Parque de la Alameda
¿Quieres hacer buenas fotos de Santiago de Compostela y descubrir la historia de Las dos Marías? Entonces entra y descubre el Parque de la Alameda.
Santiago de Compostela, el tercer punto más importante del mundo de peregrinación Cristiana después de Roma y Jerusalén, debe su nombre al Apóstol Santiago el Mayor, uno de los doce discípulos de Jesús de Nazaret.
Fue declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO, la clave de ésta declaración fue la gran monumentalidad de su casco antiguo, y sobre todo, por la Gran Catedral que lo corona.
Os voy a contar uno de los dichos del lugar, su historia cuenta que hace años atrás, se veían extrañas luces en el bosque y da cuenta de ello al obispo Teodomiro, el cual acude al lugar y encuentra un arco de mármol, donde se afirma que allí están las cenizas del Apóstol Santiago el Mayor. En ese lugar había una ermita que se incendió mas adelante construyéndose así sobre sus restos la Catedral.
A partir de ahí, las peregrinaciones desde todos los lugares del continente, crearon toda una cultura, que hace que Santiago pase en pocos años de ser una desconocida, a convertirse en una de las ciudades más emblemáticas del mundo.
Ahí es donde nació El Camino de Santiago.
Después de transcurrida una semana desde el retorno, aún no he podido sobreponerme a las innumerables maravillas y encantos que descubrí estos pasados días de Carnaval en Santiago de Compostela.
No voy a entrar en las importantes consideraciones religiosas, socio-económicas, culturales, históricas y políticas ,que los «múltiples caminos hacia el Apóstol», han supuesto para Europa y el mundo a lo largo de los últimos doce siglos.
Aquí, sólo os desgranaré aquellos secretos que individualmente descubrí callejeando por las sinuosas ruas del casco viejo.
Santiago de Compostela, es una ciudad milenaria cuyo asentamientos humanos anteceden con mucho al hallazgo del supuesto sepulcro del Apóstol en el siglo VIII. La ciudad vieja, un cinturón urbano de estructura medieval cuajado de retorcidas calles y empinadas cuestas, está considerada como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, y se asienta sobre una colina cuya cima está ocupada por la catedral. Años atrás se realizaron actuaciones arqueológicas en el subsuelo del templo y se encontraron estratos de ocupación que confirman a Compostela como un lugar habitado desde época prerromana: restos celtas, romanos, vikingos, germanos, suevos….Numerosas tumbas fueron halladas en la zona y en otros puntos de la ciudad vieja. Gracias a estos descubrimientos la vieja teoría mítica de Compostela como «Campus Stellae» ( Campo de Estrellas ) y que tiene relación estrecha con el sepulcro del Apóstol entorno al cual se construyó la actual catedral, algunos expertos han preferido hablar de «ciudad de los sepulcros » ( del latín «Compus….»).
Así pues, y aunque los orígenes de la ciudad como lugar de ocupación es antiquísimo, Santiago nace como urbe entorno al sepulcro del Apóstol y a los sucesivos templos que lo albegaron, desde su primegenia catedral románica hasta la actual más ecléctica.
Es la catedral de Compostela, asentada en un desnivel en la famosa Plaza del Obradoiro, la principal muestra arquitectónica de la ciudad. Creada en el siglo XII, sobre la primitiva iglesia románica se erigió a lo largo de los siglos siguientes la actual catedral que es un crisol de estilos espejo del tiempo transcurrido. Destaca la fachada del Obradoiro ( «del trabajo» o «de la obra» en gallego ) una magnífica portada en estilo barroco ( s.XVIII ) cuya factura corresponde al maestro Casas enmarcada por dos espléndidas torres. En su interior podemos descubrir algunas maravillas del arte universal: el Pórtico de la Gloria, una joya de la escultura románica realizada por el Maestro Mateo que nadie debe perderse. El interior del templo conserva el estilo románico primigenio aunque con variaciones: los canones de las iglesias románicas son mucho más reducidos que los que podemos ver en esta catedral compostelana. Merecen la atención el altar mayor, la ceremonia del Botafumeiro ( artilugio creado en la Edad Media para perfumar los hedores de los peregrinos que accedían al templo y se aposentaban en su interior), que podréis ver en ocasiones muy contadas a lo largo del año. No perderse en ningún caso el sepulcro del Apóstol, y de realizar el tradicional » abrazo al idem «. Recomiendo ésto tanto para creyentes como para los que como un servidor, han decidido pasarse al sector escéptico. Resulta toda una experiencia dejarse imbuir por la magia de algunos comportamientos humanos. En el exterior son interesantes la Fachada de las Platerías ( románica del Siglo XII) – se encuentra en la Plaza del mismo nombre, así llamado porque aquel era el barrio de los plateros de la ciudad – y la Fachada de la Azabachería, de estilo de transición barroco-neoclásico del siglo XVIII, llamada así por encontrarse en el barrio dominado por el gremio medieval de los azabacheros ( el azabache es fósil de color negro al que se atribuyen propiedades mágicas desde tiempos ignotos, llegó a ser amuleto por excelencia de los peregrinos y los artesanos lo emplean en artículos de joyería).
Anexos a la catedral, se disponen el Palacio de Gelmírez ( el obispo compostelano fue uno de los artífices fundamentales de Compostela como lugar clave de peregrinación, junto con Roma y Jerusalén) y otro interesante edificio que alberga el museo catedralicio, el archivo, con importantes documentos de la trascendencia del «Codex Calixtinus», además de una extraordinaria biblioteca que esconde el auténtico Botafumeiro, ya que el que se exhibe en el crucero de la catedral es una reproducción por motivos de seguridad y de conservación.
En la misma Plaza del Obradoiro, proyectan sus sombras otros edificios de incuestionable valor. Uno de ellos es el Hostal-Parador de los Reyes Católicos, un magnífico establecimiento hotelero que fue creado por los monarcas que adornan su nombre en el siglo XVI como un hosptal de peregrinos. Los reyes una vez finalizada la conquista de Granada, realizaron una visita a la ciudad y al percatarse de que los peregrinos se hacinaban amontonados en la catedral, provocando toda clase de insalubridades, decidieron invertir las rentas de la conquista en levantar esta magna obra. Su espectacular fachada plateresca alberga innumerables secretos de la historia de las peregrinaciones a Santiago. Posee en su interior cuatro magníficos patios dedicados a los cuatro evangelistas, una antigua capilla cuyo subsuelo está repleto de tumbas de peregrinos enfermos que dejaron sus huesos en aquellas tierras – lugar utilizado hoy para exposiciones, conferencias e incluso banquetes con baile – y multitud de rincones donde reina una quietud monástica que merece la pena experimentar. Hasta aproximadamente la mitad del siglo pasado, conservó sus primitivas funciones, y fue adquirido por el Estado, que lo transformó en uno de sus más emblemáticos Paradores. Como edificio real tenía sus propias prerrogativas y cualquier malhechor podía acogerse en su perímetro poniéndose a salvo de la justicia que lo perseguía.
Un edificio vistoso por su magnificencia y proporciones es el Palacio de Rajoy. Construcción neoclásica del siglo XVIII , con una evidente influencia francesa, alberga hoy el gobierno gallego y el ayuntamiento de la ciudad. Destaca su frontón central que muestra un relieve de la Batalla de Clavijo con un rampante Santiago Matamoros dirigiendo las huestes cristianas contra el infiel musulmán.
El cuarto y último edificio que se levanta en esta hermosa plaza es el del Rectorado de la Universidad de Santiago, el Colegio de San Xerome, un edificio del siglo XV con una espléndida portada románica en su entrada principal y un claustro en su interior que nuevamente invitan a la meditación.
Detrás de la catedral se asienta en un punto un poco más elevado por la orografía el vasto Monasterio de San Martín de Pinario. Erigido en un viejo bosque de pinos ( de ahí lo de Pinario) es después de la catedral el monumento más importante de la ciudad. Creado en la Edad Media por la Orden Benedictina su fachada corresponde a los siglos posteriores XVII y XVIII y sus dimensiones sobrepasan los de la catedral. Este monasterio fue un poder fáctico de la ciudad, con posesiones en numerosas regiones españolas. Debido a su enorme influencia estuvo en pugna abierta por el control del poder con el cabildo catedralicio y la Inquisición. Anexo a este edificio, se encuentra la iglesia del mismo nombre, cuya espectacular fachada y su curiosa escalinata de acceso no debéis perderos. Ambos son obra de Casas, el artífice de la fachada de la Catedral.
Cerca de allí podemos contemplar un edificio civil conocido como «La casa de la Troya» en la que se basa la novela del mismo nombre de una tal Pérez Lugín, y que narra las andanzas de un grupo de estudiantes en la Compostela decimonónica. Existen varias versiones cinematográficas y por lo visto Almodobar amenaza con una peculiar – propia: los compostelanos tiemblan sólo de pensarlo.
Merece la pena visitar el Monasterio de San Pelayo de Antealtares, un mártir local al que rebanaron el pescuezo por no abjurar de su fé, que posee un retablo interesante y una más pasmosa y vasta fachada desnuda con 48 ventanales enrejados. Esta curiosa pared se abre a la Plaza de Quintana. Esta explanada en su parte baja se denomina la Quintana dos Mortos ( por una vieja historia de jóvenes idos a la guerra) y Quintana dos Vivos en su parte alta, tras el ascenso por una bonita escalera de piedra a cuyos pies se alza la cCasa de la Parra, con fachada que no os debéis perder. Al fondo de la Plaza se alza la Casa de los Canónigos del siglo XVIII, con unas poderosas chimeneas, lo cual para los oriundos tenía un especial significado: «a buenas chimenas mejor comerán sus moradores». Dominando la Plaza se alza la Torre del Reloj de la Catedral; el grave tañir de sus campanas, marcan cadenciosamente el fluir del tiempo compostelano.
La vieja ciudad de Santiago está concentrada en un cinturón de escaso perímetro y todo está al alcance de unos cientos de metros. El Colegio de Fonseca, un edificio renacentista que hunde sus orígenes en el nacimiento de la universidad compostelana fue Centro de Estudios Gallegos y albergó algún tiempo el Parlamento de Galicia. Hoy está dedicado a exposiciones y alberga la biblioteca de la Universidad. En su patio central destaca una estatua del obispo Fonseca – creador de la Universidad – en actitud reflexiva y los estudiantes han sacado su peculiar coplilla: adjudican al religioso la invención del teléfono móvil , ayyy!!! No vamos a hacer carrera de esta gente.
Fuera del perímetro del casco antiguo pero no lejano en exceso se encuentra el convento de Santo Domingo de Bonaval, fundado por el creador de la orden Dominica, el burgalés y paisano mío Santo Domingo de Guzmán, en el siglo XIII , y que alberga el Museo del Pueblo Gallego, un lugar excelente para los amantes de la antropología y etnología gallega. (Consultar www.museodopobo.es) Su interior alberga también el panteón de gallegos ilustres, tales como el padre de l nacionalismo gallego, Castelao, y la poetisa Rosalía de Castro, una rampa en espiral fantástica que es una verdadera atracción, y la iglesia del convento, una rareza del gótico de los siglos XIII y XIV.
Detrás del museo se encuentra uno de los lugares más deliciosos que pude hallar en la ciudad: el Parque de Bonaval, una maravillosa explanada de cesped perfectamente cuidado destinado al solaz retoce de los lugareños y visitantes, desde la cual nuestros ojos logran sobrevolar con deleite los tejados y torres de la vieja ciudad.
Alejado del centro y a orillas del recoleto río Sar , se levanta un curioso edificio, la Colegiata de Santa María de Sar, una joya románica cuya principal atracción son unos contrafuertes grotescamente inclinados y que seguramente tienen más de deficiencia constructiva que, como dicen algunos malintencionados, voluntad.
La ciudad de Santiago ofrece otras joyas patrimoniales evidentes, y algunas otras más propias del mundo del subconsciente y de los sueños. Dependerá de la sensibilidad de cada cual el saber percibirlas con mayor o menor intensidad. No importa si eres persona de fé o reticente; la espiritualidad, el misterio y la memoria granítica que brota a cada paso por calles como la de Francos o la de Vilar – y que llevan directamente al Obradoiro – recorre cada esquinazo de tu alma. Dejarse llevar por el torrente humano que fluye respetuosamente por sus sinuosas arterias, pararse a contemplar las maravillas y sobre todo a escuchar los rumores del tiempo que emanan de cada piedra, obran un pequeño milagro en nuestro ser: el de creernos, queramos o no, partícipes de la magia del Camino como unos peregrinos de la luz.
Pues bien, después de recorrernos todos los grandiosos monumentos históricos de Santiago, imagino que nos habrá entrado el hambre asique os voy a recomendar unos restaurantes de la zona.
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