La playa de Vizcaya a la que más veces he acudido es la de Barinatxe, o también llamada La Salvaje. Está situada entre los municipios de Sopelana y Getxo y si tuviera que definirla con una sola palabra, diría que es simplemente preciosa, por muchos motivos, pero el fundamental es que es muy amplia, pero está cortada por acantilados, lo que da un resultado de lo más pintoresco.
Se pueden realizar muchas actividades en ella, pero sin duda, es conocidísima entre los surfistas porque al ser una playa abierta, las olas son muchas veces espectaculares.
Como contrapartida, los amantes del parapente, porque en sus acantilados hay muchísimo viento, así que la estampa desde lo alto de los acantilados es increíble, con los surfistas en el mar y los parapentes en el aire.
Contenido de la Guía
Cómo llegar a la Playa Salvaje de Bilbao
Se puede acceder a ella en coche (tiene un amplio aparcamiento en la parte de arriba), o en transporte público, siendo la parada de metro más cercana la de Larrabasterra, aunque eso sí, desde la estación hasta la playa, tendréis que caminar algo más de un kilómetro, siendo más o menos la mitad del trayecto cuesta arriba.
También hay líneas de autobús que salen desde Las Arenas, pero en este caso, no sabría deciros exactamente dónde os deja, pues no he tomado nunca esta línea para ir a la playa.
Una última recomendación: el acceso a la playa es desde unos acantilados por los que se baja (y se sube) un desnivel de unos 5 pisos por unas escaleras de piedra desiguales, así que además del cansancio que conlleva, es buena idea no ir si se tiene dificultades de movilidad. También es interesante no ir demasiado cargado (nada de llevarse la casa a cuestas como se hace en las costas del Mediterráneo) pero sí llevar algo de agua, fruta o un bocadillo para no tener que subir y bajar si el hambre aprieta.
La playa
La playa de Barinatxe está dividida en dos partes:
- a la izquierda Larrabasterra, la parte nudista
- a la derecha Peñatxuri.
Yo suelo frecuentar la zona derecha ya que todavía no me he atrevido a enseñar mis encantos al público pero, de pequeñita, me acuerdo que solía ir a la zona nudista. No nos poníamos en pelotillas, ya que tampoco la gran mayoría lo hacía, pero sí que me acuerdo que había bastantes que sí (sobre todo a la derecha del todo).
La parte derecha, en mi opinión, ofrece más servicios que la zona nudista. Ambas disponen de duchas pero Peñatxuri cuenta con baños, chiringuitos con terraza y bares. Además, los bares de esta playa suelen ser zona de marcha para los jóvenes ya que suelen cerrar bastante tarde y. por la noche, se convierten en disco-pubes.
Tiene servicio de socorrista, lo que no es de extrañar, ya que como os digo, el oleaje es bastante fuerte. Es fundamental hacer caso siempre a las indicaciones de los socorristas, jamás bañarse con bandera roja (a veces parece que la ponen por nada, las olas parecen medianas, pero el problema son los remolinos y la resaca que te impide regresar a la playa) y tener mucha precaución con bandera amarilla (no alejarse demasiado de la orilla, ya que en ésta y en otras playas del Cantábrico la pendiente de la arena a menudo se interrumpe de forma brusca en un hoyo o un pico bajo nuestros pies, y es sumamente peligroso perder pié con oleaje fuerte, o a veces la corriente nos arrastra inadvertidamente de forma lateral hacia las rocas, es fundamental tener siempre un punto de referencia en tierra firme y no perderlo de vista). De la bandera verde no hablo porque que yo recuerde en La Salvaje no se ha visto nunca.
En esta playa además (y en otras de la misma costa) es habitual encontrar rocas semienterradas en la arena a baja profundidad, lo que ocasiona cortes y rozaduras en los pies, es muy recomendable usar unos escarpines de neopreno o unas cangrejeras.
Dada la fuerza del oleaje y del viento el agua está siempre turbia, con arena en suspensión y algas arrancadas del fondo del mar, así que es absurdo llevar gafas o tubo porque no se ve nada y es imposible nadar (las olas se suceden muy rápidas y fuertes), Lo único que se puede hacer es jugar a saltar las olas, que también tiene su encanto.
En bajamar con cuidado se pueden explorar las rocas que quedan a izquierda y derecha de la playa, que esconden infinidad de bichos, y para los que no se atrevan con tanto, la playa justamente posterior, Artxibiribil, es mucho más accesible y tranquila.
La arena es muy fina y de color dorado, así que se está tremendamente a gusto tomando el sol en la toalla. En la arena se puede practicar el deporte popular del País Vasco por excelencia, las palas (una especie de tenis con raquetas de madera maciza), aunque el viento no lo facilita demasiado, y por último, mucha atención al sol y las quemaduras: con el aire fresco y el cielo frecuentemente nublado es habitual ver gente que no se protege debidamente y las quemaduras son tremendas. Aunque no se sienta calor o esté nublado el sol pega igual.
No es especialmente larga, pues cuenta con algo más de 750 metros, de modo que no podréis dar largos paseos, pero bueno, se tratará de dar varias idas y vueltas si lo que queréis es caminar.
Altamente recomendable esta playa para los surfistas. Así que si os pasais por aquí, no os olvideis de visitar esta bonita playa, seguro que no os desilusiona.
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