aunque no la llegamos a probar, y hay muchos autobuses y tranvías, algunos con muchos años encima, sin calefacción y bancos de madera duros, tienen su encanto pero no son lo más cómodo para trayectos largos…
Contenido de la Guía
Conviene saber antes del viaje
Clima
Milán está muy cerca de los Alpes y eso se nota en la climatología. Además, nos pilló en plena ola de frío en Europa y aunque las temperaturas no bajaron de 0º, hay algo de humedad y la sensación es de más frío.
Si vais a ir en invierno, id bien abrigados, por mucho que las milanesas vayan elegantísimas con una camisa, una falda y tacones, ellas deben tener la piel más dura, mejor id con calzado que abrigue, dos calcetines, un jersey bien gordo, camiseta interior, pantalones de invierno.
Y si sois tan fashion victims que en la ciudad de la moda no podéis dejar de luciros, mejor id en verano…
Aeropuerto
El aeropuerto internacional de Milán es el de Malpensa, que queda a unos 50 km. al norte de la ciudad.
Para llegar a Milán tenemos el tren Malpensa Express, que tarda unos 40 minutos y nos deja en la estación de Cadorna (sólo tiene una parada en lo que sería el centro de Milán, para también en otras dos estaciones de la periferia). Este tren vale 11€, lo que me parece un robo, porque considero que es un medio de transporte lento (tarda 40 minutos para cubrir 50 km.) y no tiene una frecuencia adecuada. Según mi guía (City Pack El País Aguilar), sale cada media hora.
Al llegar a Malpensa tuvimos suerte y el tren estaba a punto de salir, así que sólo tuvimos tiempo de comprar el billete y salir corriendo para no perderlo, pero cuando volvíamos llegamos a la estación de Cadorna y vimos anunciado un tren a las 19.57h, si no recuerdo mal, y otro a las 20.57h. Ignoro si a otras horas hay más frecuencia, pero desde luego un tren cada hora es insuficiente, ya lo sería si fuera cada media hora, así aún peor. Aconsejo que os informéis de los horarios antes para no tener que esperar mucho rato en la estación o arriesgaros a llegar tarde al aeropuerto.
Si nosotros llegamos a perder el tren de las 19.57h hubiéramos tenido un problema, ya que el otro tren hubiera sido demasiado justo y tampoco hubiéramos tenido muchas alternativas.
Las alternativas son un autobús, que vale unos 5-6€, pero que no logré averiguar dónde tiene las paradas, y tarda como una hora en llegar. O el taxi, que es de escándalo, ya que puede costarte unos 60-70€ (para que podáis comparar, 28’50€ nos costó el taxi del aeropuerto del Prat hasta Barcelona).
Por cierto, el tren deja al lado de la terminal 1, si vuestro vuelo sale de la terminal 2 hay un autobús que os lleva, pero es otra cosa a tener en cuenta para no ir justos de tiempo y perder el vuelo.
Transporte público
No hay nada que pueda decir, porque sólo usamos dos veces el tranvía e hicimos todos los desplazamientos andando. Sé que el billete sencillo vale 1€ y permite usar varios medios de transporte durante 75 minutos y hay abonos, pero no tengo ni idea de los precios. Mi recomendación es que, dentro de lo que cabe, andéis todo lo posible, que así se ven más cosas y encima es bueno para el corazón.
En teoría funciona bien, pero el día 7 de diciembre, por la inauguración de la temporada en la Scala desviaron las dos o tres líneas de tranvías que pasan por delante. Hasta aquí correcto, ya que en las paradas había carteles informando del desvío. Sin embargo, el desvío era hasta las 23h, con lo que yo entiendo que a partir de esa hora los tranvías deberían haber hecho el trayecto normal. Pero no, tras esperar en la parada más de media hora y siendo ya las 23.45h acabamos volviendo a pie al hotel, sin que allí no apareciera tranvía alguno.
En realidad no estábamos lejos del hotel pero me dolía el pie e iba coja, y no me apetecía volver andando, pero gracias a la buena previsión de la persona que gestiona el transporte público en Milán no sólo acabé volviendo andando, sino que acabé también cabreada porque encima estuve más de media hora de pie esperando el tranvía, suerte que esa noche no fue demasiado fría…
Horarios
Me quedé sorprendida porque pensaba que llevarían un horario más parecido al nuestro y como en otros puntos de Italia, pero parece que lo de estar tan al norte influye. El primer día llegamos tarde, hasta pasadas las 23h no llegamos al hotel, y a esa hora y estando algo alejados del centro neurálgico, la piazza del Duomo, no encontramos nada abierto para cenar, salvo un restaurante chino, el resto de restaurantes cerraba a las 22.30h, y eso que era viernes!!
Si vais a estar en el centro no es problema, pero a poco que os alejéis un poco (el hotel estaba a unos 15 minutos andando del Duomo) ya no vais a poder comer a las horas que acostumbramos, es algo a tener en cuenta.
Igual que las tiendas, salvo las que están pegadas a la piazza del Duomo, cierran muy pronto, así como a las 19-19.30h, las otras aguantan hasta más tarde, pero no más allá de las 20.30h.
También los museos suelen cerrar muy pronto, sobre las 17.30-18h, lo que fastidia bastante porque quedan horas muertas que se podrían aprovechar de otra manera, pero las dedicábamos a pasear, a tomar un rico capuccino, a entrar de vez en cuando en alguna tienda para entrar en calor, a mirar mucho y comprar poco…
Qué ver en Milán en dos días
Ya he dicho que estuvimos dos días en Milán, así que comentaré lo que vimos cada día por si a alguien le puede servir de guía.
Día 1
Archi di Puorta Nuova
Se trata de un arco doble, uno de los dos únicos accesos de la muralla medieval que se han conservado. Está al inicio de la calle Manzoni y la separa de la piazza Cavour.
Pinacoteca de Brera
Se trata de una colección de pintura ubicada en el Palazzo Brera, un edificio barroco construido en el emplazamiento de un convento del siglo XIV, reformado posteriormente en estilo neoclásico. La Pinacoteca se inauguró en 1809.
Son 38 salas, que agrupan cuadros sin seguir ningún criterio cronológico, y sin que sea posible ver las salas de forma ordenada, a nosotros nos quedaron colgadas algunas salas que no fuimos capaces de encontrar. La colección abarca seis siglos y se centra en pintores italianos, aunque hay también cuadros de El Greco, Rubens o Rembrandt.
La Pinacoteca abre de martes a domingo, de 8.30 a 19.15h (la taquilla cierra a las 18.30h) y la entrada vale 5€. Si queréis más información, podéis visitar la web www.brera.beniculturali.it
San Marco
Iglesia construida en 1254, sobre otra edificada en el siglo XII. Es de estilo románico, aunque durante el gótico y el barroco sufrió diversas reformas. Me resulto muy chocante que el claustro se haya convertido en una pista de baloncesto, con sus canastas y el suelo pintado.
Quadrilatero d’Oro
Es la zona comercial más exclusiva de Milán, en las calles Manzoni, Monte Napoleone, Sant’Andrea y Spiga. Aquí es todo caro, nosotros sólo vimos escaparates, vale que ya era tarde y las tiendas estaban cerradas.
Los escaparates son geniales, están muy cuidados y vale la pena verlos. Una de estas calles, creo que era la de Spiga, tenía incluso una alfombra roja a lo largo de toda la calle. Y con la iluminación de Navidad aún ganaba más en glamour. Aunque no os guste el tema de la moda y aunque no tengáis intención de comprar nada, os recomiendo un paseíto por el quadrilatero d’oro, no deja de ser curioso…
Museo Teatrale alla Scalla
El famoso Teatro alla Scala cerró en el año 2002 por reformas y volvió a abrir sus puertas en la temporada 2004-05. Si queréis ver el teatro lo mejor sería, claro está, acudir a una de las funciones programadas pero las entradas pueden llegar a ser muy caras.
La temporada se inaugura el 7 de diciembre, coincidiendo con el día del patrón de la ciudad. Daba la casualidad de que íbamos a estar allí para la inauguración, así que antes de ir estuvimos viendo precios porque nos hubiera hecho gracia asistir pero eran del todo prohibitivos.
Luego, la casualidad quiso que pasáramos delante de la Scala cuando salía la gente una vez terminada la función y la gente iba vestida de gala, así que de haber conseguido entradas hubiéramos cantado como almejas. Sólo deciros que desviaron los tranvías que pasaban por delante del teatro porque la calle estaba llena de cochazos en doble fila, donde cada chófer esperaba a que las damas y los caballeros salieran de la Scala.
Otra opción para ver el teatro, mucho más económica y además con encanto, es ir al Museo. La entrada vale 5€ y abre de 9 a 12.30h y de 13.30 a 17.30h.
La visita va primero al teatro, se puede entrar en tres palcos del primer piso y ver el escenario, la platea y el palco principal. Luego se pasa al museo propiamente dicho, dedicado, claro está, a la música y la ópera. Hay carteles de funciones representadas en la Scala, cuadros en los que aparece el teatro, instrumentos antiguos, cuadros de cantantes, etc. Es una visita agradable, no se hace pesada, y con ello se puede visitar también las estancias del teatro, cual estancias de un palacete.
Galleria Vittorio Emanuele II
Son unas elegantes galerías comerciales situadas justo al lado del Duomo. No son muy grandes, en realidad tienen planta de cruz latina, y en ellas encontramos todas las grandes -y caras- marcas. Las galerías no están cerradas, al estilo de los centros comerciales más actuales, así que no sirven para cobijo durante el frío invierno…
La construcción de la galería empezó en 1865 y acabó en 1898, hecho que se conmemoró con un arco de triunfo en la puerta de la galería que da a la piazza del Duomo. Lleva el nombre del rey Vittorio Emanuele II, quien puso la primera piedra.
En el centro hay una cúpula, iluminada de forma preciosa por la Navidad. Debajo de la cúpula hay un mosaico y hay otros cuatro alrededor, que representan cuatro ciudades italianas, el escudo de Milán, el toro de Turín, el lirio de Florencia y la loba de Roma. Dice la tradición que pisar los testículos del toro da buena suerte. Si funciona o no espero comprobarlo en breve, pero está claro que mucha gente ha intentado ya llamar a la buena suerte, porque el toro ya no tiene testículos, hay directamente un agujero en el suelo en el lugar donde alguna vez estuvieron.
Tomar algo en la galería puede ser terriblemente caro pero si dejáis de lado los reparos que podáis tener, id al McCaffe (sí, una cafetería de McDonalds) y pedid un capuccino, son baratos, 1’10€ y están deliciosos y van genial para entrar en calor a media tarde. Lo malo es que la cafetería está pegada a un McDonalds y si no encuentras sitio en la cafetería, que estaba siempre llena, tienes que ir a tomarte el capuccino con aromas de hamburguesas… Yo en Barcelona nunca tomaría un café en McDonalds, tiene pinta de ser malísimo, pero de vedad que ese capuccino merece que dejemos de lado los prejuicios, ojalá aquí encontrara un capuccino como esos…
Piazza Mercanti
La antigua plaza del mercado alberga edificios del siglo XIII. En ella está el Palazzo dei Giuriconsulti, que ahora es la Cámara de Comercio, y la Loggia degli Orsi, un edificio en mármol rosa y gris. La lástima fue que la visitamos cuando había un mercadillo navideño y la plaza estaba llena de gente, pero por otro lado tenía el encanto del bullicio y los tenderetes que en su día hubo, cuando se usaba para el mercado.
Día 2
Duomo
La catedral es el símbolo de Milán. En los tejados tiene 2.245 estatuas, 135 agujas y 96 gárgolas y, desde luego, el efecto visual es espectacular.
Las obras se iniciaron en 1386, por orden de Visconti, que quería construir el templo más grande de Italia.
La catedral se consagró en 1418, aunque en ese momento aún estaba inacabada. La fachada se inició en el siglo XVII pero por la polémica que suscitó no se acabó hasta 1812, bajo el mandato de Napoleón.
Ya lo he dicho pero me repito, es una catedral espectacular, en su momento tuvo detractores (D.H. Lawrence dijo que parecía un erizo) pero no creo que nadie ahora niegue que es una maravilla. Además, la fachada está blanca inmaculada, lo que embellece más el conjunto. El interior, sin embargo, es más oscuro, aunque las vidrieras son una maravilla.
El acceso a la catedral es gratuito pero hay que pagar para ver el tesoro y para subir a los tejados. Del tesoro no puedo decir nada, pero sí de la visita a los tejados. No diría a nadie que vaya a Milán que deje de subir pero sí avisaría que en según qué circunstancias puede ser una visita un tanto decepcionante.
Para empezar, os digo que la entrada vale 7€ si se sube en ascensor y 5€ si se sube por las escaleras. Sólo subí hasta el primer piso así que no puedo decir si es cansado o no llegar hasta arriba, pero hasta al primer piso no cansa y no creo que valga la pena coger el ascensor.
Digo que fue decepcionante. Os cuento, resulta que hacía mucho frío, aunque creo que eso ya lo he dicho en varias ocasiones, y por las noches helaba. Llegamos al Duomo sobre las 11h y estaba cerrado el segundo piso porque seguía helado y no era seguro, pero dijeron que la previsión era abrirlo sobre las 13.30-14h, así que decidimos visitar otras cosas y volver más tarde. Aunque hacía un día precioso, frío pero con un sol radiante, aún así no abrieron. Si es por motivos de seguridad no queda más remedio que aceptarlo, y decidimos subir sólo al primer piso. No sé cómo es la visita completa pero la media visita que hicimos nos supo a poco y nos pareció caro pagar 5€. Se sube por dos escaleras que están una a cada lado de la catedral y una vez en la galería del primer piso puedes andar por allí, ver las gárgolas y las agujas de cerca, pero las vistas de Milán quedan limitadas, no estás a tanta altura y además no puedes visitar todo el perímetro de la catedral, los que suben por el lado derecho no pueden llegar andando hasta el lado izquierdo, y viceversa, así que nunca puedes estar encima de la piazza, donde las vistas serían más espectaculares. Nos gustó pero, sinceramente, esperábamos mucho más.
Por cierto, en días despejados se ven los Alpes.
Basilica di Sant’Ambrogio
Es una iglesia románica dedicada al patrón, construida originariamente entre los años 379 y 386, aunque fue ampliada en los siglos IX y X. Resulta curiosa porque tiene dos campanarios, de distintas alturas, uno del siglo IX y otro del siglo XII.
El interior es sencillo y bonito, pero el día del patrón, tras la misa del obispo, está a reventar de gente y, desde luego, no es el mejor momento para ver la iglesia con tranquilidad.
Santa Maria delle Grazie
Es una iglesia renancentista, contruida entre 1463 y 1490. La cúpula y el claustro son obra de Bramante, y según la guía City Pack de El Pais Aguilar su visita vale la pena. La lástima fue que llegamos justo cuando cerraban y el párroco nos sacó a todos, literalmente, y apenas tuvimos tiempo de echar un vistazo al interior.
Pero la fama de la iglesia es porque en ella está el famoso cuadro de Da Vinci, «La última cena», que tanta relevancia tiene en «El código da Vinci». Para entrar a verlo hay que tener reserva previa y aunque la guía que llevábamos es del año 2008, se equivocaba con la recomendación de reservar un par de días antes.
Quien quiera ir que reserve con un mes de antelación, por lo menos. Nosotros nos confiamos e intentamos reservar con unos 10 días de antelación y ya estaba todo completo, igualmente nos acercamos por si había alguna cancelación, pero había un cartel en la puerta que decía que no había plazas hasta enero (recordad que esto era el 7 de diciembre).
Por cierto, la visita dura 15 minutos y cada vez entran unas 20 personas, así calculad el negocio que hacen con el cuadrito de marras, porque la entrada son 6’50€, más 1’50€ por la gestión de la reserva, así que cada persona paga 8€ por 15 minutos, porque la reserva es obligatoria… Tenéis más información en www.cenacolovinciano.org. La reserva se puede hacer supuestamente online o llamando por teléfono, pero la reserva online no funcionaba, estuvimos probando durante muchos días hasta que visto lo visto, llamamos cuando faltaban unos 10 días, de haber funcionado correctamente la web igual sí hubiéramos conseguido una entrada. Por cierto, abren de martes a domingo de 8.15 a 19h.
Castello Sforzesco
Es una fortaleza construida por la familia Visconti entre 1358 y 1368, transformada en un castillo renacentista bajo el gobierno de Francesco Sforza. Napoleón lo utilizó como cuartel y actualmente alberga varios museos.
El castillo abre de 7 a 18h, los museos abren de martes a domingo de 9 a 17.30h. La entrada vale 3€ y es gratis los viernes de 14 a 17.30h y cada día de 16.20 a 17.30h.
Por un lado está el Civiche Raccolte d’Arte Antica, una colección de escultura en la que destaca la Pietà Rondanini, de Miguel Ángel. Hay también un museo arqueológico, otro egipcio, otro de pintura y otro de instrumentos musicales. Creo que no me dejo ninguno, sinceramente, no tuve tiempo de verlos todos y me pareció muy liado el museo, con varias indicaciones que no me sirvieron para orientarme.
Tenéis más información en este post.
La iluminación navideña del castillo era espectacular, toda la fachada cubierta de bombillas pequeñas que iban subiendo y bajando de intensidad, a la par de la música que sonaba por unos altavoces. Un momento mágico, que te dejaba embobado mirando las luces, pese al frío.
Parco Sempione
Es un parque que queda junto al castillo, construido en el año 1893 en estilo inglés. Es grande, 47 hectáreas, y de día está muy concurrido. Cuando fuimos no era tarde pero ya era noche cerrada y el parque seguía abierto, aunque ya apenas había alguna pareja dándose calor mutuamente, algunos turistas como nosotros y un par de masocas haciendo footing en pantalón corto. No había casi nadie y estaba muy oscuro, pero he de decir que había varios coches de la policía patrullando.
Dentro del parque destaca la Torre Branca, una estructura de acero similar a la Torre Eiffel, aunque mucho más pequeña, claro. Es visitable pero cuando fuimos ya estaba cerrada.
Y con esto acabó nuestra visita a Milán, aunque sin duda nos quedaron cosas por ver, pero el tercer y último día decidimos pasarlo en Como.
Para ir a Como podéis alquilar un coche o ir en tren, opción más recomendable a mi punto de ver, ya que no habrá que preocuparse de si nos perdemos o no. Eso sí, tened claro desde qué estación sale el tren, porque nosotros nos fiamos de la guía y nos liamos. Desde la Stazione Centrale sale un tren que pasa por Como, pero es un tren más caro, tarda unos 40 minutos en llegar y el billete vale unos 15€. Sinceramente, creo que no vale la pena. Desde la estación Porta Garibaldi sale otro tren a Como, que tarda una hora y vale 3’60€, por la diferencia de tiempo que tarda el tren no creo que compense pagar la diferencia por el tren más rápido. Creo que ambos tipos de trenes salen cada hora, más o menos.
Es importante que sepáis con qué tren queréis ir y vayáis a la estación correcta, ya digo que nos equivocamos y fuimos a la Centrale, donde había dos tipos de máquinas de venta de billetes, que no queda nada claro para qué trenes son cada tipo de billetes, y acabamos comprando un billete para un tren que no salía de esa estación, con lo que tuvimos que ir hasta la otra estación, ya que consideramos que pagar la diferencia no nos compensaba.
Con tanto lío al final no estuvimos en Como tanto tiempo como nos hubiera gustado, bien da para un día entero. Es un pueblo precioso, en la montaña, a los pies del lago que lleva el mismo nombre. Podéis pasear por la ribera del lago, hacer una excursión en barco, ver la catedral, calles medievales, subir en funicular, ver varios museos, pero todo con calma, disfrutando del paseo, ya que no concibo esos paisajes vistos con prisas y sin disfrutar del momento. Tenéis información de Como en www.lakecomo.it
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