San Sebastián ofrece al viajero que recala en sus calles un perfil singular, en el que destaca, como un guardián protector que vela por la ciudad vieja, el monte Urgull, lo cierto es que en otros tiempos, esa era ciertamente la función que cumplía este monte, sobre cuyas laderas se desperdigan, lo que fueron edificaciones militares, desde la cumbre donde se alza el castillo de la Mota, hasta la parte baja, donde depende por donde salgamos, estaremos entrando en la parte vieja, por el acceso que da al convento de las Carmelitas, o al Museo de San Telmo, otro de los acceso a este parque urbano, nos deja, en el paseo nuevo, en la explanada donde se alza la única escultura de Oteiza que existe en Euskadi, al menos de gran tamaño, una figura de hierro, cuyos tonos rojizos destacan contra el verde que le rodea, posada sobre una plataforma de madera, con lo que se combinan elementos, el agua del mar, el fuego, que fundió el hierro, y esa madera que representa a la tierra.
Contenido de la Guía
Un poco de historia
Pese a que, las casamatas ya no cobijan ejércitos, ni hay soldados, que hagan guardias en sus garitas, estas aun nos recuerdan ese pasado, en el que la ciudad, sufría los ataques de los ejércitos que invadían el país, y que tenían en este enclave la puerta de entrada, la ultima vez en que esto suceda será con motivo de la invasión de las tropas napoleónicas, la batalla que tiene lugar, entre estas, que se mantenían firmes en esta plaza y la alianza anglo portuguesa, que pretendía expulsarlas, como consecuencia de la misma San Sebastián quedara arrasada por completo, tan solo una calle, la Treinta y uno de Agosto y las dos iglesias, que se sitúan en sus extremos, San Vicente y Santa Maria resistieron en pie, las murallas que protegían la ciudad, habían quedado destruidas el castillo que desde la cumbre de Urgull, guarda la ciudad y a sus habitantes no corre una suerte mucho mejor, la explosión de un polvorín, casi lo destruyo por completo…
Con el tiempo, el castillo se recuperara, teniendo que cumplir de nuevo esa función defensiva, para la que se habían concebido sus edificios, en esta ocasión serán españoles contra españoles, en una guerra civil, que sacaría lo peor del ser humano, desde el mar, las bombas caían sobre la población indefensa, y en Urgull, se situarían las baterías que tratarían de proteger la ciudad, frenando el avance de las tropas facciosas, piezas que hoy en día podemos contemplar, restauradas, pocos años después, finalizada la guerra civil, se erigirá en lo alto, una imagen del Sagrado Corazón, que hoy domina la ciudad vieja, extendiendo sus manos hacia la bahía de la Concha.
Lo cierto es que si bien, Urgull presenta un aspecto mucho mejor, al que ofrecía tan solo hace unos años, tras una larga desidia por parte de las instituciones, el trabajo está aún por concluir, existiendo zonas, como en la que se halla el cementerio de los ingleses, que presentan en un lamentable estado de conservación, que hace peligrar la existencia de este conjunto escultórico, que conmemora la liberación de la ciudad.
Paseando por el Monte Urgull
Decidimos una tarde pasear y subir hasta lo mas alto del monte Urgull. Al monte Urgull se accede desde varios puntos, nosotros subimos por una pendiente en espiral que parte desde Caritas, en la parte vieja…conforme íbamos subiendo descubríamos un paraje singular, con ese verdor que caracteriza todas las tierras del norte, y ese cuidado que ponen los donostiarras en sus parques enseguida se hizo evidente.
Es un paraje ideal para pasear, con tranquilidad, en un momento dado llegas a un paraje desde donde se divisa claramente la playa de la Zurriola (como ya hemos visto, este monte todavía posee vestigios de otras épocas no muy antiguas como el cementerio de los ingleses, con sus tumbas en el suelo, que en principio fue un homenaje a los ingleses que murieron en la batalla de 1813…fue construido en 1924, y se encuentran enterrados militares.-. En 1950 se erigió la estatua del Sagrado Corazon.)
A mitad del camino podemos encontrar una granja escuela pequeña con algunos animales domesticos como conejos y gallinas…
También sobre mitad del camino, si nos cansamos podemos descansar en un pequeño bar ubicado casi al lado del castillo. Este bar , es singular. El bar en si es un cuarto pequeño con un par de neveras , una cocinilla donde hacen bocadillos sencillos, por ejemplo de chorizo frito…
Pero tomar, tomas las cervezas fuera, sentado en sillas de plástico y con mesas de plástico…por que es singular, si te parece poco singular, te dire:
Las mesas y sillas están amontonadas, tú te las coges del montón y te las colocas donde quieras, te vas a pedir y te llevas las cosas tu mismo a la mesa. Como podréis imaginar los que primero llegan, mejores vistas, porque desde este punto se aprecia la playa de la concha y también Santa Clara y el Monte Igueldo el otro gran monte de la ciudad.
Lo que mas me gustó fue el castillo con su pozo antiguo, la fortaleza en si, el castillo de la mota (que así se llama o palacio de la mota), tiene su encanto, con sus cañones, sus calabozos, el arco… , todo en si me gustó. Bajo el arco hay una pequeña capilla.
En definitiva si vais a San Sebastian y tenéis ganas de pasear por un paraje bonito, en determinadas ocasiones con vistas al mar, otras dentro de la misma naturaleza…podéis pasar por la batería de las damas, la batería del gobernador, llegar al palacio de la mota con su pozo, su calabozo, sus cañoñes, el cristo… habiendo admirado antes la vista desde el baluarte del mirador de la playa de la Zurriola, haciendo una parada en un bar con vistas a la playa , al mar y a la montaña a la vez…pasando por un antiguo cementerio inglés… Lo podéis hacer todo sin salir del mismo monte: el Monte Urgull.
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