En nuestro último día de estancia en Paris aún nos seguían quedando lugares por visitar. Si ya sólo para ver bien el museo del Louvre debes de pasar varios días en él, imaginaos lo que es ver toda esta ciudad.
Bueno, la cuestión era que nos quedaba una mañana libre antes de ir a coger el avión de regreso a casa, así que decidimos por lo menos ver algunas cosas que teníamos en lista y comprar algunos regalos para llevar a casa.
Así, nos dispusimos ver algo de la margen derecha del Sena y ver algo que no quedara muy lejos del centro.
Así fue como descubrimos esta iglesia y sus alrededores. Ya habíamos visto que por la zona había una gran iglesia, pues la tal se encuentra cerca del Puente Nuevo, uno de los que dan acceso a Isla de la Ciudad (Île de la Cité) donde se encuentra Notre Dame, Sta Chapelle, la Conciergeirie, etc..
Si queréis ir directamente hay muchas líneas de metro que tienen su parada aquí. La parada llamada Les Halles.
La zona donde se encuentra la iglesia de San Eustaquio es una gran plaza ajardinada. Hay una gran plaza que alberga desde hace siglos un mercado y en la actualidad también un gran centro comercial moderno excavado en tierra.
La iglesia de estilo gótico bien podría albergar una catedral en cualquier otra ciudad, pero dado que sólo puede haber una por ciudad, en París debe de conformarse con la categoría de una gran iglesia.
La iglesia tardó 100 años en construirse, desde el año 1532 al 1637, y pronto adquirió bastante notoriedad y fue la favorita de mucha gente famosa. Fue la iglesia que eligió Luis XIV para hacer su primera comunión, también fue la iglesia dónde fue bautizado Richelieu, Jeanne-Antoinette Poisson, la futura madame de Pompadur, y Molière, quien también se casó en esta iglesia. Aquí también recibieron el último adiós Ana de Austria, Turenne y Mirabeau. También fue escogida por Mozart para organizar el funeral de su madre, y Marie de Gournay está enterrada allí.
En el lugar donde se encuentra hoy la iglesia había una parroquia que se construyó en 1223 gracias a Alais y las tasas que recogía de los mercaderes de pescado. Dicha capilla fue dedicada a Santa Agnès, cuando la iglesia fue construida siglos después se la pusó el nombre de San Eustaquio, un general romano que fue quemado junto con su familia por convertirse al cristianismo.
La iglesia fue diseñada por el arquitecto italiano Domenico da Cortona, empezando con un diseño gótico y terminando con una fachada principal de estilo renacentista.
La iglesia tiene muchas cosas que ver en su interior. Aparte de las cosas normales que uno puede encontrarse en una iglesia, y a pesar del expolio que sufrió en tiempos de la Revolución Francesa, la iglesia conserva varias pinturas de Rubens, y destaca también el órgano de 800 tubos que es el más grande de Francia, y una escultura de Keith Haring de plata en memoria de las muertes por SIDA en la década de los 80.
En el exterior también podemos disfrutar de una escultura de Henri de Miller llamada L’écoute (La escucha), una enorme cabeza con una mano en actitud de escucha donde siempre hay multitud de personas haciéndose fotos.
También en el exterior hay un moderno y enorme reloj de sol que puede pasar desapercibido por su tamaño ya que consiste en una extraña columna con un espejo que va iluminando las horas marcadas en una gran bancada que rodea al mismo.
Quizás no sea el mejor edificio religioso de Paris, puesto que sin duda se lleva Notre Dame, pero creo que le sigue muy de cerca. Es un lugar lleno de historia y encanto, con mucho espacio para descansar y disfrutar. Idóneo para relajarse un poco después de visitar la Isla de la ciudad y andar durante mucho rato.
Pasear por zonas despejadas y sin muchas aglomeraciones es algo que se agradece en una ciudad como Paris en las que casi todos los lugares están infestados de gente viendo los lugares con más renombre. Disfrutar de los de «segunda clase» sin prisas y con calma es un placer.
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