En esta ocasión y, para variar un poco la temática de mis últimas opiniones, quiero hablaros de uno de los monumentos más importantes de mi ciudad el cual resulta una visita casi obligada para cualquiera que viaje a Valencia. Me refiero a la torre del Miguelete (o, si lo preferís, Micalet que es su nombre en valenciano).
Pues bien, para comenzar con esta opinión que espero os resulte interesante tanto a los que conocéis o habéis visitado el interior y la cumbre de esta torre valenciana como a los que no, os contaré un poco de su historia así como una descripción que os ayudará a conocerla un poco más en profundidad. Tampoco está de más saber dónde se encuentra y algunos datos prácticos que os resultarán útiles a la hora de visitarla. Por supuesto, acabaré explicándoos mis impresiones personales sobre el Miguelete tras haber accedido a esta torre en varias ocasiones.
Contenido de la Guía
Un poco de historia de la Torre El Miguelete
Bien, aunque esta sea la parte que probablemente menos os interese a la mayoría de vosotros, considero importante daros unas mínimas nociones para que sepáis de qué estamos hablando ya que seguramente muchos de vosotros sólo conozcáis la torre del Miguelete de oídas o quizá no hayáis tenido oportunidad de visitarla nunca.
Podríamos decir que el Miguelete es la torre que hace la función de campanario de la catedral de Valencia ya que tanto en su interior como en su cima encontraremos las campanas que repican para dar las horas o anunciar acontecimientos importantes en la capital del Turia. Precisamente, el nombre se debe a una de ellas: la de mayor peso que además es la encargada de dar las horas. Como curiosidad, deciros que, si no me equivoco, todas las campanas están «bautizadas» con nombres de persona, tanto femeninos como masculinos. Según tengo entendido, este hecho se debe a las diferentes onomásticas del día en que fueron bendecidas cada una de ellas, aunque no os podría confirmar este dato con total convencimiento.
En cuanto al estilo arquitectónico al que pertenece, la torre del Miguelete es gótica y fue construída entre finales del Siglo XIV y principios del XV.
Otro dato curioso a tener en cuenta es que en un principio no se encontraba unida a la catedral por la parte de la entrada barroca de la misma que es donde se encuentra ahora y el lugar por el cuál se accede a la torre, si no que quedó así como consecuencia de las ampliaciones de la catedral de Valencia que se llevaron a cabo.
¿Cómo es?
Como podéis observar en la imagen superior, nos encontramos ante una torre de grandes dimensiones que nos impresionará desde lejos, ya que es fácil divisarla a una gran distancia dados sus más de 50 metros de altura en su estructura exterior que se convierten en más de 60 en total si contamos también la distancia que va desde el mirador hasta lo más alto de la campana superior (la conocida como Micalet que es la más grande y la encargada de dar las horas, como os comentaba anteriormente).
La planta de la torre del Miguelete tiene forma octogonal, la cuál conserva a lo largo de su fachada constituyendo, de este modo, un polígono regular con ocho lados completamente iguales cuyas aristas cuentan con contrafuertes.
Si la contemplamos desde fuera, observaremos que esta torre se encuentra dividida en 4 partes, todas ellas de la misma longitud. Aunque se diferencian en su apariencia ya que mientras que las tres más bajas tienen una superficie lisa, la superior cuenta con ventanas y decoración de estilo gótico. Si continuamos mirando hacia arriba (aunque desde fuera no es fácil de distinguir debido a la distancia), veremos una especie de barandilla de piedra que es la que delimita la zona del mirador, accesible para los visitantes y, finalmente, alzando un poco más la vista, podremos observar la campana de los cuartos y la de las horas (Micalet) siendo ésta última la más accesible a la vista por su tamaño y situación.
Pero realmente, lo más impactante de nuestra visita lo encontraremos una vez hayamos ascendido a lo más alto de la parte accesible de la torre, el mirador, lugar desde el cuál podemos maravillarnos con las impresionantes vistas de la ciudad de Valencia.
Para llegar hasta él, tendremos que entrar a la catedral de la ciudad por la entrada principal (la de la parte barroca de la misma) ya que esta torre no dispone de entrada independiente. Una vez allí, nos tendremos que dirigir hacia la izquierda donde se encuentra el acceso al Miguelete. Previo pago de la cantidad de 2 Euros (al menos, ese era su precio la última vez que subí), podremos ascender a la cima de la torre subiendo por la escalera de caracol que se encuentra en el interior de la misma. Esta escalera cuenta con la friolera de más de 200 escalones (creo recordar que eran 207 concretamente), de superficie algo irregular, hechos de piedra y de una distancia considerable entre uno y otro. Además de la dificultad que suponen unos escalones altos, cabe mencionar que a medida que vamos subiendo, éstos se van volviendo más estrechos por lo que aún se hace más difícil subirlos. Todo ello sin contar con la dificultad añadida de que suba gente a la vez que otros bajan, ya que hay una única escalera de caracol para ambos sentidos, lo que obligará a las personas que se cruzan a turnarse para pasar y compartir el espacio en el que apenas cabe uno sólo (depende de cómo sea la persona, claro).
Por ello, se trata de una visita turística nada recomendable para personas con problema de movilidad de distinta consideración ya que el único punto de agarre en la escalera es una barandilla metálica que, todo hay que decirlo, no da la sensación de ser demasiado segura. Si unimos a este hecho, la distancia entre escalones, que el espacio para pasar se va reduciendo poco a poco y que estamos hablando de más de 200 escalones que a veces hay que subir en compañía de otras personas que van tanto en la misma dirección que nosotros como en la contraria, realmente nos lo tendremos que pensar muy bien para subir hasta lo alto de la torre del Miguelete.
Lo bueno es que, una vez hemos pasado por esa «tortura» y hemos conseguido subir los 207 escalones venciendo el agobio, la claustrofobia, el vértigo y demás que éstos nos pueden causar, podremos disfrutar de un merecido «premio» que no es otro que admirar las vistas de la ciudad de Valencia desde el mirador del campanario. Allí, asomándonos a la barandilla de piedra que os describía anteriormente y tras recuperar el aliento, tendremos la oportunidad de admirar la belleza del paisaje desde un lugar privilegiado en el que podemos contemplar los edificios más característicos de la ciudad del Turia, incluyendo la conocida Ciudad de las Artes y las Ciencias que se divisa a lo lejos y os recomiendo visitar completamente si tenéis la oportunidad de hacerlo. Además de las increíbles vistas por las que realmente merece la pena ascender a la torre del Miguelete, podremos admirar las campanas que se encuentran en este mirador: la que marca los cuartos, que es de menor tamaño y la más grande, de la que la torre ha tomado su nombre y que resulta realmente espectacular.
Sin embargo, si acudís por primera vez a Valencia es posible que confundáis el Miguelete con la torre de Santa Catalina que se encuentra bastante cerca del primero pero son fácilmente reconocibles si nos fijamos un poco en sus diferencias, en la descripción que os he hecho anteriormente y en su localización que os ampliaré a continuación.
¿Dónde está El Miguelete?
Como os he comentado antes, actualmente la torre del Miguelete se encuentra unida a la catedral de Valencia aunque se puede ver desde el exterior de la misma. Sin embargo, para poder acceder al interior deberemos entrar por su parte barroca que es la que queda más cerca de la torre.
Para los que no conozcáis la ciudad, deciros que esa entrada es la que dá a la Plaza de la Reina, lugar al que llegan numerosas líneas de autobuses de la EMT e incluso cuenta con una parada del «Bus Turístic» que recorre las zonas más emblemáticas de Valencia. En los alrededores de esa plaza, encontraremos multitud de tiendas de recuerdos, restaurantes y bares míticos en la ciudad, locales de comida rápida y comercios varios.
Además, si rodeamos la catedral por su lateral izquierdo, en el que está precisamente la torre del Miguelete, llegaremos a la plaza de la Virgen, conocida por ser el lugar donde acaba la ofrenda floral a la Virgen de los Desamparados que se realiza en Fallas, en la que podremos observar la fuente de Neptuno que suele estar llena de palomas.
Si nos encontramos en la estación del Norte, tendremos que ir recto hasta el Ayuntamiento. Una vez pasado éste y su plaza, girar a mano derecha por la calle San Vicente desde cuyo final observaremos la Torre de Santa Catalina a la derecha, la plaza de la Reina en el centro y el Miguelete junto a la Catedral al fondo.
Como veis, se localiza en una zona céntrica del casco antiguo de la ciudad y es muy fácil de localizar y accesible en distintos medios de transporte. Además, siempre podéis preguntar a cualquiera con quien os encontréis ya que es un lugar conocido por todo el mundo.
Datos a tener en cuenta
En este apartado os contaré algunos detalles importantes que deberéis tener en cuenta si queréis acceder al Miguelete.
Lo primero de todo, como os comentaba anteriormente, debéis tener en cuenta las peculiares características de las escaleras de acceso a la torre del Miguelete, que las hacen poco recomendables para personas con problemas de movilidad, vértigo, claustrofobia, que se marean fácilmente, con problemas respiratorios, etc. Ya os digo que los escalones son altos, irregulares y se van estrechando conforme vamos ascendiendo, además la barandilla no parece muy segura por lo que personalmente no recomiendo subir a la torre a personas con algunos de esos problemas siempre y cuando sean bastante acentuados, ya que lo pasarán mal durante la subida.
Tampoco me parece conveniente que suban niños muy pequeños, más que nada porque se cansarán enseguida, les será imposible «trepar» por los escalones y supondrán un esfuerzo añadido para sus padres o adultos que les acompañen.
Además de esas recomendaciones personales que, por supuesto, podéis seguir o no, deberéis tener en cuenta que hay un horario de acceso a la torre: de 10 a 13 y de 16:30 a 19 horas, todos los días de la semana. Por lo que antes de subir (y pagar la entrada) tened en cuenta la hora que sea y que se tarda lo suyo en llegar hasta arriba ya que es una auténtica faena que al poco rato de haber llegado arriba, te avisen de que tienes que bajar lo antes posible porque van a cerrar. Os lo cuento con conocimiento de causa, ya que me pasó la última vez que fui, pero ya lo tendré en cuenta para la próxima jeje.
Finalmente, si os decidís a subir al Miguelete, pediros un poco de civismo ya que se trata de un monumento que debemos cuidar entre todos y en el que no hay lugar para las pintadas como las que recuerdo haber visto la última vez que subí. Y también es muy importante la precaución tanto al subir o bajar la escalera de caracol (sobretodo si os cruzáis con gente en sentido contrario o se produce una aglomeración), como cuando ya estemos en el mirador dada la gran altura a la que está.
Experiencia personal subiendo al Miguelete
Bueno, llegados a este punto, paso a contaros mis experiencias con la subida a la torre del Miguelete.
Me centraré en la última vez que subí, hará unos 2 años más o menos, ya que las otras fueron hace más años y no las recuerdo con exactitud, aunque el recuerdo de esas escaleras infernales permanece en mi memoria así como las increíbles vistas que admiré en todas las ocasiones en las que accedí a la torre.
Os preguntaréis por qué he repetido. Pues muy sencillo: tengo familia en otras comunidades y, cuando han venido a Valencia, les hemos llevado a los lugares más emblemáticos de la ciudad como es costumbre. Aunque ahora contamos con otro tipo de turismo y ocio como la Ciudad de las Artes y las Ciencias o Bioparc, por ejemplo, hasta hace años lo más representativo de la ciudad era el casco antiguo y sus edificios históricos dentro de los cuáles no puede faltar la Catedral y su torre del Miguelete. Y, claro, no es cuestión de quedarse abajo mientras tus familiares suben, por lo que he tenido que subir en varias ocasiones.
Pues bien, como os decía, hará unos 2 años subí por última vez al Miguelete. Recuerdo que era invierno, creo que el mes de diciembre y a pesar de que lógicamente no hacía nada de calor, lo pasé bastante mal ya que tengo tendencia a sufrir mareos y las estrechas y altas escaleras de caracol me los produjeron de forma exagerada, claro está.
Como os digo, la subida por los 207 escalones fue horrible, parecía que nunca iba a llegar arriba y me mareé muchísimo aunque al menos tuvimos la suerte de no cruzarnos con gente que bajara mientras nosotros subíamos, porque entonces habría sido mucho peor la situación. Al final, después de esa tortura en la que conseguí quitarme el abrigo a pesar de la estrechez que había, ya que el mareo y el calor que me entraron eran cada vez más fuertes, divisé a lo lejos una luz. Y no era que me estuviera muriendo y viera una luz al fondo del túnel jajaja si no que significaba que por fin estaba llegando al mirador.
Tengo que reconocer que lo primero que hice al llegar, antes de mirar a mi alrededor, fue sentarme en la superficie de piedra que hay rodeando el mirador, tras el cuál se sitúa la barandilla del mismo material. Una vez se me pasó el mareo, me puse en pie y me dispuse a admirar las increíbles vistas panorámicas de mi ciudad que aquella torre me ofrecía y aquellas campanas imponentes que se encontraban ante mí.
En ese mismo instante supe que todo aquél esfuerzo y lo mal que lo pasé había merecido la pena ya que podía contemplar mi ciudad desde arriba, viendo los edificios más emblemáticos y antiguos de la misma, los de nueva construcción, y unos paisajes preciosos que dejaron maravillada a toda la gente que allí se encontraba, incluídos mis familiares y yo, ya que aunque no era la primera vez que me encontraba allí, no recordaba el lugar con tanto detalle ni belleza como la que estaba admirando en ese momento ya que habían pasado muchos años desde la vez anterior.
Cuando mejor estaba allí arriba y mientras nos hacíamos fotos que mostraban nuestra «hazaña», avisaron de que iban a cerrar la puerta de acceso al Miguelete, por lo que todos los que estábamos allí arriba debíamos bajar lo más rápido posible. Así que, tras unos 10 o 15 minutos como mucho de mirar el paisaje, fuimos bajando con bastante rapidez, en fila con gente delante y detrás de nosotros y bastante deprisa lo que hizo que me volviera a marear de nuevo y que además mirar hacia abajo me produjera cierto vértigo.
Así que como podréis suponer, para mí no fue una visita demasiado agradable ya que tardamos mucho más en subir y bajar que el rato que estuvimos arriba por lo que no me he quedado con muchas ganas de volver que digamos. Aún así, tengo que admitir que para subir una sola vez y teniendo en cuenta las increíbles vistas de la ciudad que podremos observar desde arriba del Miguelete, os recomiendo totalmente que accedáis a él si tenéis la oportunidad porque merece la pena totalmente y os lo dice alguien que la última vez que subió lo pasó realmente mal y que estuvo apenas 10 minutos arriba, así que os podéis hacer a la idea de cómo es.
Finalmente, haciéndoos un pequeño resumen de lo que os he comentando a lo largo de esta opinión, deciros que la torre del Miguelete es el campanario de la Catedral de Valencia, de estilo gótico, que nos ofrece la posibilidad de acceder hasta lo más alto de él ascendiendo por una escalera de caracol compuesta por 207 escalones altos, que se van estrechando y hechos en piedra.
Tras esa subida, que se nos hará muy pesada y eterna, llegaremos al mirador desde el que podremos observar unas vistas increíbles de la ciudad de Valencia que nos harán pensar que nuestro recorrido ha merecido la pena totalmente.
Desde fuera, se trata de un monumento que llama la atención ya que resulta imponente y es prácticamente un lugar mítico de la ciudad del Turia que no podéis pasar sin visitar si viajáis hasta aquí. Pero, como os digo, además de la belleza de su construcción, lo que más os gustará sin duda es el paisaje que podréis admirar desde arriba si tenéis la valentía de subir esos peldaños.
Eso sí, antes de hacerlo tened en cuenta los horarios de apertura y cierre de la torre y la dificultad que puede suponer acceder a la torre, sobretodo para personas con ciertos problemas que so comentaba anteriormente.
Si aún así, decidís acceder a la torre del Miguelete, dejaos llevar por la belleza de los edificios y paisajes que tendréis la oportunidad de divisar que constituyen lo mejor de esa visita turística.
Respecto a su localización, no tendréis problema alguno ya que se encuentra junto a la catedral de Valencia, frente a la Plaza de la Reina, y cerca de multitud de transportes públicos.
Asimismo, el precio por subir a la torre es de sólo 2 Euros que no son nada teniendo en cuenta que podremos admirar el interior y la parte superior de la torre más emblemática de Valencia, que es todo un símbolo de nuestra ciudad.
Así que, en definitiva, si tenéis oportunidad, no dudéis en subir al Miguelete pues merece la pena totalmente.
Creo que no me dejo nada, así que muchas gracias por vuestras lecturas, valoraciones y comentarios!!!
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