Allá por finales de los años 60 y principios de los 70, podemos hablar en las Baleares de un antes y un después, éste, está marcado sin duda por la llegada a las islas del denominado “Boom” turístico, esté causó, que las hermosas y naturales tierras de la costa, heredadas antiguamente por los hijos más pequeños de las familias debido la escasa productividad de su tierra, fueran invadidas por la construcción de ambiciosos proyectos de urbanizaciones turísticas, pasando los terrenos a tener un precio de oro, en poco tiempo, las islas sufrieron un aplastante proceso de urbanización y especulación de los terrenos costeros, que dio lugar al término de “Balearización” conocido por los urbanistas de todo el mundo como ejemplo de aquello que no debe hacerse en una costa, (triste es que seamos mundialmente conocidos por eso, pero bueno, al menos servimos de ejemplo, de malo, pero de ejemplo).
El término municipal de Andratx situado al oeste de la isla de Mallorca, sufría ya una acusadísima urbanización de su costa, (si un día veis el puerto de Andratx sabréis de lo que estoy hablando, es realmente impactante), cuando se proyectó una urbanización de superlujo que iba a ser construida en la preciosa isla de Sa Dragonera, situada a escasos 700m del puerto del pueblo de Sant Elm, perteneciente al mismo término, este frenesí constructivo, empezó ha hacer aflorar en la sensibilidad de algunas personas un sentimiento que ya se había gestado en EE.UU. en los años 60: El Ecologismo. Así, un San Fermín de 1977, se produjo un hecho que marco el futuro del movimiento ecologista en las Islas Baleares: La invasión de Sa Dragonera por parte grupos ecologistas y libertarios con tal de evitar la construcción de la ya mencionada urbanización. Esta acción tuvo tal repercusión, que el proyecto se detuvo y el Consell de Mallorca (Algo así como la Generalitat en Cataluña, para que nos entendamos) compro la isla a la entidad bancaria que por aquel entonces tenia en propiedad tan bello paraje.
Posteriormente, gracias a esta batalla ganada, se produjeron otras nuevas y fuertes campañas para salvar espacios tan emblemáticos de Baleares como el Parque nacional de Cabrera (ver opi “la quinta isla”) o el parque natural de S’Albufera. La isla de Sa Dragonera, una vez ya de propiedad pública, fue declarada parque natural en 1995, asegurándose así definitivamente su protección y conservación. Los parques naturales, están un punto por debajo de los parques nacionales en el escalafón de la protección de espacios de la naturaleza, y gozan del mayor grado de protección a nivel provincial, vienen a ser la máxima representación de un tipo de ecosistema en este caso de Baleares.
El caso de este parque es novedoso en las islas, ya que la autoridad del mismo está compartida por los dos organismos de gobierno en Mallorca, que son el ya citado Consell de Mallorca, y el Govern de les Illes Balears. A priori, puede resultar positiva la asociación de ambos para el control de la isla, pero en mi opinión esto se queda en pura imagen política ya que más que una cooperación, a veces parece una competencia para ver quien se cuelga más medallas en la gestión, además, el personal del parque esta dividido entre los que están financiados por uno u otro organismo, siendo si no me equivoco, un guarda y un vigilante del Govern, por otro guarda y dos vigilantes por parte del Consell (el guarda del Consell es Juan, por si un día vais, muy cachondo el tío, ya lo comprobareis, jeje, ;). Pero bueno, basta de críticas, se supone que esta es una opinión positiva, así que empecemos nuestro viaje.
El parque natural de Sa Dragonera, comprende la isla del mismo nombre, y otros dos islotes más cercanos a Mallorca, los islotes de Es Pantaleu y Na Mitjana, haciendo en total una superficie de algo menos de 300Ha, también consta de una zona de influencia marítima, de 300m alrededor de la isla, que si bien no goza de protección estricta, si que cuenta con un servicio de vigilancia marítima formado por tres vigilantes, que velan por el cumplimiento de las actuales leyes de pesca, y evitan que se produzcan daños a los fondos marinos, aunque su principal misión es la lucha contra la pesca furtiva y contra el expolio del patrimonio.
Contenido de la Guía
Cómo llegar a Dragonera
Como en el caso de Cabrera, el acceso a Dragonera se puede hacer mediante embarcación privada, para lo cual deberéis pedir un permiso al Consell de Mallorca, o mediante los barcos de turistas que se destinan a tal efecto, “Margarita” que así es como se llama el barco turístico, es un “Llaut”, una embarcación típica de pescadores, aunque acondicionada al uso turístico, todo de madera y con un motor diesel que hará las delicias de todo aquel amante de la música electrónica XDDD. Existen dos modalidades de viaje, todos los días, excepto lunes y viernes, y a partir de las 10:15h sale un barco cada hora para hacer la visita a la isla con un precio de 8€ por persona, la otra modalidad de viaje, se realiza los lunes y los viernes, y se trata de dar una vuelta a la isla, con una paradita de 30 minutos en tierra, el barco en esta ocasión sale a las 11:00h y llega sobre las 15:00h, el precio de este viaje es de 11€, la capacidad del llaut es bastante limitada, por eso conviene que reservéis plaza con antelación si queréis ir a primera hora, más abajo os adjuntaré los teléfonos.
Tras un paseito de poco más de 20 minutos por la superficie del mar, atracaréis en el pequeño puerto de Cala Lladó, ya en la isla de Dragonera, el nombre del puerto es una evolución del nombre originario de Cala Lladró o Cala Lladre (Cala Ladrón) debido a que Dragonera a sido el cobijo durante tres siglos de corsarios y piratas. Pues bien, ya habéis puesto los pies en la preciosa isla de Dragonera, de apenas unos 4km de largo, aunque no es el largo el que os llamará la atención, sino su ancho, pues en éste, la altura asciende desde el nivel del mar, donde atracamos, en su cara este, hasta los 360m de la cara oeste, acabando en un corte vertical que forma los asombrosos acantilados que más tarde podréis ver si hacéis el itinerario des Far Vell (Faro viejo), y todo ello en apenas 1km de distancia.
Qué ver en Sa Dragonera
Bueno, la primera visita recomendada, es el centro de interpretación, en él habrá una pequeña muestra a modo de exposición de lo que encontrareis en la isla, así como objetos y documentos históricos muy interesantes sobre la isla, uno de ellos es por ejemplo, el folleto original que se divulgó para organizar la invasión de Dragonera por parte de los ecologistas, también encontrareis fotos históricas interesantes, incluso referencias prehistóricas de algunas especies que existieron en la isla, una vez lo hayáis visto todo, que no se os olvide si no os la dan, de echarle morro a la cosa y pedirle al guarda la guía de paseo del parque, será un bonito recuerdo, y os ayudará mucho en su visita, sobre todo en lo que a la historia se refiere, además es una buena referencia para la flora y la fauna, y os ayudará a guiar las excursiones según vuestras preferencias.
El uso básico de la isla de Sa Dragonera, ha sido como punto estratégico para la señalización y vigilancia de la navegación de la zona, por eso, los tres itinerarios que podréis hacer en ella (tampoco da para más) están marcados por los caminos que se construyeron para el acceso a los faros y las torres que existen o han existido en la isla, son bastante cortos dentro de lo que cabe, y si vais con ganas y habéis llegado con tiempo, podréis hacer los tres en una misma jornada. Estos tres itinerarios se podrían clasificar por su nivel de dificultad, aumentando claro está el atractivo a medida que aumenta la misma.
El itinerario principal y más recomendado para mi gusto, es el que lleva al faro viejo, (far vell) en el pico más alto de la isla, el puig de Na Popia de 352m, a priori no parece mucho ¿verdad?, pero si os digo que para llegar a esa altura el trayecto a recorrer es de unos 4Km y se tarda algo más de una hora y media, la cosa cambia, ¿no?, jeje, la verdad es que se puede decir con toda claridad que esta excursión es la más dificultosa de las tres, pero con la misma claridad os puedo decir que es la más gratificante, y que si decidís no hacer alguno de los itinerarios de la isla, os recomiendo que no sea este, en mi opinión vale la pena. La pendiente no es excesiva, pero si constante, además el camino es bastante pedregoso y en algunos puntos está bastante invadido por la vegetación, por lo que os recomiendo que llevéis pantalones largos, así como ropa de repuesto para cuando lleguéis a la cima (por el sudor), los zig-zag del camino se pueden hacer interminables, si hacéis cuentas, descubriréis que para subir tan solo un metro de altura sobre el nivel del mar, necesitareis una media de unos 5 minutos (que mala leche :P), pero bueno, no quiero desanimaros, a lo largo del camino hay bastantes rellanos en los que podréis hacer una paradita para coger aire y disfrutar del paisaje.
Durante el camino, veréis una vegetación muy similar a la de Mallorca, garrigas de acebuche y lentisco aunque esta vez moldeadas al antojo de Eolos, y algún que otro pino carrasco (pinus halepensis) que es el pino que abunda en Baleares, no os asustéis si oís ruido de arbustos y no sopla el viento, ya os daréis cuenta de que no estáis solos cuando os encontréis con la omnipresente Lagartija Balear (Podarcis lilfordi) en esta ocasión la subespecie (giglioli) solo presente en Dragonera (ahora ya sabéis de donde viene el nombre de la isla), el color de estos dragoncitos, es más claro que el de los de Cabrera, y su miedo a los humanos es incluso menor, (siempre que haya comida de por medio claro), seguro que más que un susto, lo que os producirán son unas cuantas sonrisas.
Bueno, secado el sudor de la subida, para lo cual nos ayudara mucho la agradable brisa que siempre sopla en estas alturas, podremos respirar hondo, echar un suspiro, y embriagarnos con la maravillosa vista que se tiene desde el punto más alto de Dragonera, sin duda, una de las mejores vistas de Mallorca, por un flanco, la preciosa costa oeste de la isla madre y la bahía de Palma, por otro si el día es muy claro, podremos ver Cabrera y si nos fijamos bien Ibiza (estamos hablando de muchos kilómetros) y a nuestras espaldas, la vertiginosa visión de los acantilados de la parte oeste de Dragonera, (si hace mucho viento, no os acerquéis mucho) con la inmensidad del mar como telón de fondo. Creo que no podréis encontrar mejor sitio para pegar un mordisco a un buen bocata (con tomate y aceite ¿eh?, que hay que integrarse ;)).
Después de la merienda, además de al paisaje, no os olvidéis de echar un vistazo a la historia, si estáis de suerte y aún no han vallado las ruinas del faro viejo para su conservación (sé que estaba en proyecto) podréis echarles un vistazo por dentro, en este lugar, estaba situada en principio una de las dos torres de defensa que hay en Dragonera, estas torres, pertenecen a una red de torres existente en toda Mallorca que fueron construidas debido a las amenazas e incursiones que constantemente sufría la isla por parte de los Sarracenos (antigua tribu del norte de Arabia) desde la conquista cristiana de la isla, estaban colocadas en todos los puntos estratégicos de Mallorca y eran visibles entre si (en Cabrera también había una) así, estas se comunicaban mediante señales de humo y fuego, llegando el mensaje en segundos de una punta a otra de la isla (y sin satélites, jeje), estas torres también estaban equipadas con artillería pesada para evitar la incursión de embarcaciones indeseadas.
Esta torre de la que os hablo, no la podréis ver porque una vez ceso la amenaza, se derruyó para construir en su lugar el primer faro de Baleares. Para su construcción, se utilizaron materiales pertenecientes a la torre, pero esto no fue suficiente, y se necesito la ayuda incondicional de cientos de prisioneros de guerra que estaban aburridos los pobres, y decidieron echar una mano cargando materiales por todo el camino que habéis hecho para llegar al faro, (así que si en algún momento estáis cansados durante la subida, pensad en ellos, pensad en lo insignificante que resulta vuestro cansancio al lado del sufrimiento de aquella pobre gente, que encima lo hacían obligados y cargados de piedras, no como nosotros que lo hacemos por gusto, no me quiero ni imaginar la cara que habrían puesto si alguien les dijese que en un futuro la gente haría ese trayecto por puro placer). Es Far Vell, era uno de los faros más potentes, con un alcance de 50 millas, pero un sencillo problema natural, la constante aparición de niebla y nubes en la zona, hizo que se abandonara años más tarde.
Como solución al problema, se construyeron los faros de Tramuntana y Llebeig actualmente en funcionamiento, situados en los extremos NE y SO de la isla respectivamente, estos faros son objeto de los otros dos itinerarios que se pueden realizar, el del faro de Tramuntana, es el más corto y asequible de los tres, aunque no por ello está falto de encanto, la duración del trayecto es de media hora, la pendiente suave y el camino de tierra, para llegar hasta el faro atravesaremos una de las escasas zonas de pinar de la isla, de pino carrasco, acompañado este siempre por el brezo (Erica multiflora) y el romero (Rosmarinus officinalis), podremos también ver los arrecifes de los pequeños islotes de Els Calafats, zona de corrientes cuya flora y fauna marina es de gran importancia ecológica, siempre con la costa Mallorquina de fondo. El faro de Tramuntana es de los dos actuales el que primero se puso en funcionamiento, consta de un habitáculo no muy extenso en el que se instalo una de las familias que estaba a cargo del faro viejo tras su desmantelamiento, esta construido sobre una torre de 11m elevándose así unos 59m sobre el nivel del mar, con un alcance de 20 millas, la vida de los fareros en la isla, finalizó cuando en 1965 el faro se automatizó con una lámpara de aceite que tenia tres meses de autonomía, por lo que ya no era necesaria su constante presencia, actualmente funciona con energía eléctrica suministrada por placas solares.
Desde el faro de Tramuntana tenemos una preciosa vista de la costa Mallorquina, ya que es el punto de Dragonera más próximo a ésta, en esta misma costa, podremos divisar Cala Basset, una bonita cala de piedras con una torre de defensa situada en lo más alto del acantilado. Ya de vuelta, tendremos una fantástica (se me acaban los adjetivos) vista del Puig del Far Vell, donde podremos fijarnos en el contraste existente entre la suave pendiente de la parte este y la verticalidad de los acantilados de la parte oeste.
Y nos queda el faro de Llebeig (se pronuncia llebech), cuyo itinerario es el más extenso, 4,5Km, aunque no de pendiente pronunciada, el camino, esta vez fue arreglado por prisioneros republicanos de la guerra civil, en él atravesaremos la zona de pinar más extensa de la isla, veremos los cauces secos de los torrentes, algunas construcciones humanas como un bebedero para el ganado que aprovechaba el agua de lluvia que resbalaba por las rocas de superficie lisa, y la única cala de la isla con arena, Cala Cuco.
Este es el mejor itinerario para la observación de aves, Dragonera es junto con el islote de Es Pantaleu y la reserva de La Trapa (ya en Mallorca) una ZEPA (Zona de Especial Protección para las Aves), la mejor época para el avistamiento es la otoñal, época en la que podremos ver diferentes aves migratorias como estorninos o tordos, así como los sobrevuelos de algunas rapaces, como el cernícalo, o el halcón de Eleonor, característico del Mare Nostrum. Dragonera siempre ha sido conocida por halconeros de todo el mundo por las grandes dotes de caza de sus halcones peregrinos, aunque actualmente solo quedan tres parejas de esta especie, en contraste con las 300 de halcón de Eleonor.
Es cuando comenzamos a ver el mar de poniente cuando ya estamos llegando al faro de Llebeig, la influencia marina se deja ver en la vegetación, el faro yergue a 121m sobre el nivel del mar y esta situado en una torre de unos 15m, sus destellos pueden verse a 32 millas de distancia, junto a él, están las antiguas casas de los torreros y los obreros, hoy en día deshabitadas, también podremos ver en la zona, la otra torre de defensa de Dragonera, en bastante mal estado, la función de esta torre era impedir la entrada de barcos a cala Llebeig, en lo más alto de la torre, aún podemos ver la pieza de artillería que se utilizaba para tal fin.
Bueno, ya de vuelta, echad una última mirada a la isla, ahí se queda, tan cerca, y tan desconocida por tantos, incluso para muchos mallorquines, mientras tomáis algo en el café del puerto de Sant Elm, podréis seguir admirando a la isla de los dragones, y podréis guardar su imagen en papel fotográfico para el recuerdo. Recordad que un San Fermín de 1977 aquí se ganó una batalla, una batalla que nos da esperanzas y nos hace pensar a algunos, que aún no se ha perdido la guerra. Gracias a las personas que plantaron cara al urbanismo, al poder, al capital, podemos disfrutar hoy de esta isla, de esta isla de faros y torres.
Gracias por leerme y más gracias aún a los que habéis llegado al final,
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