A poca distancia podíamos ver la fachada barroca de la iglesia de los Santos Justo y Pastor, pero hoy no era nuestro objetivo. Sino el pequeño parque botánico de Granada de apenas 100 x 30 metros, que se extiende delante del centro universitario.
Tuvimos suerte, estaba abierto. Sólo lo hace por las mañanas, de lunes a viernes, para cualquier consulta hay que recurrir al teléfono 958/24 34 49.
Ocupa un solar irregular, casi triangular. Entre la calle Málaga y la Facultad, teniendo a sus laterales las calles Duquesa y Escuelas. Paralelamente a la calle Duquesa se levantan siete pares de parterres, de forma pareada, dejando entre ellos el suficiente espacio para un tranquilo paseo peatonal. En cambio por la paralela a la calle Escuelas se alzan dos enormes parejas de parterres, donde precisamente nos sentimos mucho más cómodos porque se hallan en un rincón apartado y el paso de estudiantes y curiosos era menor.
Por fuera está cerrado este Jardín Botánico por una verja decorada con jarrones. En la puerta de entrada dos relieves de Francisco Morales, en 1877, que representan a los botánicos Antonio José Cavanilles y De la Gasca y Segura.
Este espacio lúdico se construyó en 1783, en estilo francés, que se caracteriza por no permitir el desarrollo libre de la naturaleza sino por estructurarla bajo rígidos conceptos geométricos. Así, siguiendo los criterios estéticos del siglo XVIII, se dividió el jardín en una trama de calles rectas y perpendiculares, donde las especies vegetales se concentran dentro.de setos magníficamente cuidados.
Ese es el principal elemento a considerar en la construcción de un jardín, que precisa de un mantenimiento constante y especializado. De ahí que el propio ayuntamiento de la ciudad tenga que intervenir directamente para que este espacio verde se conserve en los niveles de calidad en que lo hace. Fruto de esta colaboración son los títulos que identifican a las distintas especies, los rótulos con que se ha bautizado a las calles con el nombre de afamados botánicos.
Como punto negativo el hecho de que, desde 1969, se haya utilizado parte de este privilegiado Jardín Botánico como aparcamiento. Al principio el sentido de este Jardín era medicinal, como complemento El origen de esta Facultad de Derecho se halla en la expulsión de los jesuitas por Carlos III en 1769, instalándose en sus instalaciones escolares la Facultad de Ciencias.
Según nos contaron en la Oficina de Turismo existen intenciones de restaurar este Jardín Botánico, devolviéndole un aspecto similar al que pudo tener en sus orígenes, porque la plantación indiscrimada de especies arbóreas lo ha convertido en un pequeño caos. Como pudimos observar, entre los 70 árboles, abundan los naranjos amargos, plantados en cualquier sitio y con cualquier compañía; las palmeras y las cupresáceas. Lo ideal, es algo obvio incluso para los no aficionados a la jardinería, es distribuir las especies por hábitats, cuando aquí las especies se hallan desordenadas por muchos años de falta de rigor.
Bienvenido sean, pues, esas medidas de remodelación de este Jardín Botánico, a las puertas de la universidad. Aunque se ha oido ya tantas veces que se iban a acometer estas reformas, que se hace difícil creerse que esta vaya a ser la «refinitiva».
Para la propia Granada este Jardín Botánico ha sido durante mucho tiempo un oasis aislado, cerrado por verjas de hierro y por el olvido, envidiado por los transeúntes por los gigantescos árboles que se podían ver desde fuera.
Como el ginkgo, su emblema, un auténtico fósil que en Chia consideran un árbol sagrado, adornado con un poema escrito por Martín Vivaldi.. O el ciprés que se halla al lado de la entrada. O el pino canario, en peligro de extinción, que sólo se encuentra en zonas muy húmedas y umbrías del sur peninsular porque no soporta el frío. O el macasar, que huele de maravilla. O el mandarino. O la sofora. O el árbol de Júpiter. O el abeto rojo… Así hasta 70 especies, cada cual más exótica. Si consultas su página web puedes ver la ubicación de cada árbol dentro del parque.
Haciéndonos posible disfrutar de la compañía de árboles del lejano Oriente y del otro lado del Charco, de auténticos lujos vivos junto a los cuales se eleva nuestra calidad de vida.
Si estás de visita en Granada te recomiendo respirar un poco de naturaleza, a nosotros nos encantan estas pequeñas plazas granaínas, poseen magia y una tranquilidad que contrasta con el trajín de los grandes atractivos turísticos de esta milenaria ciudad. Aquí nadie se siente forastero, se respira…
Y si eres de Granada o sus alrededores, ¿a qué esperas?
En todo caso recuerda que siempre puedes utilizar la línea 5. Nosotros usamos el parking más cercano, porque después queríamos almorzar en Armilla, pero ésa es otra historia.
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