Ya hacía tiempo que no escribía ninguna opinión sobre mi ciudad así que ya iba tocando. Esta vez mi opinión se trata de un monumento muy emblemático en Valencia y conocido por todos: La Plaza de Toros.
Se encuentra en el centro de Valencia, al ladito mismo de la Estación del Norte, muy buena ubicación pues es una de las primeras cosas que ven los turistas que vienen a Valencia en tren. Y esta vista no está nada mal; una gran construcción, redónda, sin ningún ángulo recto, que asoma por entre una calle y un pasaje haciendose notar. La verdad, la primera vez que se ve, impresiona. Suelo pasar por delante muy a menudo y lo veo en las caras de los turistas. Serían innumerables las fotos que hay por el mundo de esta plaza de toros, pues no hay turista e incluso valenciano que no tenga.
Esta Plaza de Toros tiene más de un siglo de histórica; empezó a construirse en 1.859, terminándose dos años después. Su arquitecto fue Sebastián Monleón, un gran hombre que ideó y plantó una referencia valenciana aún muy importante después de siglo y medio.
Si la miramos desde fuera, lo primero de lo que somos conscientes es de su color; anaranjado, formado por los miles de ladrillitos que componen la fachada redonda, cortados por 4 alturas de ventanas-miradores que rompen con la estructura, con el blanco como protagonista. Son muchos los que se asoman por aquí para ver la vida normal que tiene Valencia; al estar en el centro, está muy concurrido; desde transeuntes hasta autobuses, coches, motos, personas con maletas, corriendo porque pierden el tren, pitos, estrés… Se asemeja bastante a un edificio romano, por su estructura y por el blanco de las ventanas. Por las noches se ilumina, dando mucha luz y siendo uno de los edificios más bonitos de Valencia.
Está situada ante una explanada bastante grande, donde se encuentran las taquillas y donde hay un monumento que en su dia se plantó en memoria de Manolo Montoliu. Este monumento se usa como lugar de quedada, aquí es típica la frase: «Quedamos en el torero» o «Quedamos en la plaza de toros».
Si entramos en su interior, nos encontramos con un pasadizo que nos lleva a la esfera redonda donde se celebran los actos. Este pasadizo se repite en cada uno de los 4 pisos, y es donde se encuentran las ventanas. En él podemos encontrar los baños (bastante viejos y desarreglados), algunos puestos de comida y bebida que montan cuando hay actos (precios caros, como siempre), y escaleras que nos llevan a la plaza en sí. De vez en cuando aprovechan para poner mercaditos, justamente ahora hay uno puesto, aunque no os sabría decir de que es; lo he visto desde fuera pero como siempre voy con prisas aún no he tenido tiempo de pasarme. En su periferia se encuentra el corral donde se guardan los toros y una enfermería para primeros auxilios, con servicio de médicos, sobre todo cuando hacen toros.
Una vez entramos a las gradas donde los espectadores disfrutan de los actos, lo primero que nos llama la atención es la circunferencia; de arena amarilla-naranja, y con mucha luz, pues se trata de un espacio descubierto. Las gradas tienen sillas blancas, bastante incómodas por cierto, formando hileras y diferentes pisos; lógicamente, cuanto más cerca estemos del centro, donde se celebran los actos, más nos costará nuestra entrada. Tiene un aforo de 17.000 personas, aunque esto parece mucho no es dificil llenarlo; muchas veces se encuentran carteles de «No hay entradas».
Tengo que decir que estoy completamente en contra de las corridas de toros, pues considero que el maltrato y la muerte de un animal no debería de ser nunca un show, y mucho menos mover tanto dinero como mueve. Por suerte, puedo decir que la Plaza de Toros de mi ciudad alberga otras actividades, y por eso mismo le dedico una opinión; si solo se usara para esto, no la hubiera escrito. Cada vez que hacen toros se concentran, en la explanada, asociaciones antitaurinas con pancartas y megáfonos, repartiendo publicidad a la gente, folletos, pegatinas, explicando el trato que reciben estos animales, y piden firmas en contra. Siempre que paso firmo, porque me parece un acto cruel y brutal que no debería de existir en ninguna parte del mundo.
Bueno, como decía, no solo se albergan toros, aunque vienen muchos toreros famosos, sobre todo en Fallas y en la Feria de Julio. También hacen conciertos, montan el circo cada año (para lo que decoran toda la fachada con luces y fotos, le da mucha vida), exposiciones, exhibiciones de motos… Hasta una nochevieja montaron una carpa y vendieron entradas para aquellos que querían pasar una nochevieja diferente, y aunque fue bastante gente, creo que fue igual que una sala de fiestas.
Hasta aquí mi opinión sobre un referente muy importante de Valencia, la Plaza de Toros, sitio de quedadas, de corridas de Toros y de muchas otras actividades; con gran histórica cultural, es una pieza indispensable y que ayuda a formar el encanto de la ciudad.
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