Descenso del Río Segura
¿Quieres disfrutar de una aventura en kayac? Así fue el Descenso del Río segura, una actividad con paisajes únicos en el que también conoceréis curiosidades
Capital de la Comunidad Autónoma de Murcia, la ciudad es una de las más importantes en cuanto a extensión y número de habitantes de toda España, ocupando el séptimo lugar en la lista de las ciudad más «grandes». Y de esto una se da cuenta conforme va entrando a la misma (al menos en coche), resultando sobre todo lo que es el extrarradio bastante amplio, y no tanto lo que es el centro de la ciudad, que digamos es «pequeño» en comparación con otras ciudades, y se recorre fácilmente a pie, pudiendo ver todo lo interesante sin necesidad de tomar transporte público (salvo algunos rincones que se encuentran en las afueras y que después comentaré).
Así, de cara a una visita turística tampoco os «alarméis» en cuanto a grandeza, ya que lo que es el centro lo vamos a poder ver sin mayor dificultad, y sin tener que dedicarle más de un día (para lo más interesante y lo considerado obligado, claro está, ya que luego siempre hay muchas cositas que ver y/o que hacer).
Además, al pasar el río Segura por el centro de la misma, siempre nos puede servir de «guía» o de punto de referencia (de hecho, en nuestro caso, así fue, ya que además empezamos la visita prácticamente a su vera, al dejar el coche en la Avenida del Teniente Jorge Palacios, dónde encontramos bastantes huecos para aparcar, y más para tratarse de un sábado, y sin pagar nada, no es zona azul ni nada, pero vamos, que en las calles aledañas al centro suele haber hueco, no hay tanto problema en el aparcamiento como pueda resultar aquí en Alicante, y eso que Murcia es más grande y tiene más habitantes, pero bueno…). De todos modos, también cuenta con diferentes parkins públicos (Plaza Martínez Tomel – al lado del puente viejo, en pleno centro-, Plaza de Santa Isabel, Jardín de la Fama, etc).
Ciudad universitaria, ciudad señorial (al menos el centro), ciudad histórica y ciudad religiosa, así definiría yo a Murcia, y en palabras, serían: Río, puentes, verde (por los diferentes jardines y parques, por la decoración o mismamente por lo verde del Segura), religión (destacando sin competencia alguna la increíble catedral) y simpatía (por lo abierto de sus habitantes/ comerciantes/ hosteleros).
En cuanto a la oficina de turismo, deciros que hay varias en la ciudad, aunque en nuestro caso optamos por la más céntrica, ubicada en la Plaza Cardenal Belluga, dónde está la catedral), en la esquina del edificio del Ayuntamiento que da a la misma. No tiene pérdida, y ahí te dan plano, te informan y, con mucha simpatía, te preguntan de dónde vienes. Lo típico, pero lo resalto por la simpatía y la gracia que le ponen.
Como ciudad, tiene muchísimos puntos y rincones interesantes que ver y que descubrir, unos relacionados con su historia, otros con la religión y otros, más modernos o actuales, con los estudios universitarios o con los deportes. Destacables sobre todo los primeros, los considerados obligados y que no debemos perdernos si vamos por la capital murciana. Así, haré dos listados, uno con los obligados, y otro con los «secundarios», y que ya entrarían en juego si estamos más tiempo en la ciudad.
Sin duda el mayor atractivo de la ciudad, al menos para mí gusto. La catedral de Santa María, y así como la plaza dónde se encuentra, llamada Plaza del Cardenal Belluga (dónde encontraremos también el Palacio Episcopal). Os aseguro que tanto yo como mi familia nos quedamos «impresionados» con la grandeza y la belleza de la catedral, tanto exterior como interiormente.
Simplemente una catedral como dios manda. De exterior barroco, con una portada recargada pero armoniosa y una gran torre de casi 100 metros al fondo, y con interior gótico dónde los haya, la catedral se luce en cada detalle……arquitectura (columnas, techos, las diferentes entradas…), capillas (una sucesión de capillas en torno a la nave central), decoración e iluminación (vidrieras, ambiente, el gran órgano, el altar mayor,…) y en general todo el conjunto. De todas las catedrales que he visto, una de las mejores, os lo aseguro. Sólo por ella ya merece la pena visitar Murcia.
La visita a la catedral es GRATIS, y está abierta todos los días. Y al ser tan grande, bien podemos dedicarle bastante tiempo, más teniendo en cuenta toda esa sería de detalles (ya no sólo barrocos o góticos, sino también neoclásicos o incluso renacentistas) o la sucesión de las diferentes capillas (destacables son la de los Junterones y Los Vélez). En la capilla mayor, que queda frente al coro (frente al gran órgano), están los restos de Alfonso X el Sabio.
En cuanto al museo, deciros que la entrada a éste es en la Plaza de la Cruz, tras la catedral, y junto a la torre (que también se puede visitar, aunque nosotros no lo hicimos), y dónde encontraremos mucha simbología religiosa, que va desde pintura o escultura, hasta orfebrería. Está abierto todos los días, menos el lunes, y de 10 a 13 h. /y de 17 a 20 h. de martes a sábado, y sólo de 10 a 13 h. los domingos y festivos.
Cuesta unos 3 euros, y uno más si queremos subir a la torre.
Sin duda, y tras la catedral, el otro gran atractivo de la ciudad, y visita obligada dónde las haya. Cara, pero obligada. Cara porque la entrada cuesta nada más y nada menos que 5 euros (4 la reducida…. estudiantes, mayores 65, grupos, discapacitados, etc.), aunque incluye audiguía.
En nuestro caso, y más porque yo insistí, entramos, y menos mal, porque tanta belleza y tanto «pomposidad» eran dignas de ver y más si te lo van explicando todo. Así, este edificio, de finales del s. XIX, ya nos anticipa belleza desde su fachada exterior, hasta el patio que hay a la entrada, pasando por las diferentes salas (salón de baile, biblioteca, tocador de señoras – con el efecto óptico de los ojos de la diosa Selene, que la mires dónde la mires, siempre te atiende, aunque sea desde los espejos-, patio «pompeyano», etc.).
La visita, atendiendo a la audioguía, dura en torno a media hora, pero hay tanto que ver (sobre todo en cuanto a arquitectura se refiere, ya que salvo en la biblioteca, en el resto apenas hay mobiliario), que se hace rápido. Destacable el patio árabe, la galería central y la biblioteca, y las lámparas del salón de baile.
La visita al casino puede servirnos, de paso, para pasar por Trapería, una de las principales calles del centro, y dónde está ubicado el edificio, en el número 22. El casino está abierto todo el día, hasta las 9 de la noche.
Es una de las plazas principales de la ciudad, y en ella, además del bello teatro, se encuentran el Palacio Vinader, el Monumento a Fernández Caballero y la parte posterior de la Iglesia de Santo Domingo. Pero lo más destacable, además del ambiente que hay en la plaza, es sin duda el teatro, uno de los edificios más bonitos de la ciudad, y que hay que ver aunque sea exteriormente.
Otra de las principales, y una de las más bonitas, si le sumamos que ahí se encuentra el bello y rosado Ayuntamiento, el Palacio Episcopal, la estatua al Cardenal Belluga y una seria de fuentes y flores que la hacen especialmente bella y atractiva.
Dos de las plazas con más ambiente de la ciudad, dónde encontramos restaurantes y terrazas por doquier. Y dicho sea de paso, de las más concurridas, y eso que más bien son plazitas pequeñitas. Conviene fijarse en las fachadas de algunos de los edificios, sobre todo en la Plaza de las Flores. Además, en ellas están la Iglesia de Santa Catalina y la de San Pedro, respectivamente.
De las más grandes de la ciudad, y pese a ello, una de las más tranquilas (al ser más grande, más abierta, no hay tanto follón como en las anteriores), dónde tomarse un café o descanso en uno de los bancos es la mar de agradable. Eso, con la vista de algunos edificios muy bonitos, como la iglesia o la Casa Cerdá, o con el gran árbol que hay en la misma, y que fue lo que más me sorprendió (pedazo de árbol…..). En la plaza además, se encuentra un monumento a los ciudadanos que defienden los derechos humanos.
Ubicada en la Plaza de San Juan (bonita arquitectura, y buenos restaurantes). A ésta no pudimos entrar, ya que se encontraba cerrada.
Uno de los más importantes de la ciudad, dedicado al artista, y ubicado en la Plaza de San Agustín. Fue otra de las visitas que nos quedaron pendientes, pues en él se estaban desarrollando unas jornadas, con lo que no estaba abierto al público. Así que para la próxima. En t.baja abre de 10 a 14 y de 17 a 20 h. de martes a sábado, y domingos y festivos de 11 a 14 h. Lunes cierra. En t. alta, se cierra también domingos y festivos, y los sábados sólo abre por la mañana.
La entrada normal son 5 euros, y la reducia 4.
Otros: Paseo del Malecón, a unos metros del río Segura, los diferentes puentes (sobre todo el llamado Puente Viejo, y frente al cual surge la sardina en medio del río, en honor a las fiestas del Entierro de la Sardina), la Gran Vía (destacable por su amplitud), y fuera, el Santuario de la Fuensanta, patrona de la ciudad (visita que también nos quedó pendiente, al querer dedicarle más tiempo al centro y la ciudad en sí, pero visita que según nos explicó la chica de la oficina de turismo, es bastante accesible y está bastante bien señalizado, con lo que no hay pegas para encontrarlo, así que para la siguiente ya sabemos…).
En el caso de disponer de más tiempo, no vendría mal entrar al Museo de la Ciudad, en la Plaza de Agustinas, al Museo de Santa Clara (en Alfonso X el Sabio, en el convento homónimo) y al Museo Hidráulico los Molinos del Río (en la Plaza de los Molinos). Y si ya disponéis de mucho tiempo y os gustan los museos, tenemos el Arqueológico, el de la Ciencia y el Agua, el Universitario, el de Bellas Artes y el Acuarium (no obstante, yo le daría prioridad a los primeros, por recomendación, originalidad y visita en sí).
Y eso en cuanto a museos, pero no es lo único, y es que Murcia se caracteriza por ser bastante religiosa, y prueba de ello son las diferentes iglesias que encontramos por la ciudad, además de la citada catedral. Algunas ya las he nombrado por arriba, y nos pillan de paso, pero otras, como la de Santa Ana, la de San Andrés, la de San Lorenzo o la de Jesús, merecen también la pena, aunque sea entrar y salir. Además, y aunque sea por fuera, también están el Convento de Agustinas, la Iglesia de San Esteban o el Convento de Santa Clara.
Está claro que tras lo dicho, hay mucho que ver y que hacer en la ciudad, pero yo diría que el tapeo debe ser otro de los puntos fuertes de cara a una visita turística, y establecimientos para el mismo, los hay y muchos. Dónde más encontraremos, será en la Plaza de las Flores y calles aledañas, y así como en las aledañas a la catedral, y por Trapería. En nuestro caso, a media mañana, lo hicimos, y entramos al Bar Los Zagales (que subtitulado ponía Tapas Tradicionales Murcianas, desde 1926).
Con la presencia que tenía (interiormente) y con dicho «titular», no dudamos mucho. Y acertamos. Tapas ricas (la ensaladilla estaba de muerte!!!, entre otras), y mucha variedad (caracoles, tortilla, calamares, pimientos rellenos de bonito, boquerones, etc). Así que esa sería mi recomendación personal si vais por la zona. El bar está en la calle Polo Medina, al lado de la plaza de la catedral, pero gozando de una mayor tranquilidad.
Pero insisto en que hay mucho para elegir, tanto en el tema tapeo, como restaurantes.
Y además del tapeo, el paseo junto al río o por los Jardines del Malecón, es otro de los puntos de interés en la ciudad. Y respecto al primero, para el que guste ver fauna local (en este caso la avifauna del río), deciros que en la vera del Segura y en él, encontraremos Gallinetas, Patos, Fochas, Garzas reales y garcetas, y también cisnes (aunque nosotros no vimos ninguno).
A pesar de que la Murcia no huertana es más que nada «desierto», sigue habiendo parajes de gran valor ecológico, desde el conocido Mar Menor, aunque más bien explotado en otro sentido (el que da más dinero, ya sabemos) pero que es «Zona Especialmente Protegida de Importancia para el Mediterráneo» por las Naciones Unidas. Desde las Salinas de San Pedro podremos divisar una gran cantidad de aves.
Cerca de la Manga y de Cartagena se extiende el Parque Natural de Calblanque.
En el interior murciano destaca Sierra Espuña, los alrededores del pueblo medieval de Moratalla, líder del turismo rural en la Región de Murcia y de Abanilla, éste último más cercano a un paisaje norteafricano que a uno europeo.
Murcia cuenta con gran importancia arqueológica (además de los yacimientos de otras épocas en núcleos urbanos). La Región cuenta con 72 yacimientos de Arte Rupestre protegidos, algunos son Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, los siguientes:
En la llamada Sima de las Palomas (término municipal de Torre-Pacheco, en la comarca del Campo de Cartagena) localizada en el Cabezo Gordo, se han encontrado los segundos restos humanos más antiguos de la península tras Atapuerca.
El turismo líder, el más dañino y el que más dinero da.
A pesar de la sobreexplotación (sobretodo del Mar Menor), planes que traen de cabeza a la mayoría de murcianos medios (como el resort de la Marina de Cope) y numerosos campos de golf y resorts tipo Polaris, Murcia aún conserva su encanto español, quizás por no haber sucumbido, como Benidorm, a la euforia por los rascacielos más altos del país (salvo en La Manga).
La Comunidad, uniprovincial, es la tercera con más playas con la Q de Calidad (total 19) tras las multiprovinciales Andalucía y Comunidad Valenciana, siendo Cartagena el municipio español que más playas con Q de calidad tiene de toda España.
Pertenecen a Cartagena la Manga, la franja arenosa que separa el Mar Menor del Mediterráneo (por tanto, con un mar a cada lado) y la zona más explotada de Murcia, aunque a pesar de ello, sus playas siguen inexplicablemente en buen estado, de hecho, son de lo mejor que hay en Murcia, animadas, arenosas, azules, frescas, limpias. Al menos la zona correspondiente al Mar Mediterráneo (o Mar Mayor como lo llamamos aquí)
También el bello Cabo de Palos, típico pueblo pesquero con su famoso y bellísimo faro y una de las mejores, con diferencia, playas urbanas que he visto en Murcia, azul, transparente y limpia, y no muy saturada.
El Mar Menor es muy interesante de ver, aunque a mi entender, poseía gran interés más allá del de «piscina natural» atacada una y otra vez por planes de expansión y construcción de nuevas urbanizaciones. A pesar de ello, es típicamente español, sigue conservando su aspecto marinero y pesquero, además de reunir localidades animadas -típico de la costa- llenas de bares, terrazas, clubs y restaurantes.
Su importancia como destino deportivo es incuestionable.
En su interior hay 5 islas de origen volcánico. La de la Perdiguera puede visitarse en barco.
Las vistas del Mar Menor desde el canal del Estacio en la Manga (especialmente al anochecer) son espectaculares.
Más al sur, en dirección Almería, todo son montañas, y las franjas arenosas corresponden a otros bonitos centros turísticos como Mazarrón (rodeado de reputadas aunque intransitables bellas calas) y Águilas.
Bien voy a hablar de Murcia y de los murcianos para que vea una persona de fuera cómo es Murcia y cómo son los murcianos, para que uno que vaya a venir a Murcia sepa qué se va a encontrar:
En cuanto a los murcianos:
Los murcianos no son (o somos) gente paleta como pintan en la tele. Somos gente sencilla, sincera que decimos blanco al blanco y negro al negro, no escondemos las cosas y si alguién nos cae mal no hacemos como otras personas que te ríen la gracia y te critican a las espaldas. Somos gente trabajadora, juerguista (por qué no, nos encanta pasárnoslo bien) y feliz, somos buenos amigos de nuestros amigos, gente en la que se puede confiar y que estamos aquí para lo bueno y para lo malo, que te hace un favor sin pedir nada a cambio y que te echa una mano sin que se lo pidas.
Muy familiares, nos encantan las reuniones, las cenas, juntarnos los amigos, la familia y pasar un rato agradable juntos sin ningún mal rollo. Lo que más valoramos en la vida es la felicidad, el ser felices y estar a gusto, por encima de otras cosas como el dinero o las ambiciones. Aunque a veces parezca que amigos o familiares estamos distanciados, cuando surge algún problema estamos ahí para lo que haga falta y es que un amigo es eso, alguien a quien no tienes por qué ver todos los días, pero que sabes que está ahí y puedes contar con él cuando lo necesites. Esta es la filosofía del ser murciano.
En cuanto al dialecto murciano (mucha gente desconoce que es un dialecto y creen que es una deformación del castellano), decir que es hablado por una minoría principalmente que vive en zonas rurales y aunque todos incorporamos algo a nuestro castellano (es casi inevitable). Casi la mitad de las palabras proceden del catalán y la otra mitad procede del dialecto andaluz, manchego y mozárabe. No hay que condundirlo con el Panocho que es la deformación y exageración del dialecto murciano.
Sinceramente, no me esperaba tanto de la ciudad. Salimos, tanto yo como mi familia (que ya había estado otras veces, aunque no haciendo visita turística), encantados, y considerando a Murcia una ciudad como dios manda, además de que nos dio tiempo a ver muchísimas cosas, destacando, para nosotros, la catedral, el casino y la zona del río. El tiempo se nos pasó volando, eso sí, de lo entretenidos que estábamos y también de lo a gusto que nos encontrábamos, y en éste aspecto entraba en juego la simpatía de la gente del lugar, ya fuera en las tiendas de souvenirs (que es lógico, pero insisto fueron muy amables, en especial en la Tienda Azahara, tienda de recuerdos ubicada al lado del Antiguo Seminario Mayor, a unos pasos de una de las entradas a la catedral), como en el propio bar que os recomendaba antes, dónde nos preguntaron si nos habían gustado las tapas y hasta de qué estaban o cómo estaban hechas. En este aspecto, de lujo, y coincidimos todos. Abiertos y sencillos, no se puede pedir más (lógicamente habrá como en todo, pero nosotros no nos topamos con lo contrario).
Y a gusto también por la propia ciudad, por las calles, por ese centro tan bonito, por la amplitud de las mismas (y lo agradable que se hace el pasear o pasar por ellas), por todo lo verde que vimos, por lo «cerca» que quedaba todo lo «obligado» y por muchos detalles más. También hubo cosas que no nos gustaron mucho, como el hecho de que el río no estaba muy limpio o la «suciedad» que había por alguna de las calles (aunque no eran ya tan céntricas), o como es mi caso, por lo cutrecillo del Estadio La Condomina (el viejo, el nuevo aún no lo he visto), y la zona en que se encuentra. Pero vamos, para ser una ciudad tan grande y con tantos habitantes, se puede decir que cumple bastante con sus deberes, y turísticamente puede resultar (y lo es) muy atractiva.
En nuestro caso, si volvemos a la ciudad (que así será), lo haremos para disfrutar aún más de sus tradiciones, como el famoso Entierro de la Sardina, el Bando de la Huerta (la fiesta mayor, por así decir, y la más «típical murcianis»,jeje) o mismamente para Semana Santa, sólo por ver como salen y entran los santos de la catedral, y como se engalona la misma para tal evento, debe ser digno de ver.
Sí, y sí, sin duda alguna. Centro bonito, amplio y con ambiente, y en su mayoría, muy cuidado, no hay más que ver la zona del Ayuntamiento (impecable). Y centro que se puede ver perfectamente en poco más de medio día. Nosotros, insisto, acabamos encantados!!!y lo dicho, volveremos.
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