Medina Azahara

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La primera vez que visité esta «ciudad» fue hace casi 20 años y la verdad es que sólo recordaba que me gustó pero tampoco mucho más. Así, aprovechando la proximidad y el buen tiempo, decidimos pasar un fin de semana de Córdoba y visitar Medinat al-Zahra, y comprobar como iban las labores de reconstrucción y excavación de la zona.

El conjunto arqueológico de Medinat al-Zahra se encuentra situado a unos 5 kilómetros de la ciudad de Córdoba, en la carretera que lleva a Palma del Rio. Fue mandada construir por Abderramán III con fines principalmente políticos, ya que al califa se le exigía la edificación de una ciudad para demostrar su poder y superioridad.

Un poco de historia

Medina Azahara fue una ciudad palaciega, que mandó construir Abderramán III en 936. Las crónicas de la época recogen diversos testimonios del lujo y esplendor de esta ciudad, que dejaba asombrados a cuantos la visitaban.

Tuvo una vida muy corta ya que fue arrasada e incendiada por los beréberes en 1013, durante la guerra que acabó con el Califato de Córdoba.

Posteriormente sufrió el expolio de sus materiales, que se reutilizaron en otras construcciones, hasta que en 1911 se iniciaron las primeras excavaciones arqueológicas.

Aunque las realizadas hasta la actualidad no suponen sino una pequeña parte de la extensión que tenia la ciudad, poco mas del 10 %, sirven para hacerse una idea de lo que debió de ser esta fastuosa urbe.

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Visitando Medina Azahara

Medina Azahara está situada en la falda de un monte, lo que hizo que se organizara en terrazas: en la superior se encuentra el Alcázar, que comprende la residencia del califa y de altos dignatarios así como dependencias administrativas y militares; la intermedia la ocupan jardines y el gran salón de recepción y, en la inferior, se situaban la mezquita (excavada) y las edificaciones de la ciudad.

Es de forma rectangular y de una extensión de 112 hectáreas y se extiende al pie de las últimas estribaciones de Sierra Morena, zona de gran belleza natural. La mayoría de los edificios constan de amplias terrazas para aprovechar las vistas y el terreno.

El acceso al interior se realiza por una puerta en codo, típica de la arquitectura defensiva islámica.

Terraza superior

Pasada la puerta, a la derecha, se encuentra el sector residencial. Los restos de las viviendas superiores se ordenan en torno a dos grandes patios cuadrados. Al oeste, en la parte más elevada del Alcázar, se halla la Casa Real, en proceso de restauración.

A la izquierda de la puerta de entrada se encuentra el sector oficial. En él destacan la Casa de los Visires y el gran Pórtico. La Casa de los Visires es un conjunto de habitaciones que comprende un amplio salón basilical rodeado de varias dependencias y patios. En el salón se realizaban las audiencias civiles de los visires. El jardín de delante es moderno.

Por unas calles en rampa se llega al gran Pórtico, que era la fachada de una gran plaza de armas. Solo queda en pie una pequeña parte de esta magnifica arquería, que estaba formada por 15 arcos y que constituía la entrada monumental al Alcazar, por donde accedían las embajadas.

Terraza intermedia

En el camino de bajada a esta terraza, se ven, a la izquierda, los restos de la Mezquita, construida en la terraza inferior. Se distinguen las cinco naves, perpendiculares al patio rectangular y, en el muro Noroeste del patio, la base del alminar.

En la terraza intermedia, dominando los jardines, se alza la joya de este yacimiento arqueológico: el Salón de Abderramán III. Antes de llegar hasta él, en las estancias anexas, pueden verse unos baños. La restauración de este salón de recepción, conocido como salón rico, nos da una idea de la magnificencia que debía de tener la ciudad en el siglo X y del impacto que causaba en sus visitantes. Se utilizaron los mejores materiales para construir y decorar el pórtico de entrada y las tres naves que lo forman. Bellos arcos de herradura con alternancia de dovelas apoyan sobre columnas de mármol gris y azulado. El suelo está pavimentado con grandes losetas de mármol blanco. Merece la pena fijarse en los espléndidos paneles de piedra tallada que recubren los muros. Su decoración presenta motivos geométricos y vegetales; estos últimos son una estilización del tema del árbol de la vida, muy utilizado en el arte hispanomusulmán.

Frente a él, en el centro de los jardines y rodeado por cuatro albercas, se sitúa el Pabellón Central, donde los visitantes esperaban antes de ser recibidos en audiencia por el califa.

Fue necesario crear una compleja infraestructura de vias de comunicación, de canales de agua y abastecimiento de materias primas, que dotaron a la ciudad de su autonomía con respecto a Córdoba.

En su época de esplendor fue de las más bellas y desarrolladas, aunque duró muy poco, apenas unos 60 años debido a las luchas internas que provocan la caída del califato Omeya de occidente y la división de Al-Andalus en los numerosos reinos de taifas. Fue saqueada durante siglos y se terminó conociendo como «Córdoba la vieja» . No sería hasta principios del siglo XX cuando las primeras excavaciones iniciaron su descubrimiento.

Se ha podido descubrir que se trataba de una ciudad dividida en dos zonas una la doméstica y privada y la otra la administrativa, aunque lo excavado en la actualidad solo corresponde a la zona central donde estaba situado el Alcazar y que constituye solo la décima parte de la extensión total de la ciudad.

Las excavaciones pueden recorrerse como se quiera, pero hay un itinerario aconsejado que te va haciendo pasar de una zona a otra para observar su grandiosidad y por su puesto, ni que decir tiene que es mucho mejor llevar guia para no perder detalle de lo que se está haciendo y del significado que cada cosa tenía en su época.

Medina Azahara

Los elementos decorativos y arquitectónicos recuerdan mucho a los de la mezquita de Córdoba, los arcos de herradura de las columnas, motivos vegetales y geométricos, alacenas en los muros… Llama la atención el ataurique que es un elemento decorativo realizado en bajorrelieve con motivos vegetales y geométricos realizados sobre placas de piedra caliza que adhieren a las paredes tanto interiores como exteriores de los edificios más importantes. Algunos de los salones están perfectamente restaurados y se pueden contemplar y riqueza de los materiales utilizados y el detalle en la elaboración de los decorados y de los jardines con los que contaban.

Museo Medina Azahara

Y es que si vamos al yacimiento obligatoriamente hemos de pasar por el museo, ya que es desde éste, desde dónde se parte hacia el yacimiento, ubicado a 1 km. aprox. de distancia.

Nosotros partimos hacia Medina Azahara a eso de las 2 de la tarde del domingo, poniendo como dirección la Carretera Palma del Río, km. 5.5. Ahí hay un desvío que nos indica que en 3 km. estaremos en el yacimiento. Así hicimos, y llegamos hasta un gran parking en el que había barrera pero ésta estaba subida, así que entramos sin más, sin pagar nada por aparcar el coche, y pensando que ya estábamos en las excavaciones arqueológicas.

Así indicaban los carteles, pero nos equivocamos, el desvío de la carretera nos lleva en primer lugar al recinto del museo, una zona bastante extensa, con un edificio moderno y sobrio como principal protagonista. Y es una vez dentro del museo, en la entrada, dónde la chica indica que eso es sólo el museo, que hay una proyección y que cada 15 min. parte un autobús hacia el yacimiento, dándonos ella los tickets. Vamos, que aunque en la web de turismo pone que la visita al mismo es gratis, no es del todo cierto, puesto que hay que pagar el autobús, poco más de 2 euros la ida y la vuelta, ya que en coche no se puede ir, o al menos eso dejaron entrever (cuando llegamos al parking del yacimiento si había barrera, la cual levantaron para el autobús, pero no había coches salvo los de los empleados del lugar). En fin, todo esto para explicaros que no se va directamente al yacimiento y que se pasa por el museo, y luego hay que coger bus para ir y bus para volver, con el consiguiente gasto e invirtiendo mucho más tiempo (esto es importante de cara a organizaros una futura visita).

Y ahora sí, tras comentaros eso, que yo creo bastante importante, me centraré en el museo, que por cierto fue premiado como el Museo Europeo año 2012, ahí es nada. Así, con éste trofeo que exponen en los pasillos del mismo casi a la entrada, bien puede merecer la pena dicha parada antes de ver el yacimiento, y la verdad es que así fue.Pero antes de meternos de lleno en la visita al museo, os dejo los horarios del mismo, y así como la frecuencia de los autobuses hacia el yacimiento, y son:

Horario museo:

  • Del 16 de septiembre al 30 de abril de Martes a Sábado: 10:00-18:30 h.
  • Del 1 de mayo al 15 de septiembre de Martes a Sábado: 10:00-20:30 h.
  • Domingos y festivos: 10:00-14:00 h. LUNES CERRADO

Horario autobuses:

  • En verano: de 10:00 a 20:00 h.
  • En invierno: de 10:00 a 18:00 h.
  • Freciencia: Cada 15 min. (aunque en la entrada pone cada 30 min.)

Como veis, horario prácticamente ininterrumpido, y bastante amplio, lo que facilita su visita, y lo hace más accesible teniendo en cuenta su ubicación a 8 km. de la ciudad.

Nosotros fuimos en coche hasta la zona, pero si estáis de paso y habéis ido en tren u otros medios de transporte, lo mejor es coger el bus que va desde Córdoba hasta el museo (de ahí al yacimiento ya va el otro bus que os decía). Os dejo un enlace con más información: http://www.turismodecordoba.org/bus-diario-a-medina-azahara.cfm

Y ahora si que sí, vamos con el museo, el cual fue inaugurado por la Reina Sofía en el año 2009, y constituye un gran toque de modernidad con respecto al yacimiento en sí. Modernidad y diseño visibles tanto exterior como interiormente. Ya cuando aparcamos en el gran parking que hay a la entrada, nos damos cuenta que estamos en una zona nueva, de reciente construcción, con zona de jardines y merendero incluidas. No obstante, zona que está a pleno sol, sin apenas sombras, lo que debe de hacer de la misma un rincón casi infernal en pleno verano, teniendo en cuenta las temperaturas de la zona. Los jardines se nota que son también recientes y que aún tiene que crecer lo plantado, para aportar sombra o incluso darle un poco más de «color» a la zona.

Una vez damos una vuelta por el exterior, nos dirigimos ya hacia el interior a través de unas «pesadas» puertas de cristal. Todo el museo está habilitado para minusválidos. Sorprende ver que no hay mucha gente en su interior, que prima el minimalismo, las líneas rectas, y los colores blanco y marrón en la decoración. Al entrar nos topamos con el mostrador dónde la chica nos informa de lo que encontramos dentro y de la proyección que está a punto de empezar. Así, el museo se divide en varias salas.

El auditorio dónde se hace la citada proyección, las salas del museo en sí, y luego una especie de biblioteca, una tienda (que estaba cerrada), la cafetería, los baños y otras dependencias. Así, lo más interesante, independientemente de la película, es la exposición permanente del museo, y que por supuesto, versa sobre Medina Azahara (objetos que han ido encontrando, información de cómo se construyó, restos de edificaciones como por ejemplo de la mezquita, de los salones, etc). Y dentro de esa exposición, podríamos distinguir varias partes bien diferenciadas, que son:

El surgimiento de Medina Azahara, su construcción, lo que era la ciudad y la población, y por último, su destrucción y posterior descubrimiento. Así nos toparemos con toda la información necesaria para cuando estemos pisando la ciudad en sí, sabiendo de antemano lo más importante y pudiendo percatarnos de detalles que antes de la llegada del museo bien podrían pasar desapercibidos (hay que tener en cuenta lo reciente que es el museo, como os decía arriba).

Respecto a la proyección, deciros que el auditorio está bastante bien. Es grande, tiene capacidad para mucha gente (para tratarse de un museo), es moderno, los asientos son muy cómodos, y lo que es más importante, la película expuesta merece la pena por lo bien que está hecha y por cómo lo explica todo, mezclando imágenes reales del yacimiento, de sus diferentes partes, y recreándolas respecto a como eran en el pasado durante la época de máximo esplendor de la ciudad ya extinta. Con la película nos enteramos de lo más importante, y no se hace pesada ni tediosa, es más, por cómo está hecha, hasta se hace corta (sobre todo para los que nos gusta el tema de arqueología, historia y demás).

Una vez vista la proyección, que por supuesto no es obligada, si queréis podéis pasar directamente a la exposición, llega la hora de ver el verdadero museo que a priori no es tampoco muy grande. La verdad es que me gustó mucho tanto por como está expuesto todo (limpio, ordenado, claro, iluminación), como por todo la información que facilita (información en castellano y en inglés). Así, nos moveremos entre platos, vasijas, monedas y objetos decorativos, entre otros, y todo ello procedente de la antigua ciudad, y así como restos de algunos de los edificios y hasta recreaciones virtuales (es un museo moderno dónde los haya).

Todo ello dividido en dos plantas. La última hace las veces de mirador de Sierra Morena (hay un panel dónde destacan los puntos más interesantes, incluyendo las ermitas de la zona). No obstante, del mirador esperaba un poco más, la verdad, pero bueno, no está mal para tratarse de una tercera planta bastante baja. Volviendo al museo, deciros que la visita del mismo se hace la mar de agradable e interesante, sin llegar a saturar, pues las piezas apenas sí sobrepasan las 150 y hay mucho margen para moverse entre las vitrinas y lo expuesto (además no suele haber tanta gente como en el yacimiento). Conviene decir que 163 son las piezas expuestas, pero en conjunto sobrepasa esa cantidad, si tenemos en cuenta todos los restos (capiteles, mármoles, etc.).

¿Merece la pena visitar el museo de Medina Azahara?

Teniendo en cuenta que para visitar los restos de la ciudad antes hemos de pasar casi «obligatoriamente» por el museo, creo que sí merece la pena. Al margen de eso, el museo creo que merece la pena por sí solo, por lo bien que ha sabido exponer todo lo que se ha ido encontrando en las excavaciones, por la información que aporta, por lo moderno del mismo (tanto arquitectónicamente, como en recreaciones virtuales, la película expuesta, etc), porque su visita es gratuita y porque nos introduce en la que antes era una de las ciudades más importantes e influyentes de la época.

Como podéis ver me ha encantado, para mi fue un día maravilloso , y lo mejor de todo era ver todas esas arcadas árabes, y pasearse libremente entre las construcciones antiguas, desgastadas por la lluvia y el viento , es como si respirásemos historia por sus caminos.

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