En nuestra maravillosa escapada a Mallorca del verano pasado tuvimos ocasión de ir a las Coves del Drach, que a decir verdad es una de las cosas que merece la pena ver de Mallorca.
Simplemente como dato básico y de interés para algunos, comentar que tienen una longitud total de dos quilómetros y fueron exploradas por el espeleólogo francés Martel en 1896. Cabe destacar que lo más impactante para la mayoría de visitantes es el Gran Lago (lago Martel), lugar donde culmina el recorrido, está considerado como uno de los mayores lagos subterráneos del mundo.
Contenido de la Guía
¿Cómo son y dónde están?
Esta cueva consiste en un recorrido a través del cual vas viendo cómo se han formado impresionantes estalactitas y estalagmitas, incluso las tocas y ves que están húmedas, cosa por la que recomiendo que se lleve un calzado adecuado, porque el suelo puede resbalar, e incluso puede hacer un poquito de frío, así también sería recomendable que llevéis una chaqueta aunque sea verano.
Estas cuevas del Drach se encuentran cerca de Manacor, en Porto Cristo, si se va desde Palma pues se tarda casi una horita, pero tampoco se hace muy pesado el camino porque son carreteras buenas y vas viendo el paisaje… También hay multitud de excursiones organizadas en las que te incluyen el traslado y la entrada a las cuevas.
Lo primero que hay que hacer es llegar, que la verdad es que muy indicado hasta que casi has llegado no está, pero íbamos con el GPS y llegamos bien, hay un descampado de tierra donde se puede aparcar y en el que al llegar te das cuenta que está lleno de coches y que incluso hay autobuses, que parece aquello Lourdes de gente que hay, y eso que llegamos pronto!
Una vez allí
Pues nada, una vez aparcados corriendo a las colas de las taquillas, porque a las cuevas del Drach se entra por turnos y por grupos grandes, y te dan un tiquet con la hora de entrada, que si no recuerdo mal era a las horas en punto, y supongo que cuando lleguen a un determinado cupo de gente empiezan a dar tiquets para la siguiente hora. Las entradas valían 9,5 euros por persona, que está bien, la verdad es que pensaba que se aprovecharían y nos clavarían más.
Si no quieres complicaciones ni esperas en la cola, puedes contratar una excursión organizada con todo incluido (viaje, entradas, etc).
Una vez tienes tu tiquet te vas a la entrada de las cuevas a esperar que sea la hora, y nada más entrar te encuentras con un montón de vigilantes que van advirtiendo todo el rato que no se pueden hacer fotos, y pa qué más, basta que lo digan para que la gente no pare con las cámaras, que total, casi no se ve nada en las fotos por mucho flash que tengas porque está bastante oscuro e iluminado con una luz tenue (si, lo confieso, yo también intenté hacer fotos de estrangis, jeje). Que los vigilantes se ponían bordes y todo, decían a gritos «como vuelva a ver una foto más, saco a la persona fuera, ya he avisado!». Esto de las fotos tiene una explicación, a la salida intentan venderte unas postales, posters y videos de las cuevas por entre 10 y 13 euros si no recuerdo mal.
Pues nada, te vas adentrando en las profundidades y durante el recorrido ves partes en las que hay agua pero que parece que sea un espejo, es increíble lo transparente y cristalina que es esa agua, dan ganas de meter los piececillos ahí o pegarse un chapuzón.
El camino por las cuevas hacia el Gran Lago se realiza como bien he dicho por libre, a tu ritmo (dentro del transcurso de una hora), pero la acumulación de gente que hay (al menos cuando yo fui) hace que te sientes como grupito escolar, en fila una detrás de otro observando nuestro alrededor.
El concierto en el Lago Martel
Finalmente llegas a una especie de auditorio con bancos de madera (super incómodos porque no tenían respaldo), donde hay como una laguna (el lago Martel), entonces si eres de los primeros que llegan como fue nuestro caso, te tienen allí como un cuarto de hora destrozándote la espalda en el banco (porque encima están muy juntas unas filas de las otras y el de detrás de ti te está clavando las rodillas en la espalda), esperando a que llegue toda la gente del grupo que ha entrado a tu hora y se sienten.
Cuando ya estamos todos por megafonía nos explican que van a hacer como un espectáculo con unas barcas y música para que veamos la acústica de la cueva, eso si, nosotros los españolitos muy educados lo decimos todo en 4 ó 5 idiomas para que todo el mundo lo entienda, pero luego ves tu por ahí al extranjero a ver si te dicen nada en tu idioma, que lo dicen todo en el suyo propio y como mucho si hacen un esfuerzo lo dicen en inglés para los afortunados que lo entiendan.
Y una vez terminada la explicación apagan las luces y ohhhh¡ empieza a escucharse una deliciosa música de piano y violín…las luces empiezan a encenderse imitando un precioso amanecer y de repente divisas, no muy lejos, porque el lago no da para más, tres barquitas de pescadores iluminadas únicamente por unas luces en la falda de la barca que les confieren un aspecto muy romántico. La iluminación es obra del arquitecto Carles Buhigas, tanto del lago como del total de la cueva.
Todo es ideal, la música clásica, el suave juego de luces imitando un amanecer…pero cuando las barquitas dan las dos pasadas de rigor yo ya estaba aburrida y deseando que nos dieran la orden para levantarnos y seguir nuestro camino.
Cuando acaba dicen que si quieres puedes cruzar la laguna en barca, entonces avalancha, todo el mundo corriendo y empujando para ser los primeros en montar en la barca. Pero bueno, este lago es lo especial que tienen estas cuevas, es su más preciado tesoro. Por este motivo os recomiendo que os sentéis en la zona izquierda y baja de los bancos.
Después has de seguir el camino a pie que te lleva a la calle, y en la salida está el puesto donde venden las fotos que os comentaba antes, pero no vi que nadie comprara nada.
Una vez fuera, hay lavabos, un puesto donde venden bebidas y máquinas de vending, pero no hay nada más por allí.
Otros datos útiles
Abren a las 10 de la mañana y cada hora en punto hay visitas, con «concierto» pero sin guía. La última visita, en principio es a las 5 de la tarde, pero según la afluencia de público aciertan a añadir otra visita más a las 6. Nos advirtieron que se formaban colas bastantes pesadas en las taquillas.
El recorrido, incluyendo concierto, dura 1 hora casi exacta y el recorrido se hace bastante ameno.
Para aquellas personas que sufran de claustrofobia, que no tengan miedo, son unas cuevas muy amplias, de fácil acceso y en ningún punto del trayecto se sentirán encerrados.
En cuanto a la temperatura, evidentemente hace un poco de fresquito, pero tampoco lo podemos considerar frío, yo estuve en pleno agosto y la verdad es que mi cuerpo agradeció esa temperatura. Se supone que la temperatura en el interior de las Cuevas del Drach ronda los 20 grados.
En los alrededores, a la entrada, hay un bar-restaurante y una tienda de suvenires.
Opinión personal
Las cuevas del Drach son bonitas, quizás a mí no me resultaron tan espectaculares porque ya había visto algunas parecidas en otros sitios, por ejemplo las cuevas de Postojnska en Eslovenia son de ese estilo pero mucho más grandes, incluso te llevan un tramo con unas vagonetas por una vía, pero están bien, son bastante recomendables, es una visita obligada si vas a Mallorca. Creo que había otras cuevas similares en la isla, pero tengo entendido que esta es de las más grandes.
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