Si algo caracteriza a San Sebastian es La Parte Vieja. Como Donostiarra que soy,recomiendo dar un largo paseo por todas sus calles sin dejar ninguna. Adentrarse en La Parte Vieja es el comienzo para despertar todos los sentidos
Me quedaba en otra opinión sobre San Sebastián ante la fachada de casas, tras la cual se abre el casco viejo donostiarra. Estamos en el Bulevar, hace algunos años cuando se construyó el parking que hoy se halla bajo su superficie, aparecieron parte de las murallas de la ciudad, las que en su día, la rodeaban y se unían al fragmento que aún se conserva de las mismas y que aun separa, ese barrio del puerto, al cual se accedía por la puerta del mar, de hecho aún, en alguna zona de este aparcamiento se puede ver esos fragmentos de muralla, descubiertos en las excavaciones de esta obra…
Durante los setenta, este fue uno de los barrios que más sufrió los conflictos políticos que agitaban la ciudad, este hecho, unido a la degradación que ya sufría de por si la zona, casas antiguas, calles sucias hacía de este un enclave poco atractivo, en el que la única población eran la gente mayor que había vivido allí toda la vida, será posteriormente finales de los ochenta, creo, cuando se pone manos a la obra, en la rehabilitación integral del barrio, el cual quedara con el aspecto que presenta en la actualidad…
Vamos a empezar a recorrerlo, sabiendo algo más de el… Nos colocamos enfrente al ayuntamiento, una y dos, de izquierda a derecha, esa es , la Calle Mayor, avanzamos por ella, y un poco más adelante, en una de las calles que la cortan, a nuestra izquierda, veremos la puerta del mar, por ella se accede al puerto donostiarra, que podemos atisbar al fondo, más adelante la cruzaremos, ahora mejor es seguir hacia adelante, no hay que recorrer mucha distancia, y allí ante nosotros la fachada de la basílica de Santa María, o de la Virgen del Coro, en la cual la corporación hace o hacía, sus votos anuales en nombre de la ciudad, esta ceremonia era conocida como La Salve, aun se hace aunque, sin la parafernalia de otros tiempos…en la fachada de una belleza barroca singular, la imagen de San Sebastián, patrón de la ciudad, cuya festividad se celebra el día 20 de enero, ya dentro seis pilares octogonales de gran tamaño, sostienen las bóvedas de este, templo, su altar mayor restaurado, luce hoy en todo su esplendor, podemos sentarnos un momento a disfrutar de la tranquilidad que ofrece esta basílica…
Al salir, lo haremos hacia la izquierda, calle 31 de agosto… Corre el año 1813, la ciudad está en manos del ejército napoleónico, la alianza anglo-portuguesa, trata de hacerse con ella, en un momento dado, las tropas francesas parece que se alzaran con la victoria, cuando, la explosión del polvorín, en el monte Urgel, provoca un incendio que arderá durante varios días, la balanza se inclina del lado de los aliados, que acabaran haciéndose con el control, para cuando eso suceda, la ciudad habrá ardido por los cuatro costados, tan solo se salva de la destrucción está basílica, las casas que hay en la calle que parte de allí, y la iglesia de san Vicente, en esta calle por la que estamos caminando (calle 31 de Agosto) , se conmemora este hecho, cada 31 de agosto a las doce de la noche, las luces se apagan, todo queda sumido en la oscuridad, que solo rompen las velas que se prenden por doquier….
Seguimos por esta calle y al final de la misma, nos encontramos con la Iglesia de San Vicente, suele estar cerrada, pero en caso de poder acceder a su interior, no dejéis pasar la ocasión…Salimos de la iglesia, tomamos de nuevo la calle 31…. y cuando ya estamos en su último tramo, a la izquierda, nos topamos con el Museo de San Telmo, estamos ante un museo cuya colección es como un cajón de sastre, que acoge diversos objetos, ellos nos hablan de lo que ha sido la vida de la ciudad y del pueblo vasco, entre las piezas que componen su pinacoteca Zuluagas y algún cuadro atribuido a Goya, no os paséis por alto la visita a lo que fue la iglesia; este edificio fue, hasta la desamortización de Mendizábal, que arrebato a la iglesia algunas de sus posesiones, un convento, del mismo se conservan partes, como el claustro o esa misma iglesia donde podréis disfrutar con los lienzos de grandes dimensiones del genial pintor José María Sert, una obra de singular belleza en tonos ocre, hoy tras las operaciones de restauración de nuevo luciendo como las concibió el artista, un complemento a esta visita es sin lugar a dudas el museo diocesano de la ciudad, se halla en el barrio de Amara cerca de la estación de autobuses…
Bajando por la calle que queda enfrente del museo, estaremos de nuevo, en la Bretxa, antiguo mercado transformado en centro comercial, a su lado derecho según llegamos, se abre la plaza de Sarriegui, el compositor de la marcha que el día de su patrón inunda las calles de esta ciudad, la escultura, muestra a un tamborredo y el busto del compositor, así como una plancha en la que podemos leer el himno de la ciudad es algo complicado de explicar lo voy a intentar…
Cada año, los días 19 y 20 de enero, la ciudad estalla en música, bandas de músicos, recorren, durante esas 24 horas, la ciudad interpretando la música de Sarriegui, el himno y otras piezas del compositor, ya clásicas ese día… eso es todo, no, también se come se bebe, se ríe, se salta… y que. y con cada banda de músicos, compañías, pues como tales se disponen, agrupaciones de mujeres, hombres y en general cualquiera que se sienta donostiarra, ataviados los unos de cocineros los otros de soldados de la época napoleónica, acompañan a las bandas de música, tocando con tambores y sobre unos pequeños barriles los sones de esta marcha, tan tan, tan, taran,ta,tan… la fiesta empieza la noche de la víspera 19 de enero) con la izada en la plaza de la constitución de la bandera de la ciudad, concluye, en el mismo sitio, (la noche del día 20) con la arriara, entre medias, la ciudad vibra con esos acordes mil veces repetidos, por la mañana del 20, los que desfilan, son los críos, que vistiendo reproducciones de uniformes recorren las calles de la ciudad…. Lo mejor es venir y verlo…
En el corazón de la parte vieja no podéis pasar sin entrar en la Consti, como se conoce por aquí, la Plaza de la Constitución, al frente de la cual se halla el que fuera Ayuntamiento de la ciudad y posteriormente biblioteca, está bien tomar algo sentado en cualquiera de sus terrazas, si bien resulta algo caro… Si eleváis los ojos, a vuestro alrededor, podréis ver que los balcones están numerados, esto es porque, antiguamente allí se celebraban corridas de toros, hoy tras la restauración esta plaza luce esplendida, como el resto de este barrio antiguo, esta parte vieja, tan entrañable para los donostiarras, hoy recuperada, mas vital que nunca, ahora perderos un poco entre sus calles, es la mejor forma de conocerla…
No podéis dejar de probar los pintxos donostiarras, auténticas obras maestras de la pequeña cocina… De la Bretxa. a la derecha, la desembocadura del rio, tiramos hacia adelante…. La bretxa, porque ese nombre… viene de la toma de la ciudad, la que llevo a su incendio, en ese punto, primero las tropas napoleónicas al tomar la ciudad, posteriormente las aliadas abrieron una bretxa, un boquete en la muralla de la ciudad, (recordar que alli estaban las murallas), a través del cual entrarían en ella.
Ahora prosigamos, por el paseo de Salamanca, casas de piedra que miran al mar, seguimos andando y llegaremos, al paseo Nuevo, que bordea el monte Urgull, donde aún se levanta lo que fue fortaleza, que protegía la ciudad, en la cima la residencia del gobernador, cuya explosión provoco el incendio de la misma, hoy coronado por un Sagrado Corazón de grandes dimensiones, uno de los hitos que marcan la silueta de esta ciudad…
El Paseo Nuevo, es el reflejo del espíritu donostiarra, librando una lucha constante por sobrevivir a los embates del mar, como esta ciudad, empeñada en seguir adelante, contra viento y marea, superando todos los obstáculos que se le han puesto en el camino… El Paseo Nuevo, pasear por el, es entrar en comunión con el Cantábrico, sentir la brisa, que nace del fondo del mar, a la entrada al mismo, un pequeño edificio, la sociedad fotográfica, antiguos baños públicos, hoy suele haber exposiciones de fotos… más adelante, antes había una pequeña ermita, ofrenda de los marineros a la Virgen del Carmen, la desidia, el vandalismo, las olas, se la llevaron poco a poco, hoy en el mismo espacio, una escultura de Oteiza, metal rojo que compone una singular figura, a un lado el acceso al monte Urgull, al otro sigue el paseo, que desembocara en el puerto. puerto pesquero, deportivo, del que por ejemplo sale un yate que os dará un pequeño paseo por la bahía, y pequeñas txalupas que os acercaran a la isla, bueno antes de llegar al puerto el Acuarium. Museo Oceanografico de la ciudad, en su interior destaca el tanque de 1.800.000 litros, a través del cual se puede pasar, por un pasillo de cristal….
Si camináis hacia el edificio del ayuntamiento que se ve al fondo, pasareis delante de un pequeño monumento, nos habla de Mari un joven que perdió la vida por salvar la de dos marinos que había caído al agua…
De nuevo tras cruzar el puerto, llegaremos al Bulevar, allí comenzamos esta visita a la parte vieja, de otros sitios, como el Monte Urgull, por el que apenas he pasado, el Aquarium, o el Monte Igueldo, parque de Atracciones de la ciudad.
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