Otra vez contraataco con otra opinión, y dedicada de nuevo a mi ciudad, Valencia, que ya hacia tiempo que no escribía nada acerca de ella. El lugar elegido es la Plaza Redonda, muy conocida por los valencianos, sobre todo los domingos, y que sin duda es uno de los sitios más característicos de mi ciudad.
Como ya bien sabemos, Valencia se está modernizando desde hace ya algunos añitos; su ciudad se adapta al nuevo siglo, tanto en conocimientos, como en infraestructuras, turismo y edificios y monumentos, todos ellos modernos (solo necesitamos recordar la Ciudad de las Artes y las Ciencias para darnos cuenta). Esto está muy bien, y es lo que mas se conoce, porque en parte es la razón causante del gran crecimiento de la ciudad. Pero yo siempre he dicho que detrás de eso hay muchos edificios, monumentos, calles y barrios históricos, que esconden una gran histórica que sin duda merece la pena conocer y visitar.
La Plaza Redonda es uno de estos sitios. También recibe el nombre de «El Clot» (El Hoyo), pues está rodeada de tres pisos de casas de madera, y eso es lo que parece; un hoyo entre tanta casa. Me cuenta mi padre que ya iba de pequeño, y yo tengo recuerdos de haber ido montada en el cochecito de bebé. Os estoy hablando ya no de hace 22 años, que son mis años, sino de hace mínimo 50, que casi son los de mi padre. Más de 50 años de Plaza Redonda, que se dice pronto…y aún hoy funcionando como el primer día.
La Plaza Redonda se sitúa en el casco histórico de la ciudad. Recibe ese nombre porque se trata de una plaza redonda, como su buen nombre indica, que deja al centro una fuente. Tiene diferentes entradas, mediante calles estrechitas, típicas de antaño, una de ellas se encuentra entre la plaza de la Reina y la calle San Vicente. Esta plaza no es muy grande, muchas veces he notado sensación de agobio, y más con las palomas que hay… y es más, no tendría gran interés a no ser por lo que podemos encontrar en ella.
La plaza en sí está rodeada por otra calle, también en forma de círculo. Desde siempre ha sido un mercado; siempre ha habido tiendecitas a sus alrededores…me cuenta mi padre que mi abuela iba a comprar allí, así que solo con este dato podemos darnos una idea de la antigüedad que tendrán. Por aquellos años en estas tiendecitas se podían comprar elementos para realizar ganchillo, con mucha demanda (pues tengamos en cuenta que el dinero escaseaba y eran las madres las que hacían los sueters a sus hijos). Actualmente encontramos tiendas de todo tipo, pero conservando aquel espíritu. Hoy encontramos desde tiendas de animales (allí compré a mi gato, hace más de 15 años, y aún sigue por aquí), hasta tiendas de utensilios de cocina (paellas, cazos…), pasando por tiendas de juguetes, de ganchillo, de ropa… estas tiendas están permanentes y abren todos los días.
Pero cuando la Plaza Redonda tiene especial interés es cada domingo, pues a su función de mercado se le une la función de rastro. Desde primera hora de la mañana empieza a construirse en sus alrededores y dentro de ella un mercado ambulante donde podemos encontrar de todo; música (y cd’s descatalogados), libros y cómics de coleccionista, esculturas, películas, juguetes, animales (desde perros y periquitos hasta gusanos de seda), cuadros, tiendecitas donde nos podemos hacer con una caricatura nuestra, souvenirs, ropa… podemos encontrar todo lo que se nos ocurra, y además a muy buen precio. Todo esto está animado por mimos y señores tocando la acordeón o la guitarra española.
Pero no solo podemos encontrar esto; si tenemos hijos que están en la época de coleccionarse los típicos cromos de la liga o de la colección que sea, y tienen bastantes «repes», pueden ir a la Plaza Redonda cualquier domingo a intercambiarlos con otros niños que con gran ilusión van acompañados de sus padres. Yo esto lo he hecho muchísimos domingos, no se si aún seguirá, pero antes al menos era así…en cada esquina había alguien dispuesto a intercambiar, con su fajo de cromos repes… Yo he completado muchas colecciones con estos intercambios, pues había tanta gente dispuesta a intercambiar que siempre encontrabas los que te faltaban. También habían tiendecitas que vendían estos cromos; si te faltaba alguno podías comprarlo, o bien vender los tuyos repes cuando ya habías terminado la colección.
Aunque algunas de las tiendas son de animales, no solo podemos encontrarlos allí; hay personas que venden o regalan cachorros de su propia perra. Las podemos encontrar fácilmente, no se ponen directamente en la plaza, sino por los alrededores; se caracterizan porque llevan la típica caja de cartón donde meten a los cachorros, y normalmente, aquellos que se venden no tienen un precio fijo, es decir, se llega a un acuerdo entre aquella persona que está dispuesta a comprarlo y el vendedor. Muchos de ellos se regalan, son una monada…
Aún así, también tiene sus pegas; los domingos hay mucha gente, sobre todo en verano, y entre ellos ladrones; ya no solo de objetos de las paradas ambulantes, sino de bolsos y carteras, con lo que hay que estar bien atentos y con el bolso bien amarrado.
Aún así, yo recomiendo ir… es más, encuentro indispensable visitar esta plaza al menos un domingo al año. Adentrarse en esta plaza redonda un domingo es como retornar a los años 40-50…aquí la modernidad no cabe, por lo que es un fiel reflejo de la vida de hace medio siglo. Veo educativo llevar a los pequeños de la casa para que puedan descubrir cómo era el comercio en la época de sus abuelos, porque además se van a divertir muchísimo.
Cada domingo se acercan a ella familias enteras en busca de algún objeto o simplemente para pasar un rato agradable… Yo, cada vez que voy, recupero nuevos recuerdos de mi niñez que parecían olvidados…y es que, a pesar del paso de los años, hay cosas que nunca deben cambiar, y de hecho, no han cambiado.
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