Playa Montaña de Arena es un trozo de arena, de mar y de libertad que podemos encontrar en el suroeste de la isla de Gran Canaria (mi lugar de nacimiento y por el momento, mi cálido hogar)
Con unas dimensiones de 250 metros de largo por aproximadamente 38 metros de ancho, Montaña de Arena es una playa para disfrutar plenamente de la tranquilidad y el nudismo, siempre que los campistas lo permitan, ya que durante las épocas de vacaciones por tal o cual motivo éstos -vestidos – inundan la arena de punta a punta con sus casetas y sus ruidosos comportamientos.
Sin tener nada en contra de este tipo de veraneantes, puesto que yo formo parte de él en ocasiones, sí he de decir que la playa cambia su habitual perfil y deja de ser por momentos ese espacio casi virgen del que disfrutar del sol y el sosiego.
Los campistas permanecen vestidos y creo que es una falta de respeto hacia los nudistas habituales de la zona, puesto que nunca ocurre a la inversa y probablemente si ocurriera, pronto alguien haría lo posible para que se llevaran en volandas al «exhibicionista». Es cierto, y eso lo he vivido yo, que en cuanto empieza a llegar la gente con sus casetas y demás «bártulos» el resto de los bañistas se sienten algo cohibidos y en menos de nada los nudistas o hacen mutis por el foro, o se mimetizan con los recién llegados adoptando sus hábitos textiles.
La arena es digamos, dorada mate (no brilla tanto como la de la playa de Maspalomas, que por cierto, ¡¡¡algunos folletos turísticos la sitúan en Tenerife!!!! mejor dejarlo para otra opinión) y la urbanización de la misma es – afortunadamente y por el momento – nula, aún permanece vírgen por lo que hay que subir las ventanillas del coche para no acabar de camuflaje por la polvareda que levantan los coches al cruzar la pista de tierra que conduce hasta la montaña.
El acceso a la playa hay que emprenderlo a pie con mucho cuidado de no resbalar y caer al precipicio (en canario, «risco»…de ahí los sabios consejos de mi madre «cuidadito no te vayas a esriscar por ahí quería cuando vayas a esas playas peligrosas a las que vas»).
Salvando bien los obstáculos de las piedras llegamos a la arena y podemos al fin quitarnos esas cárceles de marca que todos llevamos a cuestas y abandonarnos al mar, algo frío y sin demasiado oleaje, ideal para el baño. Como no es demasiado ancho el tramo de arena desde el punto donde finaliza la montaña que lógicamente – de ahí el nombre – es de arena y piedra compacta hasta donde empieza la orilla, hay que tener en cuenta este detalle cuando sube la marea.
Carece de ningún servicio (malo para la comodidad que atosiga nuestras mentes, bueno para la conservación de la zona) y es necesario coger el coche para ir al supermercado o proveerse de cualquier producto.
Eso sí, el puerto deportivo más próximo es el elitista Pasito Blanco, con su tranquila y bien vigilada urbanización. Para alucinar con los «modestos» barquitos que se dejan caer por la zona.
Aunque en las guías de naturismo Montaña de Arena aparece como una playa naturista, en mi opinión sería más exacto encuadrarla en la de playa nudista, puesto que el nudismo se puede decir que forma parte del naturismo pero no a la inversa. Mientras los naturistas viven la naturaleza como su segunda piel o su entorno natural realizando todas las tareas tanto domésticas como de cualquier otra índole totalmente desnudos, los nudistas limitan su práctica a determinados espacios como pueden ser las playas.
Pienso que ambos grupos viven al máximo ese momento en comunión con la naturaleza prescindiendo de un elemento que además de abrigo (lo cual es de agradecer sobre todo en esta época) nos regala, por otro lado, un manual de represión y de vergüenza al propio cuerpo que ha acompañado a nuestras generaciones desde tiempos remotos (supongo que todo empezó en la Edad Media con su concepción de lo espiritual por encima de lo físico).
Que digo yo, ¿que hay más placentero que sentir con toda la piel en lugar de sentir únicamente con las manos o la cara, que es, después de todo, lo único que mantenemos desnudo? ¿No es casi una experiencia espiritual, ya que las sensaciones superan al cuerpo, trascendiéndolo? Aunque yo no sea naturista, imagino que debe de ser un auténtico placer descubrirse a uno mismo en todo su esplendor. Algún día tendré que pasarme por esos pueblos 100 % naturistas a ver qué tal. 😉
Curiosamente el nudista es menos mirón que el que va en ropa de baño…será por aquello del morbo que supone el «sugerir» en vez del «mostrar»… que también tiene un encanto incuestionable, para qué nos vamos a engañar.
Cómo llegar
He destripado en este poco rato que tengo decenas de webs intentando buscar indicaciones acerca de cómo llegar, qué entrada es, etc…sin suerte. Pero en cualquier mapa actualizado de la isla encontrarán todo lo necesario. Hace tiempo que no voy y ya empiezo a echarla de menos pero si no recuerdo mal, la entrada era la siguiente a la de Playa de las Mujeres.
Conviene tener los ojos muy abiertos porque aunque está señalizado hay que girar hacia la izquierda (si se llega desde el sureste) invadiendo el carril contrario, no es que sea peligrosa porque hay visibilidad pero al estar tan cerca de la entrada a Playa de las Mujeres se puede acabar dando un giro brusco sin necesidad.
Confío en picar la curiosidad de más de un@ …otro gran tesoro del nudismo (más o menos recién descubierto por mí) aguarda mi opinión…
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