Hoy me gustaría hablaros de uno de los principales reclamos turísticos con el que cuenta mi ciudad, Valencia, que marcó un antes y un después en ella en lo que a modernidad se refiere y al que la ciudad y todos sus habitantes de debemos muchísimo.
Además, es un buen plan para pasar un buen día, tanto niños, como adultos y ancianos, aprendiendo mucho y divertirnos. Os hablo de uno de los edificios que componen la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia; en esta opinión voy a hablar del Museo de las Ciencias Príncipe Felipe.
Los otros recintos que forman el complejo son: “El Hemisferic”, “L’Oceanográfic”, “Palau de les Arts Reina Sofía”, o el edificio de “Ágora”, donde se han disputado campeonatos de tennis.
Contenido de la Guía
Ciudad de las Artes y las Ciencias
Como sabéis, la Ciudad de las Artes y las Ciencias se sitúa al principio del Cauce del Río Turia y es un referente en mi ciudad, Valencia. Recibe miles de visitantes al año que salen muy contentos e impresionados, y es que, tanto su estampa como su interior, lo merecen.
Esta ciudad es creación de Santiago Calatrava, quien dejó su personalidad marcada aún cuando esta ciudad era proyecto. Ahora que es realidad, no hay duda; cuenta con edificios de estructuras futuristas, blancas, con curvas y formas no demasiado convencionales. Además, el agua tiene un papel muy importante en esta ciudad ya que es el elemento que rodea los diferentes edificios que la componen, de manera que el azul del agua empasta muy bien con el hormigón blanco del que se caracterizan los edificios.
Cómo es el Museo de las Ciencias Príncipe Felipe
En este sentido, el Museo de las Ciencias Príncipe Felipe fue el tercer edificio en inaugurarse, en el año 2000, y uno de los más esperados. Es un museo de contenidos científicos y tecnológicos con una vocación didáctica, donde los niños pueden aprender mientras se divierten, diversión y aprendizaje que también pueden reinar en los padres.
Las exposiciones son interactivas, allí lo prohibido es no tocar. Todo está hecho para manipularlo, para probarlo, para tocarlo, y para jugar. Cada cierto tiempo se cambian los contenidos, aunque hay algunos que están permanentes.
El precio de la entrada no es nada caro y recomiendo cogerlas online con antelación para evitar las largas colas que se suelen formas en los mostradores de entrada.
Se divide en tres plantas. La planta baja recibe el nombre de «La ciencia a escena». En ella podremos disfrutar de los contenidos frio-frio, magia química, montamos el número, y sonidos, además de visitar el Pentáculo (esto es visita gratuita).
Primera Planta
Dedicada al escaparate de la ciencia, donde vamos a encontrar:
- Ciencia del deporte: Esto es muy divertido, sobre todo para los amantes del deporte, porque aquí vamos a poder realizar carreras cronometradas, demostrar lo buenos que somos con una canasta de basket, saber curiosidades sobre distintos deportes y sobre distintos deportistas… Un buen sitio donde pasar un buen rato.
- El lugar de los niños: Un gran centro para divertirse que simula un
edificio en construcción, donde los niños pueden jugar con los ladrillos, las carretillas (todo esto de juguete, claro está). Podemos dejar a nuestros hijos pequeños aquí mientras nosotros vemos el museo. Están bien atendidos pues en todo momento hay cuidadores dentro del parque y ventanas donde podemos ver qué hace en todo momento. Creo que la edad tope es de 5 años. Se lo pasan muy bien. - ¿Qué hay detrás del enchufe?: Juego educativo interactivo donde podemos aprender cómo funciona la electricidad de manera sencilla y entretenida.
- La potencia del agua
… entre otras cosas.
Las siguientes dos plantas se dedican a exposiciones:
Segunda planta
En la planta segunda, llamada «El legado de la ciencia», encontramos exposiciones de génios que han contribuido al desarrollo de esta disciplina, así como Severo Ochoa, Santiago Ramón y Cajal y Jean Dausset, aunque estas exposiciones creo que van cambiando por épocas.
Tercera planta
Dedicada a la vida. Aquí se encuentra uno de los puntos favoritos de todos los niños: Una incubadora de pollitos, donde podemos ver a los pollitos nacer directamente del huevo. Hay muchos huevos y muchos pollitos, no es difícil ver nacer a uno o cómo intenta romper el cascarón. Es muy curioso de ver y muy divertido, se aglomera bastante cantidad de gente sobre todo si hay algún pollito que por fin ha conseguido desprenderse del huevo.
Encontramos también una tienda donde comprar recuerdos, algo caros pero bueno, se intuye ya. También tenemos un bar donde poder tomar algo e incluso comer en el recinto o al aire libre, pero tampoco presume por ser barato.
Mi experiencia personal
A mí siempre me ha gustado la ciencia y es quizás por esto por lo que este museo me encantó. El museo de las Ciencias Príncipe Felipe consta de varias plantas con una gran amplitud y espacio. Dispone de escaleras mecánicas, escaleras normales y corrientes y ascensores, además de servicios y demás. Durante la totalidad de la visita vamos a encontrar diferentes cosas que tienen que ver con la ciencia propiamente dicha. Pero lo que más me gustó de este museo es la capacidad de poder manejar, experimentar, investigar y participar en diferentes puestos que vamos a encontrar por las salas para poder experimentar la ciencia con nuestro cuerpo.
Nos encontramos con un corazón humano partido por la mitad, con una máquina que te medía el salto de longitud, en otro sitio una pantalla te media el calor corporal que tenías en cada parte del cuerpo representándotela en una pantalla mediante diferentes colores, en otro lado podías divisar con una lupa gigante y por medio de un ordenador los poros y pelos de tu piel, en otro lado había un laberinto de espejos, en otro lado divisabas el esqueleto de diferentes animales, etc. Un sin fin de posibilidades con las que poder experimentar y aprender más sobre nuestro propio cuerpo o entorno.
Lo que más me encanta de este tipo de sitios, y como no, este museo de Ciencias Naturales también lo tiene, es el típico reloj con una especie de cable en suspensión que se va moviendo de un lado para otro para apreciar el movimiento de la tierra. Consiste en una especie de bola suspendida en el aire que se va moviendo de un lado para otro y cuando llega a un punto fijo tira las varillas que están levantadas circularmente para comprobar el movimiento de rotación de la Tierra.
El museo de las Ciencias Naturales es muy entretenido y se puede ver en media mañana. Abren a las 10 de la mañana y cierran a las 19, creo recordar. Al final de la opinión os pongo los precios. Recomiendo verlo, porque es una forma muy buena de aprender de la forma más fácil, mientras nos divertimos.
Aún recuerdo yo aquel día en que los medios de comunicación anunciaron el proyecto de este gran complejo. De esto hace ya más de 15 años, pero todos los valencianos sabíamos desde ese primer momento que sería algo espectacular. Del proyecto a la realidad han pasado bastantes años, pero no nos equivocábamos; hoy en día, Valencia debe mucho a este complejo por lo que es imposible que pase desapercibido, ya no para los turistas que deciden venir a Valencia año tras año, sino también para los propios valencianos.
La primera vez que fui fue a los pocos meses de inaugurarse. ¡Todos estábamos más que expectantes! No ha sido la única vez que he asistido; suelo ir de vez en cuando. Generalmente, siempre suele ser lo mismo (quitando de algunas cosas que cambian) pero, al estar a un precio más que asequible (menos de 20 euros, por lo menos así se mantenía la última vez que fui, hará aproximadamente un año), me animo siempre que puedo.
Por muchas veces que visite este museo, siempre encuentro algo nuevo que me sorprende; hay nuevos contenidos, nuevas exposiciones, o simplemente cosas que no recuerdo de otras veces. Siempre salgo de allí más rica en conocimientos de lo que entré; y esto es muy bueno ya que la visita merece la pena, tanto para los adultos como para los niños, que encuentran explicaciones sencillas y fáciles a todo aquello que nos rodea. Además, como podemos verlo en tan solo una mañana, tampoco nos quita demasiado tiempo.
Y además, como podemos comprar entradas combinadas con el resto del complejo, podemos dedicar un día para ver el museo y algo más, como alguna proyección en el Hemisferic, del que os hablaré próximamente.
Muchas más de las veces que he entrado en su interior, he paseado por sus alrededores; el complejo es precioso, no solo la arquitectura de la que se componen los edificios sino el jardín en el que se integra; como ya os he comentado, está situado en el cauce del Río Turia; un río convertido en jardín con mucho césped, árboles, un pequeño riachuelo, bares, fuentes y diferentes alternativas de ocio para realizar…
Lo malo que le encuentro es que, si decidimos ir en verano o en fin de semana, encontraremos muchísima gente. Esto es un problema porque, teniendo en cuenta que el museo de las Ciencias Príncipe Felipe es didáctico y que hay que tocar, se forman colas larguísimas para cada cosa. Pero bueno; aún con gente os recomiendo la visita, aunque si sois de Valencia y tenéis tiempo entre semana, os recomiendo visitarlo un día normal.
Así que mi opinión es muy buena, por lo que no solo os recomiendo, sino que os obligo visitar este museo aunque sea una vez al año, el precio no es caro y pasareis un rato muy entretenido.
Espero que mi opinión os haya servido de ayuda.
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