El palacio Pitti es una gigantesca construcción, casi una fortaleza más que un palacio, de visita obligatoria en Florencia.
Se encuentra en Oltrarno (el otro lado del Arno), y para llegar a él sólo hay que cruzar el Ponte Vechio y seguir recto, y te encontrarás con una de las edificaciones más grandiosas del Renacimiento, fue el célebre Brunelleschi quién diseñó la almohadillada fachada del palacio.
También son varios los autobuses que podemos tomar y que nos dejan en las inmediaciones: D, 11, 36 ó 37, sin embargo, yo os recomiendo a todo el mundo que en esta ciudad se olviden del transporte público y que lleguen a los sitios guiándose por un plano y disfrutando a tope de todo lo que se va viendo mientras se pasea, que es muchísimo.
El palacio fue mandado construir por el banquero Luca Pitti en 1457, en su afán por superar a sus eternos rivales, los Médici; los descendientes de Pitti quedaron arruinados en sus intentos por terminarlo.
Posteriormente se convirtió en residencia de la familia Médici, y desde entonces todos los gobernantes de la ciudad residieron allí.
Hoy día podemos ver entre sus paredes todas las obras de arte que atesoraron los Médici, además de los salones y cámaras ricamente decoradas.
El palacio Pitti es sede de museos y galerías importantes, entre ellos:
- La famosa Galería Palatina, que acoge muchas obras maestras de las principales escuelas pictóricas italianas y europeas del 1300 al 1700.
- Los apartamentos reales.
- El museo de la plata.
- El museo de berlinas históricas.
- La galería de arte moderno.
Además de estas galerías, son de obligada mención y visita los amplios jardines de la parte de atrás del palacio, los jardines de Boboli (Giardino di Boboli). La mejor forma de disfrutarlos es paseando tranquilamente por sus numerosos senderos, observando la fusión entre arquitectura y naturaleza que fueron capaces de crear los maestros italianos… ¡y todo por pura rivalidad!
A la hora de acceder al palacio se pueden escoger distintos tipos de entradas, según se quiera visitar todo el edificio y los jardines de Boboli, o tan solo algunas partes.
Si se elige la entrada completa se podrá visitar la Gallería Palatina, el Museo degli Argenti, la Galleria del Cotume, los Apartamenti Monumentali, la Galleria d’Arte Moderna, y los magníficos Jardines de Boboli, por tan solo 5’25 €.
La Galería Palatina cuenta con obras renacentistas y barrocas; y las vemos tal y como las colgaron los Médici en su día, sin atender a razones cronológicas o temáticas. De esta parte del palacio, me gustaría destacar sobre todas las obras que allí se pueden ver, que son muchas, el cuadro “La virgen de la silla”, de Rafael, magnífica pintura de este genio de Urbino, es un cuadro que me cautivó en cuanto lo vi, una de esas pinturas que te atrapan, y te fascinan.
Pasear por la Galleria Palatina supone ver infinidad de obras de arte, no queda un solo hueco libre en las paredes, cubiertas por cuadros y más cuadros, de verdad que no exagero. Aunque ya digo, no son sólo cuadros, son auténticas obras de arte, pues allí encontramos pinturas de Tiziano, Tintoretto, Botticelli, Perugino, Veronés, Rubens, Caravaggio, Van Dyck…, en fin.
El Museo degli Argenti se encuentra ubicado en los salones que usaban los Médici, y allí podemos ver piezas de cristal, marfil, ámbar… Podemos disfrutar de verdaderas filigranas y miniaturas de plata, hechas por los mejores orfebres florentinos. Desde aquí podemos acceder a la Galleria del Costume, donde encontramos una exposición que refleja la evolución de la moda desde finales del siglo XVIII hasta los años veinte, muy curiosa de ver.
Los Apartamenti Monumentali son los salones oficiales del palacio, se encuentran en el ala sur, y fueron construidos en el siglo XVII. Estas dependencias están decoradas con manifiesta opulencia, con frescos pintados por los mejores artistas florentinos. Pasear por esta zona del palacio es trasladarte a otra época, puedes ver como vivían en aquella época, con que lujos…, la verdad es que para la vida de ahora no resultaría muy cómodo.
La Galleria d’Arte Moderna cuenta con cuadros procedentes del periodo comprendido entre 1784 y 1924, cuenta además con piezas donadas por el Estado y por coleccionistas privados. De esta parte cabe resaltar las obras de finales del XIX de un grupo italiano llamado Macchiaioli, equivalente al impresionismo francés; son una maravilla de pinturas, que plasman la belleza del paisaje toscano.
Y por último los Jardines de Boboli, una inmensidad de terreno situado a espaldas del palacio, un jardín de dimensiones bárbaras, magnífico ejemplo de jardinería renacentista, se trazaron para los Médici cuando adquirieron el Palacio Pitti en 1549.
El precio de la entrada a los jardines es de 7€ e incluye la entrada al museo de cerámica y a otro jardín. La puerta de entrada está situada en la parte derecha una vez accedáis al interior del palacio Pitti, de todos modos está muy bien indicado, y será justo en esa puerta donde os pedirán la entrada. Para los ciudadanos de Florencia el jardín es público y por tanto de acceso libre, por lo cual os sorprenderá (bueno, ahora ya no, pero a nosotros sí que nos sorprendió) la cantidad de gente que hay tirada sobre la hierba tomando el sol y descansando. En nuestro caso hicimos lo propio, nos compramos agua y paninis y también entramos a descansar en los jardines, nos descalzamos y a descansar..sobre todo lo mejor es que subáis hacia la parte de arriba para tumbaros o sentaros allí ya que la vista será mucho mejor.
Debido a un desnivel existente en el terreno, la forma de estos peculiares jardines nos recuerda a la de un anfiteatro romano rodeado de grandes árboles como cipreses y pinos, este anfiteatro se encentra adornado con distintas esculturas romanas realizadas en mármol y numerosas fuentes entre las que cabe destacar sin duda alguna la “Fuente de baco” que representa la imagen del dios romano Baco de una forma muy peculiar.
En ellos se pueden ver numerosas estatuas y fuentes repartidas por todo el jardín, setos perfectamente recortados formando caminitos por los que pasear y perderse; más lejos del palacio, los jardines se vuelven más boscosos, y un tanto más desordenados. Subiendo hacia la parte alta veréis el estanque de Neptuno (es una especie de fuente que transcurre de forma vertical) con una estatua en su parte más alta. También en la parte más alta está el museo de la cerámica, aunque entra con la entrada si no os atrae mucho es posible que decidáis no entrar, aún así os recomiendo visitar el pequeño jardín que pertenece al museo ya que tiene unas bonitas vistas del lado contrario del Palacio.
Otro punto de visita obligada es una gruta situada en un lateral del palacio, la Grotta Grande, de estilo manierista, que fue creada por Buontalenti en el siglo XVI y alberga en el interior una copia de la Venus de Giambologna.
Nosotros subimos para arriba hasta llegar a un pequeño lago. Subimos un poco más arriba y encontramos un pequeño jardín con rosales y vistas a la «zona verde» de Florencia, con sus campos, su masías… Y justo en este pequeño jardín entramos en el museo de la cerámica, donde vimos platos y vasijas de todos los tiempos.
Después de esto salimos por una puerta lateral para poder visitar los jardines Berdini, no sin antes asegurarnos que luego nos volverían a dejar entrar!!! Por el camino nos encontramos el fuerte de Belvedere (si no recuerdo mal el nombre…) pero estaba cerrado y no lo pudimos visitar.
Cuando volvimos a entrar a los Jardines Boboli seguimos otra ruta por su interior, un camino lateral que nos llevó a otro lago con naranjos y limoneros, también muy bonito! 🙂 Podéis poner punto final a la visita de los jardines entrando en la gruta, pero observad bien los horarios antes de ir hacia allí ya que antes por lo menos eran a las horas en punto y la verdad es que te dejaban estar en el interior poco tiempo.
Pasamos unas dos horas andando por los jardines hasta que tuvimos suficiente y nos fuimos a comer.
Los jardines cuentan con un anfiteatro, donde se representaron las primeras óperas de la historia; con un invernadero, construido en 1785 para proteger las plantas de las heladas, y con un pequeño pabellón de estilo rococó llamado Kaffeehaus, donde en verano se instala un café. En fin, un lugar idílico donde perderse y descansar de la ruidosa masa de turistas que plaga la ciudad.
Cerca de la salida está la fuente de Pietro Barbino, el enano favorito de Cosme I, llamado «bacchino», muy famoso entre los florentinos, pues se dice que da suerte tocarlo.
A mi es una de las cosas que más me gustó de Florencia, bueno que tontería, en realidad me gustó TODO de Florencia, pero me quedé maravillada con la visita al Palacio Pitti, aparte de las partes que se pueden visitar del palacio, sólo pasear por sus anchos corredores y escalinatas, y por sus frescos patios, es ya una delicia.
Cerca del palacio y los jardines, se encuentra la Piazzale Michelangelo, en el Monte de las Cruces. También podemos llegar a ella a través del Puente alle Grazie. Desde esta plaza de puede contemplar la imagen mas bonita de Florencia, una panorámica espectacular con la cúpula de la catedral, las torres y las fortalezas y los perfiles de los palacios y jardines renacentistas. Todo ello se combina con los colores típicos del paisaje toscano, por lo que al atardecer se convierte en el lugar predilecto de artistas y enamorados.
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